Demagogia cívica
La demagogia siempre ha sido considerada como una forma de engañar, de manipular al individuo, sobre todo en los procesos electorales. Ya en el Contrato Social, su autor Juan Jacobo Rousseau, advertía sobre el peligro de que los demagogos sean capaces de convencer al pueblo para tomar una decisión. En la época griega, por ejemplo, el peligro de la demagogia estaba en los sofistas que, con su arte retorico, persuadían a quienes los escuchaban.
El pueblo recibe mensajes de quienes los gobiernan. Y en más de una ocasión, para validar sus palabras, se escudan en la obra y pensamiento de héroes de otros tiempos. En el caso de México es normal que un gobernante diga que es admirador de un héroe pero que, en los hechos, hace todo lo contrario: mi generación recuerda que Carlos Salinas de Gortari era fans de Emiliano Zapata, quien sentencio que la tierra es de quien la trabaja, pero fue precisamente este Presidente el que reformo la Constitución para privatizar al ejido.
JUAREZ, EL MAS USADO.
México tiene en su historia un gran número de héroes nacionales. Se pueden agrupar por las distintas etapas, por ejemplo: Hidalgo y Morelos, en la Independencia; Benito Juárez, en la época de la Reforma, así como Francisco I. Madero en la Revolución de 1910. Y en cada evento cívico, aquí y allá, a lo largo de la Republica, el héroe más buscado, más usado en los discursos oficiales, es Benito Juárez, el forjador y defensor de la Republica. Por su ideario, por sus múltiples acciones, una y otra vez se le menciona y enaltece, se le presenta como un guía de los gobiernos y de sus líderes.
Hoy se conmemora un aniversario más del Benito Juárez. El hombre que, con tenacidad, con perseverancia, de ser un niño pastor llego a ser el Presidente de la Republica; el hombre que, una y otra vez, lucho por mantener firme a la Republica y cuyas acciones lo muestran como un individuo congruente con su pensamiento y con sus decisiones y acciones. Vale, entonces, recordar como un ejemplo, algunas de sus palabras para que sirvan de ejemplo y no de legitimidad para quienes nos gobiernan.
PRINCIPIOS.
Una de sus frases esta como pintada para observar lo que está sucediendo: “Los hombres no son nada, los principios lo son todo”. Una frase que algunos políticos no pueden validar. Por ejemplo, como pensar que Alejandro Moreno, mejor conocido como Alito, tiene principios. Sus decisiones y acciones políticas, dentro del PRI, todas han sido para hacer a un lado los principios democráticos, los de legalidad, los de honradez. Y como el, sin la menor duda, hay muchos más que son capaces hasta de vender a su progenitora si, con ello, obtienen un beneficio.
La 4T tiene como principios NO robar, NO traicionar, NO engañar al pueblo mexicano. Pero, la verdad de las cosas, una cosa es hablar de Andrés Manuel López Obrador y otra, muy distinta, de sus hijos o de buena parte de sus colaboradores: poco a poco van saliendo los detalles: Cesar Yáñez y Santiago Nieto mostraron que, con ellos, no va la pobreza franciscana; y un día sí y otra también, salen a colación hechos de corrupción de servidores públicos de la 4T que, de pronto, son propietarios de suntuosas mansiones que… obvio, no pueden comprar con un sueldo menor al del Presidente de la Republica: hay magia o, de plano, corrupción gubernamental.
USO DEL PODER.
El Presidente AMLO quiere pasar a la historia como el mejor Presidente de México, presume que es democrático, que es honrado, que es justo, sin embargo, en ciertos momentos toma actitudes que no van con la sentencia juarista: “Nunca abuses del poder humillando a tus semejantes, porque el poder termina y el recuerdo perdura”. Y es que él, en su afán de ser el mejor presidente de México, desdeña a la ley, al poder legislativo y, en cierta medida, al pueblo, pese, si pese a que tiene una aceptación popular formidable.
Por ejemplo, sobre la ley dice: no me vengan con que la ley es la ley; pero, además, en más de una ocasión, ha señalado que su autoridad moral está por encima de la ley, es decir, vale más su voluntad de hacer o no hacer que una ley. No ha asistido ni una vez al Congreso y hasta ordenó a sus Secretarios que no asistieran a rendir cuentas… porque, dice, le van a decir cosas y van a maltratar su investidura presidencial. Y al pueblo lo ha desdeñado, por decir, cuando han sido víctimas de catástrofes naturales: no los visita, les saca la vuelta.
EQUIVOCARSE.
Afirma Juárez que: “No deshonra a un hombre equivocarse. Lo que deshonra es la perseverancia en el error”. Bien lo dicen, al paso del tiempo la historia es la que juzga y coloca en su lugar a cada quien, sobre todo a los políticos. En este caso, asistimos al gobierno de un hombre que, palabras más, palabras menos, considera que es depositario de la verdad, que no se equivoca y, por eso, no corrige el rumbo de nada, porque es su verdad.
La política de “primero los pobres” ha sido demagógica, porque a nombre de ellos, más de una acción gubernamental ha sido fallida. Pero, como bien dice AMLO, los pobres son fieles, y más en tiempos electorales.
Melitón Guevara Castillo
Licenciado en Administración Pública (UAT), Doctor en Comunicación y Periodismo (Universidad de Santiago de Compostela).
Profesor Emérito de la UAT. Líder del Grupo de Investigación “Democracia y Comunicación Política” de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales (Victoria, Tam.,).
Representante en Tamaulipas de la Red Nacional de Investigadores de la Calidad de la Democracia.
Escribe la columna política DESDE ESTA ESQUINA, desde 1984 en El Diario de Cd. Victoria y actualmente en Hoy Tamaulipas.
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