Soy Feliz: Avelino Juárez
Ciudad Victoria, Tamaulipas. - "Yo soy feliz y bendigo a Dios todos los días", aseguró Avelino Juárez, de 62 años, a quien una diabetes mal controlada le provocó la amputación de ambas piernas.
Don Avelino acude todos los días a la cadena comercial que se ubica en la Colonia Adelitas en Ciudad Victoria, a pedir el apoyo de los clientes del lugar, para poder sobrevivir.
En su silla de ruedas, con un viejo sombrero, una bolsa desgastada, y la esperanza intacta de que cada día serán "buenos", donde junte suficientes monedas, llega alrededor de las 9 de la mañana al lugar.
A la edad de 17 años, a Avelino le detectaron diabetes, sin embargo por descuido e incluso muchas veces falta de recursos, no se atendió el padecimiento que ahora le cobró la factura.
Cuando joven, fue cocinero en las hamburguesas Royal Burger, que se ubicaban en el 13 Hidalgo. Ahí trabajó durante dos décadas, sin embargo al cierre del negocio se quedó desempleado.
"Fueron las mejores hamburguesas de Victoria, fueron las primeras, y ya después cerraron. El primer patrón traspasó el local, y poco a poco fue decayendo".
Poco después de esta situación, se viene su primera amputación, la pierna derecha; al par de años la enfermedad le dio otro revés, y perdió la extremidad izquierda dejándolo postrado en una silla de ruedas.
Residente de la Colonia Echeverría, un conocido lo traslada todos los días a lo que ya adoptó como su segunda casa, su lugar laboral donde llega para recolectar monedas y poder sobrevivir.
Don Avelino no se casó, ni tuvo hijos, hoy vive solo en dos cuartos que poco lo protegen de las inclemencias del tiempo, por lo que pidió el apoyo de la sociedad para poder ampliar su hogar y contar con una cocina.
Hace algunos meses otro padecimiento llegó a su vida, la artritis degenerativa, que ya deformó sus manos y ahora le impide incluso hacerse de comer.
Un sobrino lo apoya con las labores de la casa, y pese a todas las situaciones complicadas que enfrenta, no pierde su optimismo y el amor por la vida.
"La gente me pregunta ¿tu por qué no te agüitas?, ¿no te pone triste estar así? Yo les digo, no, porque estoy vivo, bendito sea Dios, estoy vivo gracias a él, no estoy completo, pero estoy vivo y doy gracias a Dios porque respiro".
"Mucha gente quisiera no haber muerto, aunque también hay cobardes que les dicen te voy a cortar un dedo, les agarra la depresión y se van, yo digo no, para eso hay que ser fuertes, tener fe en Dios".
En el pasado, ayudó a mucha gente, de entre sus posibilidades siempre tendió la mano al necesitado, y ahora que le tocó vivir así, algunos regresan a apoyarlo para aligerar la carga.
Avelino pidió a la población se una a sus necesidades y le ayuden a tener una vida más digna, además también exhortó a los clientes de la tienda, le regalen una moneda.
Lamentó que muchas personas "completas" vivan de la caridad, en lugar de ponerse a trabajar. Él puede hacer muy poco, por eso se ve obligado a pedir limosna, dijo.
"Los médicos nos ponen una dieta rigurosa, y yo le digo al médico, nosotros nos enfocamos en el control del alimento o de la medicina, le digo que no podemos llevar las dos cosas juntas".
"Porque si vamos bien con el medicamento no podemos con la dieta porque no tenemos para comprarla, por eso la mayoría de los diabéticos no llevamos el control como se debe".
A pesar de ser derechohabiente del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), muchas veces se ve en la necesidad de costear los medicamentos, por desabasto.
Muchas veces sufre discriminación de las personas, pero si ven a Don Avelino, en el exterior de la puerta de cristal, otorgarle una moneda. Lo que a algunos les sobra, a él le hace mucha falta.
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