En estos días hemos sido testigos de impugnaciones, bombazos de billetes, cancelación de coaliciones, agandalle de regidurías, plurinominales negadas, un candidato ya en campaña sacado y otras tantas cosas más. Vaya que este proceso ha estado por demás polémico, turbio y demás, son muchos los ciudadanos y ciudadanas que lo externan.

Es cierto que por ser tiempos políticos esto suele darse, pero es increíble que todos pregonan ser gente justa, ecuánimes, que anteponen los intereses del pueblo antes que los suyos y bla, bla, bla, bla, y terminan siendo iguales. Pueden más los intereses que una estabilidad si no total, si una que demuestre mayor madurez y civilidad por parte de los partidos y sus actores.

Con esto no estoy implicando que diversas de las acciones antes mencionadas no tengan razón de ser, es más algunas son hasta lógicas, pero no son parejas y la verdad a conveniencia buscan la aplicación de la justicia. Para acabar pronto y siendo contundente, si en nuestro país la justicia fuera más justa, faltarían construir muchos reclusorios para albergar a tanto político pillo.

Años y años de corrupción e impunidad, años y años de ser testigos de discursos que pregonan el verdadero cambio y que por lo que gusten, terminan quedando casi siempre a deber. La sociedad está cansada pero también tiene muchísima culpa por ser complacientes o silentes. ¿Para qué quejarse tanto si terminan siendo tan permisivos?

Yo puedo apoyar cierta causa y ser apegado a tal o cual ideología política, pero antes que eso soy un ciudadano de un maravilloso país con contradicciones increíbles. Adoro a mi nación, pero detesto nuestras malas costumbres muy arraigadas, los círculos viciosos que todos sabemos existen pero que pocos hacen por desterrar.

Como siempre lo comento, nunca generalizo ya que existen sus honrosas excepciones, pero viendo nuestra sociedad como un todo seguimos quedando a deber mucho. En esta vida nada es imposible y todos somos perfectibles, así es que la esperanza es lo último que debemos de perder, pero un verdadero cambio no se genera solo deseándolo sino actuando para que suceda.

Que impere la justicia y que la justicia sea pareja para todos, ¿acaso es mucho pedir? Ayudemos todos para el bien de nuestra nación y nuestra sociedad.     

Jorge Alonso Infante Alarcón  

Carrera Licenciado en Relaciones Internacionales.

Maestría en Administración Pública en la U.A.M. Francisco Hernández García (U.A.T.)