Un texto sin estructura
Hace tiempo un amigo me pidió que lo apoyara a revisar un documento en Word el cual deseaba presentar a un periódico local para su publicación. Se trataba de un artículo de opinión. Cuando dividimos en párrafos el texto que redactó, ya que no lo estaba, y comenzamos a leerlo nos pudimos dar cuenta que el tema no se entendía bien, por eso decidimos enumerar los párrafos con un bolígrafo en ese texto que servía de borrador, de esa forma pudimos ajustar los párrafos de acuerdo a la idea principal, de tal manera que el párrafo cinco quedó en el segundo y el segundo en el quinto, por decir algo.
Por lo general, en el primer párrafo se plantea la idea, mientras que, en el segundo, tercero o cuarto, dependiendo de cuántos párrafos sean, es como tendrán que ir ordenados para su desarrollo; el final del tema recae en el último párrafo. Lo básico que se nos ha enseñado, creo que desde la primaria, es la estructura siguiente: introducción, desarrollo y final.
Este orden se usa casi en todo tipo de escritos, por ello no debería ser difícil poder echar mano de esa estructura. Lo que tenemos que analizar en estos casos es el orden como se va desarrollando la idea, por eso debemos preguntarnos si el segundo párrafo tiene coherencia con el primero y el tercero con el segundo y así sucesivamente.
Esta manera de dividir el texto en párrafos, aparte de enumerarlos, es muy útil para el proceso de revisión, aunque aclaramos que es para darle un orden a los párrafos, pues una vez hechas las debidas correcciones en el borrador ahora se tendrá que pasar todo en limpio.
Estos ejercicios son como una especie de juego, porque si cada párrafo ya está enumerado lo que tenemos que hacer ahora es pensar detenidamente si el párrafo número 1, 2, 3 o 4, según los que sean, convendría dejarlos donde están, o si hay necesidad de moverlos a otra posición y cambiarles el número.
Ocurre, incluso, que el párrafo último o el final del tema no es un buen final o no tiene nada que hacer ahí, por lo tanto, habría que cambiarlo de posición, o quizás debamos de eliminarlo por completo ya que con él se perdió el sentido de lo que se estaba tratando de decir desde un principio.
Pudiera suceder también que tengamos que borrar todo y debamos redactar otra vez la idea. Algo parecido ocurre con las palabras que forman parte de una oración, a veces están ocupando una posición que no es la adecuada. Si decimos, por ejemplo: La casa de Pedro, el señor que vende comida, es azul.
¿Cómo podríamos acomodar esta oración para acercar el adjetivo ‘azul’ al sustantivo ‘casa’ y que se entienda mucho mejor? Podríamos escribirlo de esta otra manera: La casa azul es de Pedro, el señor que vende comida. O también: La casa de Pedro es azul, el señor que vende comida.
En los libros de redacción se dice que no se debe escribir como se habla, pues cuando uno está conversando con otra persona vamos hablando conforme se nos están presentando los pensamientos o ideas en la mente, pero no vamos corrigiendo en ese preciso momento, es decir, no pensamos si lo que vamos a decir está gramaticalmente bien dicho o no.
En cambio, cuando nos sentamos a escribir lo hacemos con la mentalidad de corregir el escrito, es entonces que nos tomamos el tiempo suficiente para hacer revisiones y modificaciones.
En un texto las palabras no siempre ocupan el lugar que les debería corresponder, aunque, claro, la finalidad de un idioma es que nos hagamos entender. Sin embargo, para cuestión de perfeccionar la comunicación escrita, incluso hablada, por eso existe la gramática, porque por medio de ella podemos aprender cómo se llama cada palabra que empleamos tanto para hablar como para escribir; se explica la función de cada palabra con respecto a la posición que ocupa en una oración.
Considero que el hecho de aprender, aunque sea un poco de gramática, nos va a ayudar a comprender mejor lo que escribimos. Por eso decía en un ejemplo anterior que acercar el adjetivo “azul” al sustantivo “casa” sería lo más adecuado para que no quedara tan distanciado uno del otro en la oración.
Lo que pretendo explicar con los párrafos y con las palabras es que a veces necesitamos hacer un cambio en la posición que ocupan con la finalidad de mejorar el escrito.
Tengamos presente la idea de que si el primer párrafo no está bien claro, los demás salen sobrando, por eso el texto se cae, porque la idea no estuvo bien estructurada desde el inicio, como fue el caso del texto de mi amigo, ya que tuvimos que hacer varios ajustes a los párrafos pues les hacía falta un orden, incluso los dos últimos los tuvimos que eliminar.
Por eso es importante que nos acostumbremos a ser ordenados tanto al pensar como para escribir. Una idea mal pensada recae en un texto en desorden, sin estructura.
Ricardo Hernández Hernández
Poeta y columnista
Colaborador del portal:” Hoy Tamaulipas” hasta la fecha.
Actualmente estoy cursando un “Diplomado en Creación literaria” en la Biblioteca del Centro Cultural Tamaulipas, con el maestro José Luis Velarde.
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