Esfuerzo de muchos, ganancia de pocos
La política puede ser tan bella como cruel. Te da la oportunidad de estar en situaciones en donde se puede ayudar a muchas personas y hacer cosas de corazón por la comunidad o existen otros que solo van a ayudarse a sí mismos no importándoles las necesidades de la población. Es sin duda un ámbito de méritos, pero muy manoseado y cooptado por unos cuantos.
Esto sucede en todas las instituciones políticas, llámese partidos, movimientos, agrupaciones, etc., no hay uno que se excluya de este tipo de prácticas de una u otra manera. En lo personal tengo a estas alturas de mi vida el privilegio de conocer a personas de todos los colores y sabores, así como gente apolítica y demás.
No es que uno lo diga, existe un consenso mayoritario en este tipo de temas. Por ejemplo, ahora que son tiempos electorales este tipo de prácticas también se dan en los equipos que se forman para apoyar a un (X o Y) candidato y más en aquellas candidaturas en donde no se compiten por alcaldías o la gubernatura, por los espacios para acomodos laborales con las que estas cuentan.
Muchos son los que se esfuerzan y triste y desgraciadamente terminan siendo pocos los que se benefician. Sin una precisa capacidad de cabildeo por parte de los candidatos con quien tengan o puedan hacerlo, este tipo de situaciones se repiten y repetirán una y otra vez.
Por ejemplo, en el caso de las candidaturas a Senadores, Diputados federales y locales, si llegan a salir victoriosos, ¿cuantos del equipo terminarán pudiendo capitalizar todo el esfuerzo, las horas, días y meses invertidos? Y menos podrán cuando a veces son los mismos candidatos o si ganan, representantes populares ya electos, quienes prefieren solo terminar apoyando a unos cuantos, llámese amigos, compadres y en muchos casos son a sus familiares.
Esto es un triste fenómeno que mucho se da y solo falta haber participado o tener personas que han participado en procesos comiciales para saber la escala de lo aquí mencionado. Donde uno ponga pie en esta nación esto se verá, no es algo privativo de una región, estado, municipio, ciudad, personas, etc.
Siempre resalto que nunca generalizo, claro que hay sus nobles y admirables ejemplos en donde las personas que lideran los proyectos se preocupan y son empáticos y justos. Precisamente son ellos quienes a la larga terminan siendo los que genuinamente se ganan el respeto de todas aquellas personas que se la partieron y tanto entregaron para la causa.
Habrá que decir que esto viene de valores y no de colores, él cómo se comporten las personas en estas situaciones es un reflejo del cómo los educaron, del cómo terminaron forjándose en sus vidas o de las prácticas deleznables que aprenden en los ámbitos políticos.
Y en esto ni los apellidos rimbombantes, conocidos o todo lo contrario se salvan, de todos los estatus hay y de todos los géneros también. Nuestra historia e idiosincrasia puede que jueguen un rol pero no se puede culpar a esto más que a los intereses y a la gente que primero siempre piensan para sí y no para el justo interés de los demás.
Cicerón llegó a comentar;
“La justicia no espera ningún premio. Se la acepta por ella misma. Y de igual manera son todas las virtudes.”
O como dijo también el jurista Romano Ulpiano;
“Justicia es el hábito de dar a cada cual lo suyo.”
Tan fácil, entendible y sencillo como eso.
Jorge Alonso Infante Alarcón
Carrera Licenciado en Relaciones Internacionales.
Maestría en Administración Pública en la U.A.M. Francisco Hernández García (U.A.T.)
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