Eleazar Hernández y Rodolfo Rodríguez, forjadores de leyendas paralímpicas
Ciudad de México.- El Muro Paralímpico Mexicano inaugurado en las instalaciones del Centro Paralímpico Mexicano (CEPAMEX), por iniciativa de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (CONADE), en colaboración con el Comité Paralímpico Mexicano (COPAME), busca reconocer la trayectoria y logros de los medallistas del deporte adaptado en México.
Rodolfo Rodríguez Mejía, profesor de educación física y pionero en la enseñanza del deporte sobre silla de ruedas, quien trabajó como entrenador nacional de atletismo desde 1973 hasta los Juegos Paralímpicos de Atenas 2004, recordó que el movimiento deportivo surgió en 1964, a raíz de la designación de nuestro país como sede olímpica de 1968, ya que se buscaba albergar también los Juegos Paralímpicos, lo que no se concretó, pero se sembraron las primeras semillas.
“Fue el psicólogo Jorge Beltrán Romero quien buscó en la Escuela Nacional de Educación Física e invitó al profesor José María Díaz Fuentes, para que se incorporará a los trabajos que se estaban realizando, Díaz Fuentes invita a su vez al profesor Pedro Orozco Navarro y entre los dos empiezan a trabajar con un grupo de muchachos”, detalló Rodolfo Rodríguez.
Tras superar las carencias de equipo especializado, como sillas de ruedas adecuadas, contar con un lugar de entrenamiento y uniformes, entre otros detalles, se logró conformar un equipo de jóvenes para atletas, quienes empezaron a competir en eventos nacionales y algunos internacionales, por invitación.
“Ahí inició Saúl Mendoza (ganador de seis preseas en Juegos Paralímpicos), que era de la primaria y otros como René Corona, Sergio Zepeda, Roberto Vargas, Ana María Tenorio (doble medallista de bronce en Arnhem 1980), Eusebio Valdez (medallista de oro en siete ocasiones), también de repente Juana Soto (ganadora de ocho oros, en tres ediciones de Juegos Paralímpicos), entre otros, era un grupo como de 25 chicos”, destacó Rodolfo Rodríguez.
Por su parte, el profesor Eleazar Hernández Díaz, quien llegó en 1971 a lo que hoy se conoce como DIF, Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia, señaló que la primera participación de México, en unos Juegos Paralímpicos, ocurrió en Heidelberg 1972, en donde un grupo de siete seleccionados asistió, pero no logró ganar ninguna medalla, situación que cambió en la siguiente cita, Toronto 1976, en donde se obtuvieron 39 preseas.
“Gracias al entusiasmo de los que estaban en su momento y toda una serie de experiencias, permitieron realmente que en Toronto se obtuviera una cantidad de medallas que no se obtienen ahora. Esta primera generación fue muy productiva porque fueron muchísimas medallas, la verdad fue toda una culminación de un trabajo de muchos años, y para la siguiente cita, en Arnhem 1980, se logró el noveno lugar paralímpico”, rememoró Hernández Díaz.
En esa edición, disputada en los países bajos, nuestro país consiguió su máxima cosecha histórica de medallas, hasta el momento, con 20 de oro, 16 de plata y seis de bronce, para un total de 42.
“En ese entonces, no existían becas deportivas ni nada de estas cuestiones, los chicos entrenaban por su salud y por amor a la camiseta, se trabajó mucho la parte profesional de los valores del deporte, el trabajo en equipo, el esfuerzo personal, todos los elementos que al final de cuentas son parte del proceso educativo y formativo”, finalizó Eleazar Hernández.
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