Valentino´S y El Chaparral
Los padres de las distintas generaciones, estoy convencido, viven distintas experiencias con sus hijos, porque incluso los hijos viven distintas experiencias según la generación a la que pertenezcan. Me nace la idea de abordar el tema en virtud de que la semana pasada una joven de la ciudad, estudiante de secundaria, se salió de su casa en la noche, se fue a divertir con sus compañeros y amigos; y hará cosa de varios años una amiga me conto como su hijo, adolescente, se fue un fin de semana con sus amigos a un rancho, fueron a probar unas armas.
Hay un evidente cambio en la concepción de los valores y las costumbres de una época a otra. Los factores pueden ser muchos, entre ellos, la evolución de los medios de comunicación, las relaciones interculturales hasta la explosión demográfica y la cercanía con la frontera. La cuestión es que, hoy en día, vemos que nuestros nietos tienen comportamientos muy distintos a los que desarrollaron nuestros hijos.
EDAD PARA CASARSE.
Recuerdo que en la primera generación universitaria de LRP (1982) un día conversaban un grupo de alumnas. El tema para la edad que tenían me sorprendió: palabras más, palabras menos, una de ellas sentencio que casi se sentía “quedada” porque aún no se casaba, apuntando que su abuelita se había casado a los 15 y su mama a los 17 años. Y en efecto, para aquella época había alumnas que ya estaban casadas, que tenía mínimo un hijo. Un día una alumna de primer semestre me pidió permiso de llegar, o faltar a la clase del día siguiente, porque “voy a llevar a mi hijo a vacunar”.
Hace días nos reunimos compañeros de la secundaria (1969-1972), es decir, todos ya rebasamos los 60 años, casi todos abuelos y uno de ellos nos sorprendió con una confesión: No es abuelo, tiene 2 hijos, profesionistas en promedio 35 años y no se han casado. En fin, yo les comenté que mi hija un día me dijo: “cuida a Benito porque es lo más cercano a un nieto que vas a tener”. Las causas pueden ser muchas, recuerdo un texto de Marco Aurelio Navarro, titulado “Posponer la vida” y explica como hay una generación que termina su licenciatura y los fines de semana hace estudios de posgrado… y pospone, por este motivo, formar una familia.
LAS FIESTAS GENERACIONALES.
Cuando salimos de la secundaria, años más tarde, inicie la organización de reuniones anuales. Recuerdo el caso de una compañera: fui a invitarla y su mama me pregunto el horario, en fin, me tuve que comprometer hasta de llevarla a casa. Pero eran reuniones casi tardeadas: han de recordar como en la década de los setentas existió en Victoria la discoteca “Valentino´s” y organizaba tardeadas… ya se las pueden imaginar. Eran épocas en que las fiestas, al menos que yo recuerden, iniciaban temprano y no concluían al día siguiente como en nuestros días.
Nuestros hijos, otra generación, fue otra cosa. Ya había otras discos, las reuniones sociales, iniciaban después de las 10 de la noche, así que ya pueden imaginar a qué hora terminaban. Hoy en día, por mi casa están los “Alcalá”, venden barbacoa y tacos… los domingos abren a las 3 am, para atender a los clientes desvelados…Yo voy a comprar barbacoa a las 7 am y siempre se pueden observar grupos de jóvenes, unos no tan jóvenes, que ya están a esa hora almorzando.
EXPERIENCIAS NUEVAS.
En fin, inicie el tema porque hace días una joven se perdió, en la noche, y apareció al mediodía del día siguiente… Si hacemos un recuento de lo que sale en las noticias, nos damos cuenta que este evento no es único: se ha documentado que jóvenes, por lo regular mujeres, de pronto no aparecen. Las investigaciones muestran, incluso, que están en una central de autobuses o que andan por el mercado, en algunos casos los papas y familiares organizan marchas y mítines, paralizan el tráfico en carreteras. Al final, después de varios días, se informa que la desaparecida, ya apareció y no hay más datos o información.
La frecuencia del hecho, a lo largo y ancho de la república, puede indicar que es o puede ser parte de un reto: una amiga, de aquí de Victoria, me comento como un día su hija no estaba en casa, investigando con sus compañeros y amigas, en plena madrugada salió a carretera, acompañada de su esposo, en busca de su hija, siguiendo los datos encontrados… fueron hasta el vertedero y, ahí, precisamente estaba su hija, se fueron de excursión. Otra amiga me conto como su hijo desapareció un fin de semana: hasta se llevó el arma de su abuelo, cuando lo encontraron, emocionado le pedía a su mama y abuelito que le compraran un arma, que era una experiencia maravillosa.
Son otros tiempos, otras generaciones.
Melitón Guevara Castillo
Licenciado en Administración Pública (UAT), Doctor en Comunicación y Periodismo (Universidad de Santiago de Compostela).
Profesor Emérito de la UAT. Líder del Grupo de Investigación “Democracia y Comunicación Política” de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales (Victoria, Tam.,).
Representante en Tamaulipas de la Red Nacional de Investigadores de la Calidad de la Democracia.
Escribe la columna política DESDE ESTA ESQUINA, desde 1984 en El Diario de Cd. Victoria y actualmente en Hoy Tamaulipas.
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