Harfuch, ante diputados
Con la nueva estrategia de seguridad, planteada por Omar García Harfuch, inició el derrumbe de algunas cofradías policiales que, durante décadas, se sirvieron a lo grande al mantener bajo su control la dependencia encargada de prevenir y combatir el delito.
En cuatro ejes reside el plan del secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, pero estos no han sido ampliamente explicados, por lo que fue citado al Palacio Legislativo de San Lázaro para comparecer, en privado, a fin de detallar cada uno, de cara a los coordinadores parlamentarios de los partidos políticos.
Hasta donde sabemos, los ejes son:
1) Atención a las causas.
Se continuará con la política del sexenio pasado de atender las causas que generan la violencia, tales como la atención prioritaria a las familias en condición vulnerable, reducir la violencia, y generar oportunidades para mejorar la calidad de vida de los jóvenes.
2) Consolidación de la Guardia Nacional.
Este punto se centra en que la Guardia Nacional ofrezca apoyo tanto a las familias como a los investigadores y agentes de inteligencia que operan en el país.
García Harfuch rechazó la idea de que el respaldo a la GN indique una militarización del país, destacando la importancia de esa institución, sobre todo en comunidades donde no se puede confiar en la Policía Municipal.
3) Fortalecimiento de la inteligencia y la investigación.
Este eje se centra en fortalecer la inteligencia y la investigación para prevenir delitos. Se creará la Subsecretaría de Inteligencia e Investigación Policial dentro de la SSPC, que contará con analistas, investigadores de campo y gabinete, y especialistas técnicos.
Estos profesionales utilizarán tecnología avanzada para analizar datos, identificar patrones y comprender dinámicas en zonas de alta incidencia, generando elementos sólidos para las carpetas de investigación y fortaleciendo la lucha contra la delincuencia.
4) Coordinación del Gabinete de Seguridad.
Las autoridades del Gabinete de Seguridad del Gobierno de México han definido tres objetivos clave para la construcción de paz en el país: reducir la incidencia delictiva, especialmente homicidios dolosos y delitos de alto impacto como la extorsión; neutralizar generadores de violencia y redes criminales en áreas de alta criminalidad; y fortalecer las capacidades de prevención y proximidad social de las policías locales, mejorando el diálogo con diversos sectores de la sociedad.
Hasta ahí, todo pinta bien. Sin embargo, para evitar que en las dependencias causen alta malos policías, no es suficiente cesando a quienes se niegan someterse a nuevos exámenes.
Es necesario ir más allá. Investigarlos, por ejemplo.
Y consignarlos, de comprobarse sus nexos con la delincuencia para evitar que una vez en la calle algunos de los ‘corridos’ pasen a engrosar las gavillas que tanto aterrorizan a la población.
Sobre todo, si a esta pléyade le agregamos otros elementos, que, en días previos causaron baja de manera voluntaria.
Eso ya debe haberlo contemplado el secretario de Seguridad, quien seguramente en sus manos tiene un diagnóstico minucioso sobre todos y cada uno de los elementos que causaron baja definitivamente y de quienes se suman a la nueva corporación, tomando en cuenta que es obligación suya conocer a fondo las debilidades y mañas de éstos, tanto como sus virtudes, destrezas y patrimonio.
En caso contrario estaría cometiendo un gravísimo error, que bien podrían aprovecharlo las bandas delictivas.
Bajo este entendido, debo aclarar que no es que dude del objetivo que se persigue con la nueva estrategia de seguridad, sino simple y llanamente creo que los elementos que cambian de colores y dependencia bien pudieron aprenderse todo el abecedario en materia de persecución de delitos.
En los días por venir, algunos de esos elementos darían más de qué hablar.
Y quizá más para mal que para bien, porque sumados a los cientos de cesados en esa y otras dependencias en distintas épocas, sólo pasarían a engrosar una interminable lista de ex funcionarios y ex policías desempleados que, en el menor de los casos, pudieran organizar sus propias bandas criminales, pues mucho dudo que estén capacitados para desempeñar otras tareas.
Lamentablemente, para el pueblo, la reunión con los diputados será de forma privada, impidiendo que se conozca puntualmente lo tratado, aunque posteriormente al encuentro seguramente se emitirán varias declaraciones al respecto por parte de los legisladores.
Hay quienes consideran este acontecimiento como una presión de los diputados para, en el banquillo de los diputados, sacarle más información a García Harfuch.
Correo: jusam_gg@hotmail.com
Juan Sánchez Mendoza
Ha ejercido el periodismo durante más de tres décadas, alcanzado premios estatales en dos ocasiones; autor del libro "68. Tiempo de hablar"(que refiere pormenores del memorable movimiento estudiantil); autor de ensayos literarios; y reportero de investigación de tiempo completo, acá en territorio nacional y más allá de nuestras fronteras y del continente americano.
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