11 principios fundamentales de la estrategia política
El estratega militar chino, Sun Tzu (siglo V a. C.) e, incluso, el ministro para la Propaganda del Tercer Reich, Joseph Goebbels, formularon interesantes teorías que pusieron las bases de la estrategia política. A continuación, te presento una actualización de estas teorías, que dan forma al “Decálogo” de la Estrategia Política del Siglo XXI, compuesto en realidad por once principios fundamentales.
Uno de los puntos que ha transformado la manera de hacer campañas electorales ha sido la personalización de la política. La necesidad, cada vez mayor, de conocer al hombre o mujer tras el candidato. En nuestro siglo es imposible concebir la política sin líderes. Los seres humanos nos relacionamos con más facilidad con otra persona en la que podamos buscar patrones de identificación, valores, necesidades y actitudes que nos representen.
El punto de partida de una campaña electoral es entender que se trata de una competición en la que, al igual que sucede en un proceso de compra, los electores “compararán” a los candidatos para tomar su decisión y votar. Por ello, hay que conocer al adversario tan bien como uno se conoce a sí mismo. Es fundamental realizar una radiografía detallada de los adversarios.
Las historias conectan al candidato con el votante y construyen un puente que lo lleva a la urna. La palabra clave aquí es “conexión”, y el clic de esta conexión lo logra una historia bien contada que ha de captar la atención, generar interés, deseo y acción. Cuando algo nos emociona, lo recordamos con más facilidad. Si pensamos qué tienen en común los grandes discursos de la historia que aún nos emocionan hoy al escucharlos, es porque sabemos que, más que un discurso, esa persona nos entregó algo personal y único, nos entregó un pedacito de su alma. Por eso, frases como “Tengo un sueño” y “No preguntes qué puede hacer tu país por ti” son inolvidables no solo para la mente, sino para el corazón.
Informar genera conocimiento, comunicar genera sentimiento. Las personas, los electores, no recuerdan la información, recuerdan lo que sintieron, lo que les produjo alguna emoción.
No existen fórmulas mágicas ni conocimiento absoluto. Por eso la estrategia es solo una guía, no una bola de cristal. La estrategia puede prepararte para el futuro, pero no adivinarlo. Por lo tanto, la capacidad adaptativa es tan importante para un candidato, como respirar.
De aquí, se desprende que el primer paso es realizar una investigación, seguida de acciones para motivar, emocionar y movilizar, y sin olvidar que la etapa final de la legitimación es la gestión. No es solo hacer promesas, hay que plantear soluciones, y mostrar que esas necesidades han sido escuchadas y son la prioridad del candidato.
A menudo, estos dos conceptos son confundidos o asimilados. Sin embargo, la táctica -el “cómo se hace”- es la manera de hacer la campaña para cumplir los objetivos planteados en la estrategia -el “qué se hace”-.
El liderazgo se forma, se construye, se crea. Hay personas que nacen con muchas cualidades que los predisponen al liderato y nunca lo logran. Por el contrario, hay muchas otras que, aunque no tienen una predisposición con sus características de nacimiento, logran ser inolvidables, dejando huella en la historia por su capacidad de liderazgo. En esta línea, para convertirse en un líder, se requieren dos aspectos fundamentales que están por encima de cualquier característica personal: el deseo de serlo y la disciplina para formarse.
El primer metro cuadrado -concepto que tomo prestado de Pablo Knopoff, socio de la encuestadora, Isonomía- supone dar respuesta a las necesidades intocables para cada persona, las que mueven a hacer cosas para respetar su status quo (comida, empleo, educación de los hijos, salud, etc.). El candidato necesita herramientas, tácticas, para entrar en ese primer m2, inspirar y ser inspirado.
Los ciudadanos no siguen la política como si fuera un mundial de fútbol, ni siquiera la siguen con un especial interés. Hay que tener en cuenta que la gente vive su propia realidad y eso es lo que les interesa. Nuestro reto es que una multitud desinteresada vote por nuestro candidato. Por eso, urge conocer qué lo hace permeable al mensaje que el político emite. El elector, cuando escucha la historia, debe sentir que es para él, que la historia es su propia historia. Es ahí donde se crea la identidad con la causa. Además, no debemos perder de vista que la gente sigue a quien tiene la solución.
Este principio pone de manifiesto la necesidad de evaluar la capacidad de atacarte del oponente y la tuya para defenderte, contrastar las debilidades y las fortalezas. Conocer las debilidades de los demás candidatos es primordial. Evidenciarlas requiere músculo.
Alberto Rivera
Construyo procesos de comunicación siendo y haciendo cosas diferentes, provocando emociones y moviendo conciencias hacia la participación social y política.
Ayudo a potenciar marcas de proyectos políticos y gubernamentales a través del descubrimiento de insights, arquetipos de marca y estrategias de comunicación política.
Soy consultor, catedrático y speaker en Estrategias de Campaña Política y de Gobierno. Director General de Visión Global Estrategias.
Soy originario de Tampico, Tamaulipas y cuento con una Maestría en Educación, Maestría en Política y Gobierno y Doctorado en Filosofía; además de tener diversas especializaciones en Comunicación Política, Consultoría Política e Imagen.
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