La frivolidad ahuyenta el carisma, las buenas intenciones, arruina la empatía y las buenas obras, porque la arrogancia sacude de un plumazo lo positivo, convirtiéndolo en lo contrario, en una percepción negativa.

La alusión surge al observar las publicaciones que en redes sociales hacen los políticos, esos que supuestamente nos representan en los congresos o en cargos públicos de cualquiera de los tres niveles de gobierno.

Fotos que denotan la vanidad, lo insustancial de un sujeto que solo quiere mostrar una falsa imagen de trabajador, de chulo (a) ataviado en filtros, pero que, al ver su reflejo, ya sin tratamiento facial y corporal, muestra su penosa realidad: Todo es de mentiritas, cual espejo de la bruja en el cuento de Blancanieves.

Basta hurgar un poco en el Facebook, TikTok o Instagram de ese (a) burócrata para darse cuenta de que las imágenes que muestran son producto de fantasías, donde sonríen, posan, saludan al desvalido y lo enseñan al mundo, pero más tarde lo abandonan dejándolo sumido en su pobreza a la que ya está acostumbrado.

Si en lugar de solo estar preocupados por la pedantería, que alimenta día a día las redes para obtener más seguidores y los llamados likes y le dedicaran la mitad de ese tiempo y esfuerzo a trabajar, a gestionar, a ayudar verdaderamente a los gobernados, el destino de una ciudad, de una región, de un estado y de todo el país, transitaría por mejores senderos.

En Mateo 6:3 claramente dice: “Cuando socorras a un necesitado, hazlo de modo que ni siquiera tu mano izquierda sepa lo que hace tu derecha”. Enseñanza difícil de aplicar, ya que sin reflectores no hay aplausos y sin aplausos no hay trascendencia banal, por ello las casas dedicadas a la mercadotecnia hacen su agosto día a día, y el dinero para pagarles surge, sin duda, de los presupuestos públicos.

Bueno sería ver a los funcionarios posando al inaugurar una presa, una carretera, un puente, un túnel, mercados, cuadrillas de camiones recolectores, patrullas, lámparas, drenaje, etc., y no solo observarlos posando con la nueva presidenta, con el senador influyente o con el gobernador en turno.

La soberbia envilece y la modestia ejemplifica, da credibilidad, confianza, esperanza y un verdadero reconocimiento de que con humildad se puede ayudar mejor y a mayor número de ciudadanos.

De frívolos (as) ya llenamos.

vientosdelsur@infinitummail.com

Guillermo Gutiérrez González

Matamorense de nacimiento, adoptado hace 43 años en Tampico, ex director de Noticieros de Televisa del Golfo por 37 años, autor de la columna “Vientos del Sur” con temas políticos y sociales del acontecer del país, pero con enfoque a Tamaulipas y en especial al Sur de la entidad.