El INAH y su Patronato emprenden la campaña “Salvemos la Pirámide de la Serpiente Emplumada”
Ciudad de México.-Desde que el arqueólogo Manuel Gamio lo descubrió, en 1917, el Templo de la Serpiente Emplumada, ubicado en la Zona Arqueológica de Teotihuacan, en el Estado de México, ha recibido la admiración del mundo entero. No obstante, su esplendor está ligado a un proceso de deterioro, el cual es causado por su exposición a la intemperie y que inició hace poco más de un siglo.
Con el objetivo de sumar esfuerzos para conservar este emblemático monumento, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), organismo de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, y el Patronato del INAH AC impulsan la campaña “Salvemos la Pirámide de la Serpiente Emplumada”.
Mediante esta iniciativa, organizada por el Patronato del INAH, se busca reunir los fondos para instalar una techumbre de fluoropolímero fuerte, resistente, traslúcido y ligero (llamado ETFE), que se desplegará en 700 metros cuadrados, para cubrir la fachada del costado oeste del edificio prehispánico, a partir del proyecto ejecutivo realizado por el despacho Dos Puntos Arquitectura, el cual fue autorizado por el Consejo de Arqueología y la Coordinación Nacional de Arqueología del INAH.
Para tal fin, el patronato creó un micrositio dedicado a la campaña. En él, cualquier persona física o moral puede convertirse en un guardián teotihuacano, mediante donativos que pueden partir desde los 20 pesos.
La plataforma electrónica, en la cual el público puede registrarse de manera sencilla y ágil, entrega a cada donador un distintivo como miembro del Clan del Jade, el Clan de los Guerreros Felinos o el Clan de las Diosas de la Fertilidad, entre otros, y permite hacer aportaciones únicas o programar donativos de forma mensual.
A través de textos, imágenes y videos, el micrositio permite conocer a fondo el proyecto de intervención y, cuando este inicie, ofrecerá informes del avance de su cronograma de actividades.
Cabe destacar que el también llamado Templo Viejo de Quetzalcóatl fue construido aproximadamente entre los años 100 y 250 d.C., como un espacio para la ejecución de rituales de fertilidad y renovación, según evidencian los motivos acuáticos que lo decoran.
Dentro de las estructuras arqueológicas de Teotihuacan, esta edificación es la única con esculturas de piedra que forman y decoran la fachada e, incluso, con rastros de policromía aún visibles en ellas.
El que estos rasgos ornamentales hayan sobrevivido hasta nuestros días se debe a que, hacia el año 350 de nuestra era, los propios teotihuacanos decidieron “sacrificar ritualmente” la pirámide, incendiándola y cubriéndola con una edificación, la cual se conoce como la plataforma Adosada.
La expectativa de las autoridades del INAH y de la Zona Arqueológica de Teotihuacan es que la techumbre, la cual pese a su extensión está planeada para no ser visible hasta que se ascienda a la plataforma Adosada, reduzca la incidencia de dos de los factores de deterioro más importantes en la fachada: la exposición directa del material pétreo a la lluvia; y la humedad por condensación. Ambos fenómenos propician y facilitan la cristalización de sales que, paulatinamente, disgregan los elementos constitutivos de la piedra.
Al día de hoy, en el Templo de la Serpiente Emplumada se llevan a cabo trabajos preliminares para la colocación de la techumbre, los cuales implican estudios de mecánica de suelos y otras proyecciones relativas a la colocación de la citada estructura.
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