Ciudad de México. - Cuando se habla del cine y del quehacer arqueológico, quizá, la primera imagen viene a la mente sea la de Harrison Ford, interpretando el papel de Indiana Jones (1981); sin embargo, la vida real dista mucho de lo que experimenta dicho personaje, señaló el autor del libro Arqueólogos de pantalla. Noventa miradas cinematográficas al quehacer arqueológico (2021), Luis Alberto López Wario.

El investigador, adscrito a la Dirección de Salvamento Arqueológico del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), dependencia de la Secretaría de Cultura federal, presentará su publicación en INAHfest, en el Museo de Murales Teotihuacanos “Beatriz de la Fuente”, ubicado en el circuito de la zona arqueológica, este sábado 20 de abril de 2024, a las 12:00 horas, acompañado del director de Estudios Arqueológicos de la institución, Luis Alberto Martos López.

En el texto, detalló el arqueólogo, se analizan 90 películas de corte comercial, nacionales e internacionales, producidas entre 1932 y 2012, en las que aparecen uno o más personajes de arqueólogos, con el fin de estudiar la imagen que el cine ha construido de la profesión, y la cual persiste en el imaginario colectivo.

El objetivo de este ejercicio, dijo, es establecer un diálogo con la sociedad, sobre la idea que se tiene de lo que significa hacer arqueología y lo que implica realmente, “pues a veces es un trabajo pesado, incluso, peligroso, pero que poco tiene que ver con las aventuras cinematográficas”.

En 271 páginas, el libro explora las características y cualidades que el discurso cinematográfico otorga a la labor y a la figura del arqueólogo, casi siempre masculina, lo cual genera un prototipo que permea el universo fílmico.

La lectura, señaló el arqueólogo, está dividida en tres partes: la primera abarca el periodo de 1962 a 1979, donde se representa al arqueólogo como un hombre sabio, maduro y que tiene una respuesta para todo. Una película que destaca en este lapso es El planeta de los simios (1968), “porque es la única en la que aparece un arqueólogo no humano, pero que tiene todas las demás cualidades antes señaladas”, anotó.

La segunda corresponde a la década de 1980 y finales de los años noventa, “aquí, el arqueólogo se muestra como un hombre atractivo, temerario, pero que no lo sabe todo, sino que aparece como un ser más terrenal”. Un ejemplo de esta representación es la franquicia de Indiana Jones, en cuyos filmes la arqueología se convierte en una aventura heroica.

Finalmente, el tercer apartado va 2000 a 2012, donde se diluyen las fronteras entre el bien y el mal, y la imagen del arqueólogo adquiere un significado menos fantástico. “La película El Cuerpo (2001), protagonizada por Antonio Banderas y Olivia Williams, es la que se acerca más a lo que verdaderamente hacemos las y los arqueólogos”, puntualizó.

López Wario refirió que el cine, como la arqueología, guarda información sobre el contexto de un lugar y una época, que revela los valores y temas a los que se enfrenta determinada sociedad.

En la actualidad, afirmó, las y los profesionales de esta disciplina pueden beneficiarse de la tecnología de vanguardia para realizar mediciones y análisis más precisos, con lo que se contribuye a la generación de nuevos conocimientos.

Los retos para las nuevas generaciones, concluyó, “son conseguir el apoyo y la infraestructura necesaria para realizar la labor que nos atañe y darle un sentido humano a dicha actividad, al no olvidar que los materiales arqueológicos son evidencia de un ser humano que respiró y vivió en el planeta”.