De mentira en mentira
La mentira es un recurso que los dirigentes de la alianza ‘Fuerza y corazón por México’ acostumbran para ganar espacios mediáticos.
De otra forma, la prensa independiente --a diferencia de la doctrinaria--, poco se ocuparía de esos fanáticos de Adolfo Hitler, quienes tratando de emular a Joseph Paul Guebels –el cerebro mediático del nazismo--, han deslizado una sarta de mentiras por creer que éstas, de tanto repetirlas, se convertirían en verdad.
Observe usted, por ejemplo, la ligereza con que habla la candidata a la Presidencia de la República, Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz, cuando sostiene que Claudio X. González no está atrás de su campaña.
“La estoy haciendo yo”, señala con todo desparpajo (y sin ruborizarse), como si el pueblo de México no se diera cuenta de esa mentira.
El colmo de esa su falsedad, asoma al referirse al sector privado, pues como empresaria que es, supo y sabe que los contratos sin licitación con el sector público han sido y son producto de negociaciones turbias.
Pero ella insiste que no fue así, en su caso, aunque hayan salido a relucir documentos que prueban lo contrario.
Peor se vio Xóchitl cuando dio a conocer los nombres de quienes serían sus colaboradores en la Presidencia de la República, pues igual que Claudia Sheinbaum Pardo, ya dio por adornar el pastel siendo que la harina aún está en el horno.
Sólo que la diferencia entre una y el otro es abismal, porque del rol de nombres presentados por Gálvez ninguno es garantía de nada y en cambio sí producen una exclamación generalizada: ‘¿y esos güeyes quiénes son?’, mientras las identidades referidas por Claudia gozan de un reconocimiento por su quehacer cotidiano, aunque tampoco son la panacea que alivie los tantos males que sufre nuestro país.
En fin, hay que esperar el tercer debate para ver qué nuevas mentiras le han preparado Marko Antonio Cortés Mendoza (PAN), Rafael Alejandro Moreno Cárdenas (PRI) y José de Jesús Zambrano Grijalva (PRD), para la arremetida que se espera contra sus contenientes Claudia y Jorge Álvarez Máynez.
Por lo pronto se espera que de los temas de seguridad pública y de la gobernanza, salgan chispas.
Mapaches al acecho
En este proceso electoral concurrente, los partidos, como membretes, no influirán en el ánimo de los ciudadanos tanto como sus propios candidatos al Congreso de la Unión, los ayuntamientos y diputaciones locales en juego.
De ahí que sus dirigencias nacionales preparen el envío de sus mejores ‘mapaches’ a Tamaulipas, dado que el grueso de los abanderados no tiene capacidad de convocatoria, madurez política ni tampoco quieren invertirles a campañas de tal envergadura.
No obstante, sus candidatos, tanto como sus dirigentes estatales, dan la apariencia de padecer fiebre electoral premura.
Es decir, sufren un estado de tensión o agitación que obnubila sus mentes, agita su respiración y hasta les provoca paranoia, por saber que los comicios ya están a la vuelta de la esquina.
Por tanto, sus campañas insulsas conllevan la peculiaridad de dar cabida a quienes gusten sumarse. Y si bien es cierto tampoco son garantía de nada, hasta donde sé a los candidatos los sostiene el orgullo propio.
Por eso no me extrañan los pronunciamientos tendientes a anticipar falsas victorias.
Tampoco me extraña que sus mejores ‘mapaches’ estén al acecho y a punto de arribar al estado.
Y hasta eso, ‘importados’ de Nuevo León.
¿O acaso ya están en esta bendita tierra y no nos hemos dado cuenta?
Los anarquistas
Una sociedad bien informada, como la nuestra, poco caso hace a las injurias de quienes anhelan el poder que les está negado.
Ya por no confiar en la oposición, o porque simple y llanamente no está dispuesta a dejarse engañar, otra vez, con acusaciones simplonas producidas al calor de la impotencia.
Por ello esta ciudadanía bien informada, en lo sucesivo, podría dar real sustento a la política y restarles poder a las camarillas, a la filtración, al rumor y otros instrumentos de política arcaica.
Los tamaulipecos ya no deseamos confusión. Todos merecemos estar enterados del alcance y los objetivos de la acción gubernamental y de las acciones partidistas, para enseguida dar lugar a interpretaciones responsables y reforzar nuestra dañada credibilidad.
No para continuar confundidos, ni ser de nuevo presa fácil del oportunismo que por siempre ha caracterizado a quienes son oposición, al menos en el estado.
Si usted ha observado en los últimos tiempos los aceleres de quienes dicen mandar en los partidos Acción Nacional, Revolucionario Institucional y de la Revolución Democrática, o de sus testaferros, arlequines, corifeos y panegiristas, de inmediato se dará cuenta que sólo buscan desestabilizar.
Por eso hay que frenarlos.
Correo: jusam_gg@hotmail.com
Juan Sánchez Mendoza
Ha ejercido el periodismo durante más de tres décadas, alcanzado premios estatales en dos ocasiones; autor del libro "68. Tiempo de hablar"(que refiere pormenores del memorable movimiento estudiantil); autor de ensayos literarios; y reportero de investigación de tiempo completo, acá en territorio nacional y más allá de nuestras fronteras y del continente americano.
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