Seguridad hídrica en la nueva normalidad
Ciudad de México.- En la primera jornada de trabajos la investigadora presentó un estatus general de la crisis hídrica, destacando que:
La demanda de agua a nivel mundial ha crecido más del doble en relación con la tasa de incremento poblacional en el último siglo.
Cerca de una quinta parte de la población mundial habita en áreas que enfrentan escasez de agua.
En 2021 se produjeron alimentos suficientes para 10 mil millones de personas, de los cuales se desperdició el 40% de la producción, lo que representa un gasto de agua del 21%.
El 80% de las aguas residuales retornan al ecosistema sin ser tratadas o reutilizadas (UNESCO, 2017).
La agricultura representa el 70% de la extracción mundial de agua (FAO).
Más de la mitad de la población mundial, carece de servicios de saneamiento gestionado de forma segura (WHO/UNICEF 2019).
90% de los desastres naturales están relacionados con el agua (UNISDR).
Y es que, de acuerdo con la investigadora, la crisis hídrica que se enfrenta no corresponde a la falta de agua, sino a factores como el modelo de desarrollo urbano, hábitos de consumo y gobernanza y administración del recurso, que están basados en el aumento de la productividad en detrimento de la sostenibilidad.
Antes de seguir con las áreas de oportunidad te explicamos qué es seguridad hídrica…
Se refiere al contar con los recursos, planes, herramientas, estrategias, marcos e instituciones necesarias para adaptarnos a una condición de escasez de agua o de contingencia climática.
Por ello, para enfrentar y garantizar la seguridad hídrica, los modelos de atención al agua deben de trabajar en cómo administrar la demanda de este recurso, y no sólo pensar en la oferta.
“Todos los sectores que utilizan agua deben de tener claro la corresponsabilidad para sostener este recurso”.
Investigadora Rosario Sánchez Flores, Instituto de Recursos Hídricos de la Universidad de Texas A&M.
Estrategias específicas para enfrentar la crisis hídrica
Áreas verdes e infraestructura verde para captación de agua de lluvia y recarga de acuíferos.
Reforestación y protección de zonas estratégicas.
Fomento a los microclimas.
Crecimiento urbano vertical.
Para enfrentar y garantizar la seguridad hídrica, los modelos de atención al agua deben de trabajar en cómo administrar la demanda de este recurso, y no sólo pensar en la oferta.
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