Eckart Boege Schmidt y sus 50 años de vida académica
Ciudad de México.- Como parte del Seminario Fundadores de la Antropología Mexicana, organizado por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y de la Coordinación Nacional de Antropología, se llevó a cabo la primera de dos sesiones, en las que de viva voz del investigador emérito del INAH, Eckart Boege Schmidt, el público conocerá su trayectoria de 50 años de vida académica.
En la primera parte, titulada “50 años de investigación y compromiso con los pueblos indígenas de México”, habló de sus inicios en la arqueología, la antropología y la etnografía, así como de su relación con el indigenismo mexicano y la defensa de sus territorios. La charla contó con la moderación y comentarios de la investigadora del Centro INAH Michoacán, Aída Castilleja González, y del etnólogo Leonel Durán Solís.
Boege Schmidt refirió que inició como ayudante administrativo del filósofo, etnólogo y antropólogo Paul Kirchoff; sin embargo, su inquietud lo llevó a los seminarios a los que Paul acudía y pudo conocer el trabajo que desarrolló para su magna obra: La historia tolteca-chichimeca.
Hacia 1970, decidió estudiar filosofía en Berlín, Alemania, y se empapó de teorías sociales propias de la famosa Escuela de Frankfurt; regresó a México con nuevos conceptos como la socioarqueología y, en Yucatán, realizó un estudio junto a Alberto Ruz L’huillier, sobre cómo los mayas contemporáneos concebían su historia.
Después, Eckart Boege trabajó con Roger Bartra Murià en un proyecto sobre estructuras de poder en el Valle del Mezquital, del cual surgiría la obra Caciquismo y poder político en el México rural (1975), aquella primera publicación en coautoría despertó su idea de escribir libros y el primero que editó en solitario fue Los mazatecos ante la nación. Contradicciones de la identidad étnica en el México actual (1988), dedicado al chamanismo.
En 1980, la antropóloga María Mercedes Olivera Bustamante lo invitó a la Escuela Nacional de Antropología e Historia, para colaborar, junto con Augusto A. Urteaga Castro Pozo, Juan Luis Sariego Rodríguez, Néstor García Canclini y Miguel Alberto Bartolomé Bistolett, en un proyecto antropológico que financiara a los estudiantes en sus tesis de campo.
Posteriormente, viajó a Yucatán para inmiscuirse en temas de biodiversidad y, por invitación de la ecologista Joann Andrews, participó como cofundador de la asociación civil Pronatura Península de Yucatán (1987); asimismo, laboró por 10 años en el proyecto Reserva de la Biosfera de Calakmul, Campeche, decretada como tal el 23 de mayo de 1989, y se introdujo en el tema de la agroecología. El proyecto en Calakmul abordó aspectos como el manejo forestal sustentable y la apicultura, y coadyuvó en la detención del tráfico de madera de esta región chiclera.
El antropólogo social apoyó en la elaboración de un informe para la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, sobre la problemática que enfrentan las comunidades indígenas de nuestro país por la pérdida de sus territorios, en el que hizo notar que el sentido de pertenencia y procedencia son clave para determinar los territorios indígenas, para lo cual se deben tomar en cuenta los ejidos, municipios y las nuevas territorialidades que surgen a partir de las luchas sociales.
Paralelamente, Boege Schmidt analizó la condición indígena en México mediante un estudio estadístico en los hogares, donde, si una persona hablaba lengua indígena, se le considera como tal, lo que dio como resultado la cifra de 12,000,000 de indígenas para 2002, pero hacía falta la autoadscripción, encuesta que se integró posteriormente a los censos del INEGI.
Todo este acercamiento con el indigenismo y sus territorios, así como la preservación de su hábitat, lo llevó a escribir El patrimonio biocultural de los pueblos indígenas de México. Hacia la conservación in situ de la biodiversidad y agrodiversidad en los territorios indígenas (2008).
El investigador emérito del INAH concluyó que, para cualquier política que busque desarrollar la cultura, los recursos naturales y el bienestar, los pueblos indígenas deben ser consultados; y anotó que el concepto de patrimonio biocultural no debe usarse como escaparate turístico, sino para la defensa de lo propio.
La segunda sesión está prevista para agosto de 2023 y será transmitida por INAH TV.
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