Ciudad de México. - México tuvo avances importantes en materia de prevención de embarazo en adolescentes, la mayor muestra es que la tasa de fecundidad en este grupo poblacional estuvo estancada desde la década de los 90, y recientemente se rompió esta tendencia: la tasa nacional descendió 30 por ciento en los últimos siete años, al llegar a 50 nacimientos por cada mil adolescentes; bajó en todas las entidades federativas.

Hoy, con motivo de la conmemoración del Día Mundial de Prevención del Embarazo no Planificado en Adolescentes, que desde el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) se conmemora anualmente como un llamado a que las y los jóvenes tengan acceso a la información y orientación necesaria para construir proyectos de vida saludables y productivos.

En México, la estrategia que permitió estos resultados es coordinada por la Subsecretaría de Derechos Humanos, Población y Migración de la Secretaría de Gobernación (Segob), a través de la Secretaría General (SG) del Consejo Nacional de Población (Conapo) en colaboración con el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres).

Contempla el trabajo conjunto en los tres órdenes de gobierno y articula a más de 30 instituciones federales, seis instituciones académicas y nueve organizaciones civiles. Las acciones se concretan en terreno a partir de las tareas que realizan los 32 Grupos Estatales para la Prevención de Embarazos de Adolescentes (Gepea).

Un paso fundamental en este gobierno que está por concluir fue asumir el embarazo en la adolescencia como un fenómeno de interés público y multifactorial, con el objetivo de sensibilizar y generar conciencia sobre la importancia de prevenir el embarazo en la adolescencia, el cual no solo impacta la vida de quienes lo experimentan, sino que también afecta el desarrollo personal y profesional de las adolescencias y juventudes.

Desde 2019, se estableció en la Constitución que los planes y programas de estudio deben tener perspectiva de género y una orientación integral, por lo cual, entre otros campos deben incluir la promoción de estilos de vida saludables y educación sexual y reproductiva.

Desde la SG del Conapo se ha planteado la importancia de que las y los adolescentes posterguen la maternidad y paternidad en la segunda década de vida, considerando que es una etapa determinante para su futuro.