Ciudad Victoria, Tamaulipas.- En un pequeño consultorio, Sofía espera sentada mientras observa las paredes decoradas con carteles de prevención. Tiene 45 años y, aunque siempre había escuchado sobre la importancia de las valoraciones médicas, nunca había sentido que le preocuparan directamente. Sin embargo, una conversación con una amiga la motivó a programar su primera mamografía. “¿Por qué no?”, pensó. Después de todo, no tenía síntomas ni antecedentes familiares.

Los días pasaron y llegó el momento de la cita. Sofía entró con algo de nervios, pero el médico la tranquilizó y le explicó el procedimiento. Fue breve y sin complicaciones, y Sofía salió sintiéndose aliviada. Sin embargo, pocos días después, recibió una llamada: habían detectado algo que requería más estudios.

Las semanas siguientes fueron una montaña rusa de emociones. Los resultados confirmaron la presencia de un tumor en etapa temprana.

“Nunca pensé que esto me pasaría a mí”, compartió Sofía, quien, como muchas mujeres, asociaba el cáncer de mama con otros casos lejanos, pero nunca con el propio.

Gracias a que el tumor fue detectado en una fase inicial, Sofía pudo optar por tratamientos menos invasivos. “La clave fue la detección temprana”, explicó su oncólogo. El médico enfatizó que, aunque el cáncer de mama es una de las principales causas de muerte en mujeres en México, la probabilidad de supervivencia aumenta significativamente con las valoraciones regulares.

Durante su tratamiento, Sofía conoció a muchas mujeres que no tuvieron la misma suerte. “Algunas no se hicieron estudios por miedo, otras porque no tenían los medios o simplemente porque no se lo consideraban necesario”, comentó con un tono de tristeza. La diferencia, en muchos casos, está en la oportunidad de detectar un tiempo.

Las valoraciones, explicó Sofía, no solo implican mamografías. La autoexploración mensual es otro recurso fundamental que puede ayudar a identificar cambios inusuales. “Nadie conoce mejor su cuerpo que una misma”, dijo con firmeza. En su caso, el estudio médico fue clave, pero ahora no deja de autoexplorarse para mantenerse alerta.

Después de varios meses de tratamiento y seguimiento, Sofía recibió la noticia que tanto esperaba: estaba libre de cáncer. “Sé que no todas las historias tienen un final feliz, y por eso comparto la mía”, afirmó. Hoy, Sofía se ha convertido en una defensora activa de la detección temprana y de la importancia de la salud preventiva.

Para muchas mujeres, el cáncer de mama sigue siendo un tema que genera miedo, pero Sofía insiste en que el temor no debe ser un obstáculo. “Es mejor enfrentar ese miedo por unos minutos en una valoración que vivir con la incertidumbre”, reflexiona.

El cáncer de mama no discrimina edad, profesión o condición social; todas las mujeres están en riesgo. Sofía invita a las mujeres a tomar acción, a no dejar pasar las señales ya priorizar su salud. “El cáncer de mama es una lucha silenciosa, pero no estamos solas en ella. La detección temprana es nuestra mejor arma”, concluye.

Al final del día, Sofía se siente agradecida. Agradecida por su amiga, por el sistema de salud que la atendió y, sobre todo, por haber tomado la decisión de valorarse a tiempo. “Si mi historia logra que una sola mujer más se realice una valoración, habrá válida la pena”, dice con una sonrisa llena de esperanza.

LOS TRÁGICOS NÚMEROS DEL CÁNCER DE MAMA

El INEGI reportó que, en 2023, hubo 8,034 muertes por cáncer de mama en la población de 20 años y más, de las cuales 99.5% ocurrió en mujeres.

A nivel nacional, la tasa de mortalidad en mujeres de 20 años y más por cáncer de mama fue de 17.9 por cada 100 mil. Sonora tuvo la tasa más alta con 27.5 y Campeche, la más baja con 9.9.

En Tamaulipas durante 2023 se registraron por cada 100 mil mujeres 21.9 muertes atribuidas al cáncer de mama.