Los buenos en el olvido
RELATO 1.- Y que se lo encuentran en pleno centro capitalino, flaco, ojeroso y sin ilusiones y se quejó porque dice que aún siente que rinde como persona y que su trayectoria como legislador y servidor público del PRI fue la adecuada y al servicio del pueblo tamaulipeco.
Un amigo se topó con él he intercambiaron palabras que sonaron huecas, como que lo lastimaban, sobre todo cuando se refirió al papel que desempeñó en la Secretaría General de Gobierno, que a su juicio fue bueno en aquel entonces.
En su rostro se notaba la tristeza y, cómo no, si no olvida que en ese trabajo se rodeaba de numerosos reporteros que cubrían la fuente de palacio, de quienes obtenía datos acerca de las manifestaciones que se estaban programando entre diversos grupos belicosos frente al edificio gubernamental.
Se trata de Reynaldo, no importan los apellidos, un hombre que fue brillante en sus años mozos y que ahora vive como jubilado, aunque considera que, si se le brinda una oportunidad, regresaría a la actividad burocrática.
Como legislador local, que fue, le faltan palabras para describir sus aciertos y virtudes, porque el Congreso de Tamaulipas fue una casa más, porque entre las cuatro paredes se guardaban secretos, que aún siguen siendo, eso.
Y, lastimado se siente y molesto, también, porque a dos de sus hijos los despojaron de unas horas en el sector educativo y, ellos, siguen batallando para sobrevivir económicamente.
La pensión de Reynaldo no es suficiente, por eso desesperado aun toca las puertas para volver a sonreír si se sacude las deudas, que son el sinónimo de preocupación.
Igual que él, se vale recordar otros nombres que ignora la prensa de Tamaulipas, cuando en el pasado fueron luminarias públicas que se disputaban las primeras planas de los periódicos locales.
Entre ellos “Chacha”, una mujer de complexión diminuta y muy morena, que se desempeñó en la labor pública con ese carácter fuerte que la caracteriza.
Y Lupita Anastacia, una fémina de peinado impecable, que fue funcionaria de la Secretaria General de Gobierno, de trato amable, pero de mano dura, porque manejar los asuntos internos en ese lugar no es nada fácil. Se sabe que vive en Texas en un modesto rancho, donde se enfrentan ciertos problemas por la falta de agua.
Y Amira, y “Betico” y Juan Alonso, que eran del PRI, y de la oposición Luisa y José Ortiz, este último que vive en el sur de Tamaulipas y solventa sus gastos en una notaría junto con Ranulfo de Jesús.
La lista sería interminable, pero al igual que a Reynaldo, nos salta la pregunta de donde está esa camada de valores que hicieron ricos los momentos del pasado.
¿Será que ahora nadie los quiere ver?.
Porque ser capaces aun, es un defecto.
RELATO 2.-“No me puedo ir Ciro sin contarte que…”, le dice todos los días Claudia al conductor de noticieros.
Igual estoy yo, porque no se puede pasar inadvertido el esfuerzo que hace la Universidad Autónoma de Tamaulipas y su rector, Guillermo Mendoza Cavazos, para fortalecer los lazos de amistad entre quienes integran la Máxima Casa de Estudios.
Se trata de la jornada deportiva y la segunda edición del concurso parrillero entre docentes, estudiantes y personal administrativo, quienes gozaron del acercamiento con las autoridades de la UAT, un encuentro que se hace necesario para sacar adelante cualquier labor.
Maquillados o con máscaras alusivas al cercano día de muertos, todos ellos colaboraron y disfrutaron cuando como ganadores de los concursos recibieron premios por parte del rector.
Nunca perdieron la sonrisa cuando estrecharon sus manos y fue la música la que los hizo mover la cadera a ton y a son, lo que le dio más sabor al vistoso evento universitario.
Esta convivencia universitaria dejo un buen sabor de boca.
Y cómo no, si no hay vallas entre un rector y el personal.
Correo electrónico: tecnico.lobo1@gmail.com
Javier Rosales
Columnista en Tamaulipas. Su columna Anecdotario es publicada en diversos medios de comunicación.
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