La pregunta que me hice hace poco tiempo y que ya he compartido con ustedes, tal parece que le he encontrado una interesante respuesta.

¿Por qué somos capaces de expresarnos oralmente entrelazando en nuestra mente infinidad de oraciones cuyos nombres o no los recordamos, o nadie nos los ha enseñado alguna vez?

Todo parece indicar que este planteamiento está relacionado con el conocimiento del lenguaje, es decir, en cómo aprendemos, en cómo adquirimos conocimiento.

Por cierto, en la búsqueda por encontrar una respuesta a mi planteamiento, me puse a leer el libro REFLEXIONES DE UN LINGÜÍSTICA INCONFORME, su autor Raúl Ordóñez Sabido.

En una parte del contenido del libro viene una información relacionada con mi pregunta; no es que responda exactamente a lo que me he planteado, pero tiene mucho que ver con ello.

Raúl Ordóñez menciona a Noam Chomsky, un destacado lingüística, de quien dice que para Chomsky “[…] los principios del lenguaje ya se encuentran en el niño al nacer”. Por otro lado, “Los niños no aprenden un idioma debido a las correcciones que les hacen los mayores […]”. “Los padres pueden corregirle algunos errores o la pronunciación, pero nunca le corrigen la gramática […].”

Refiriéndonos al niño, se plantea una pregunta: ¿Entonces cómo aprende? La respuesta es la siguiente: “Por medio de un esquema mental intrínseco, de un mecanismo físico en el cerebro […]”.

Si mi duda es en el sentido de cómo es que nos podemos desenvolver en una conversación sin mucha dificultad (lenguaje oral), usando para ello expresiones, frases, oraciones simples, oraciones complejas, incluso, las interjecciones, aun siendo niños; y cómo es que muchas veces no tenemos la misma capacidad de poder desenvolvernos en el lenguaje escrito.

De acuerdo con lo que ha dicho Raúl Ordóñez en su libro sobre Chomsky, y lo poco que he podido entender sobre lo anterior, considero que, si el niño al nacer ya viene programado con ciertos principios básicos del lenguaje, incluyendo la gramática, es de esperarse, entonces, que a través del esquema mental intrínseco y del mecanismo físico en el cerebro, el ser humano sea capaz de poder hacer operaciones mentales con el lenguaje, resultando por tanto, que la gramática en su expresión oral, en la mente del ser humano, este sea capaz de poder procesar el lenguaje sin ningún problema, y con muchísima velocidad cuando una persona se encuentra hablando con otra, o con otras  en una conversación normal.

Puede que haya mucho de cierto en lo que dice Chomsky, porque de qué otra manera se podría explicar que el ser humano diga mamá o papá cuando sus padres todavía no le enseñan ciertas palabras, pues todavía se le considera un bebé.

Tal vez nos pudiéramos desviar con el tema en cuestión, pero también es de esperarse que la neurociencia tenga una respuesta a la pregunta: ¿cómo funciona la mente?, tema que, por supuesto también aborda Chomsky, según me he informado.

Recuerdo haber escuchado a algunos neurocientíficos quienes dicen que los bebés desde que nacen ya traen cierta información en su cerebro que les permite reconocer parte de lo que hay en su entorno. Por ejemplo, ya traen los conocimientos básicos de las matemáticas. Los bebés saben contar por medio de la vista, están atentos a los movimientos de los objetos.

Por ello, no dudo que en la cuestión del lenguaje suceda algo parecido, que el ser humano desde su nacimiento venga programado con ciertos conocimientos del lenguaje, o que traiga una gramática básica en su cerebro, una gramática a la que Chomsky le llama GRAMÁTICA UNIVERSAL o LOS UNIVERSALES LINGUÍSTICOS.

Me quedo muy corto en el tema, porque se presta para mucho más, pero me quedo con la idea que existe un mecanismo físico en nuestro cerebro el cual nos permite realizar operaciones mentales con el lenguaje.

En todo caso, se me ocurre pensar, que el lenguaje escrito es un reflejo del lenguaje oral y no al revés, puesto que primero se aprende a hablar, luego, a escribir.

Ricardo Hernández Hernández
Poeta y columnista

Colaborador del portal:” Hoy Tamaulipas” hasta la fecha.
Actualmente estoy cursando un “Diplomado en Creación literaria” en la Biblioteca del Centro Cultural Tamaulipas, con el maestro José Luis Velarde.