En los procesos electorales, los candidatos suelen encargar a su equipo de campaña ‘fusilarse’ melodías musicales de fuerte penetración popular para, obviamente, alterar sus letras sustituyéndolas con frases que destacan ‘sus atributos’.

Pero surgen también en toda contienda electoral las parodias, que son una sátira del quehacer político del momento, aunque hay varias (cantadas o escritas) atemporales.

Como las interpretadas por Óscar Chávez Fernández (qepd) quien fue durante décadas considerado el máximo exponente musical de izquierda y, por supuesto, el trovador más burlesco de la política.

Acerca de los aspirantes a legisladores, hay una canción que lleva por nombre ‘Nocturno a un diputado’, que le queda como anillo al dedo a varios aspirantes.

Juzgue usted mismo:

Curul, yo necesito / decirte que me muero / decirte que no pude / ni escaño conseguir…

Moví, diez mil influencias / gasté mucho dinero / hablé con los de arriba / del ultimo al primero / sólo saqué solo promesas / que no se han de cumplir.

Yo quiero, que tú sepas / que estaba ya amarrado / llevé 15 mil firmas / las hice todas yo…

Pero el partido ciego / no me hizo diputado / sin consultarme nada / sacó siete tapados / si yo era más idiota / ¿por qué no me nombró?

Hermoso, hubiera sido / vivir ahí en Donceles* / por tres benditos años / comer sin trabajar…

Probar, del presupuesto / las exquisitas mieles / estar a salvo siempre / de ocupaciones crueles / sin hacer otra cosa / que el dedo levantar.

Esa era, mi esperanza / más ya que a mi camino / se opuso el tal Herodes / que Dios le dé perdón…

Adiós, por el momento / más con tesón divino / esperaré confiado / se cumpla mi destino / que me haga ya justicia / nuestra revolución.

Curul, ya me despido / no quero malos tratos / de Herodes a Pilatos / ninguno me peló…

No pierdo, la esperanza / nos vemos en tres años / tendré nuevos rebaños / pa' hacer alguna transa / me vuelvo ojo de hormiga / y así me irá mejor.

* El Palacio Legislativo estaba en la calle Donceles, en el centro de la Ciudad de México; y ahora está en San Lázaro.

Otra parodia, intitulada ‘De ranchero a diputado’, dibuja fielmente a un importante porcentaje de los miles de candidatos a diputados federales y locales.

De la punta de aquella montaña / se devisa mi tierra / donde tengo un cariño tres-piedras / que me tiene mareado…

Por las tardes, a diario me espera / y como he de casarme con ella / le digo me espere sea diputado.

Para entonces, le merco sus naguas / de colita de zorra / como la usan las rotas modernas / que entraron a la moda…

Y le compro su fortinga / para que parezca gringa / chula se ha de ver mi chata / que una vez fue gata / de mi buen patrón.

Me dedico a matar endeviduos / toditas las mañanas / por la noche me llevo al Colón / a la tiple más de moda…

Y si tiene más hermanas / les pongo su palacete / cerca de las verdes ramas / pa’ que en las mañanas / se puedan bañar.

Cuando salga elegido, a la fuerza / votado por el pueblo/ y presuma de mucho botón / en mi largo chaquetón…

Con mi par de pistolas y el fuero / dejaré mi chaqueta de cuero / mis vacas, mis bueyes / lo que más quiero.

No se pongan de pesca / los que oigan, este chulo corrido / ni se pongan el saco / los que se creyeron ofendidos…

Yo no pinto a ningún diputado / aunque todos me miren de lado / no quiero también / salir lastimado.

Me despido, con todo cariño / para mis cuatezones / que dejaron su suave chamarra / para usar pantalones…

Y que tienen sus amores / en pueblitos muy lejanos / lindos como flores / que llorando esperan / a los dueños de su amor.

Correo: jusam_gg@hotmail.com

Juan Sánchez Mendoza

Ha ejercido el periodismo durante más de tres décadas, alcanzado premios estatales en dos ocasiones; autor del libro "68. Tiempo de hablar"(que refiere pormenores del memorable movimiento estudiantil); autor de ensayos literarios; y reportero de investigación de tiempo completo, acá en territorio nacional y más allá de nuestras fronteras y del continente americano.