Para quienes están al tanto de la actualidad política, el término "relato" resulta familiar. Es una expresión ampliamente usada por analistas, periodistas y políticos para referirse al enfoque o perspectiva de una opción política que logra predominar en la opinión pública.

Sin embargo, a menudo se menciona el "relato" sin una comprensión clara de su significado.

Desde mi experiencia como consultor en comunicación política durante más de 18 años, sobre cómo construir relatos, considero que un relato no es más que la intención de transmitir un mensaje utilizando una estructura narrativa. En esencia, ese mensaje representa nuestra visión o perspectiva.

¿Por qué es tan relevante la narrativa en la comunicación? Desde tiempos remotos, la humanidad ha transmitido hechos importantes, eventos significativos o cambios relevantes a las siguientes generaciones mediante una estructura narrativa sencilla: inicio, desarrollo y conclusión. Este esquema incluye una introducción que contextualiza, un desarrollo que narra los acontecimientos, y una conclusión que transmite el mensaje central o aprendizaje. Este formato, tan arraigado en nuestra cultura, genera familiaridad y facilita la comprensión y memorización del mensaje, lo que a su vez permite transmitirlo con mayor eficacia.

En el ámbito político, el relato trasciende una simple historia o discurso. Se trata de articular quiénes somos, qué nos distingue y cuáles son nuestras metas, todo ello a través de una narrativa bien construida.

Cuando hablamos de relato político, nos referimos tanto a una estructura narrativa como a una línea temporal: el pasado ("de dónde venimos"), el presente ("dónde estamos") y el futuro ("hacia dónde vamos"). Estas dos estructuras deben complementarse para construir un relato sólido.

El "de dónde venimos" se enfoca en momentos clave del pasado del protagonista, los cuales explican cómo se llegó al presente. Es crucial decidir cuándo comienza la historia, ya que ese punto inicial debe dar coherencia al relato completo y conectar con el "hacia dónde vamos". Además, los hechos seleccionados deben ser auténticos y reconocidos por el público al que se dirige el mensaje. El "dónde estamos" describe el presente, el cual puede haberse definido recientemente o desde años atrás, dependiendo de cuándo la situación actual se estabilizó. Finalmente, el "hacia dónde vamos" encapsula la visión política del candidato o líder: la dirección en la que desea llevar al país o comunidad. Este último elemento da sentido al relato y a las acciones propuestas, ayudando a responder preguntas clave sobre el futuro.

Una cita de Tom Clancy ilustra esta idea: *“¿La diferencia entre la realidad y la ficción? La ficción siempre tiene sentido”*. Al construir relatos, seleccionamos hechos relevantes y los ordenamos de manera lógica para reforzar el mensaje, lo que les da coherencia y propósito.

En las democracias occidentales, las elecciones ya no son simplemente competencias entre programas políticos; ahora son enfrentamientos entre relatos. Cada candidato busca articular una historia personal que refleje una visión del país y sus valores, considerando los temas clave del momento.

El Partido Republicano de Estados Unidos ejemplifica esta estrategia. Sus candidatos han representado narrativas personales adaptadas al contexto político: John McCain (2008) fue presentado como héroe de guerra en un periodo de conflictos en Afganistán e Irak; Mitt Romney (2012) como un gestor eficiente en tiempos de crisis económica; y Donald Trump como un outsider antiestablishment en medio de un auge populista y descontento hacia la política tradicional.

Estas historias personales reemplazan en gran medida el peso que antes recaía en los programas y equipos políticos. Hoy, es más probable que los votantes recuerden el relato de un candidato que sus propuestas específicas.

Más allá de las elecciones, cada fenómeno político genera relatos que compiten por imponerse en la opinión pública. Lograr que nuestro relato prevalezca no es cuestión de suerte, sino de estrategia y visión.

Alberto Rivera

Construyo procesos de comunicación siendo y haciendo cosas diferentes, provocando emociones y moviendo conciencias hacia la participación social y política.

Ayudo a potenciar marcas de proyectos políticos y gubernamentales a través del descubrimiento de insights, arquetipos de marca y estrategias de comunicación política.

Soy consultor, catedrático y speaker en Estrategias de Campaña Política y de Gobierno. Director General de Visión Global Estrategias.

Soy originario de Tampico, Tamaulipas y cuento con una Maestría en Educación, Maestría en Política y Gobierno y Doctorado en Filosofía; además de tener diversas especializaciones en Comunicación Política, Consultoría Política e Imagen.