Servilismo político
En más de una ocasión se dice o escuchamos “pobre de México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos. Pero que decir cuando a México le fallan las instituciones; esas que nacieron para impulsar el desarrollo, para crear condiciones de gobernabilidad, y que en lugar de cumplir el rol constitucional que les toca, prefieren abandonar su naturaleza y convertirse en subordinados de otro poder, rompiendo el equilibrio de poderes y ayudando a concentrar el poder en una sola persona.
Pobre de México, de sus ciudadanos, cuando sus instituciones les fallan. Es el caso del Senado que, se entiende, en más de las veces actúa como Cámara Revisora para corregir fallas u omisiones de los diputados. Pero, atendiendo instrucciones presidenciales, cual fieles sirvientes, hace días aprobaron sin leer, sin discutir, sin analizar y reflexionar, una serie de leyes… claro, porque así se los pidió el titular del Poder Ejecutivo.
ARRIBA Y ABAJO.
En México, creo que, en todo mundo, hay una forma de expresar, o de explicar, el comportamiento de los políticos. Se portan serviles con el de arriba, con quien tiene un mayor poder; pero son, vamos pues, abusivos, prepotentes, con aquellos que están por debajo, es decir, sus subordinados o el común de la gente, si esa, la que no tiene forma de defenderse. Es como una ley de la selva: fuerte y débil, a uno te le cuadras, al otro lo ninguneas, lo explotas.
En la práctica en México no ha funcionado la división de poderes: antes, en la época priista, el Presidente era el jefe del partido, por lo tanto, de senadores y diputados. Decían que entre el Ejecutivo y el Legislativo había colaboración. Hoy en día, por lo que se ve, no hay colaboración, hay servilismo al momento que siguen al pie de la letra las instrucciones presidenciales: les dice que no le quiten ni una coma, y le cumplen la petición; las aprueben rápido y ni siquiera la leen… y lo máximo, al menos para los senadores y diputados de MORENA es pregonar: es un honor estar (servir pues) con Obrador.
NO SOMOS IGUALES.
Una de las premisas del Presidente Andrés Manuel López Obrador es que “No somos iguales”; por eso, en su pregón, postula que no traicionar al pueblo, no engañarlo, en consecuencia, no robarlo. Cuando en una mañanera le cuestionaron sobre los viajes del Secretario de la Defensa, con su familia, con cargo al erario público, detallados y explicados en un reportaje, el Presidente respondió: ¿Y que, Loret de Mola y Los Junco, también viajan? Claro que no es lo mismo.
Y en la praxis política, como bien dicen, no son iguales, les responden que son peor: el corporativismo de antes, digamos de la CTM, la CNC, sindicatos y asociaciones de profesionales, que servían para el acarreo, ahora se usan los programas sociales: cuyos beneficiarios son los pobres, esos que dice el Presidente AMLO que son más leales, que apoyan y apoyan. Y en esta práctica, los legisladores de MORENA se apuntan, que con sus dietas organizan el acarreo a los mítines, a las marchas.
AUGE DE LA OPOSICION.
La división de poderes requiere que, entre uno y otro, haya colaboración, pero sobre todo equilibrio; para evitar la concentración del poder. Concentración que, en el pasado, facilito la corrupción y la impunidad. Y hoy, los legisladores de MORENA, se han convertido en cómplices del Ejecutivo que, a todas luces, busca la opacidad: no quiere que se conozca, vaya pues, que son iguales o peor que los neoliberales, y es que el nepotismo, el contratismo, el tráfico de influencias sigue…por eso AMLO ya lo dijo: EL INAI no sirve, porque no le gusta transparentar las decisiones y acciones de su gobierno.
La oposición política creció cuando la corrupción e impunidad fue tanta, que espantaba; y el pueblo, entonces, se volcó con su voto a favor de la oposición, precisamente, en las Cámaras, para impedir que el Presidente hiciera de las suyas. Por eso Fox y Calderón no pudieron y EPN corrompió a los legisladores. Y el Presidente, ya lo dijo: si ganan las elecciones en el 24, carro completo como bien dicen, habrá una nueva Constitución, porque la actual le impide, en ciertos casos, actuar como un dictador, no le permite reelegirse, entre otras cosas.
EL PUEBLO ES SABIO.
Efectivamente el pueblo es sabio, entendiendo por pueblo a toda la población, no solo a los pobres. Y ese pueblo sabio, tarde o temprano, hace de las suyas, haciendo que su voto cuente y cuente en una dirección. Lo observamos en las elecciones locales pasadas de CdMx: MORENA perdió la mitad de las delegaciones. Los morenistas le echaron la culpa a Ricardo Monreal; pero el Presidente AMLO, culpo a la clase media y a los aspiracioncitas, que también son parte del pueblo. El ciclo de gobierno, si no es bueno y positivo, dura pocos sexenios… el ejemplo lo tenemos en el PAN: que solo gobernó 2 sexenios.
Melitón Guevara Castillo
Licenciado en Administración Pública (UAT), Doctor en Comunicación y Periodismo (Universidad de Santiago de Compostela).
Profesor Emérito de la UAT. Líder del Grupo de Investigación “Democracia y Comunicación Política” de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales (Victoria, Tam.,).
Representante en Tamaulipas de la Red Nacional de Investigadores de la Calidad de la Democracia.
Escribe la columna política DESDE ESTA ESQUINA, desde 1984 en El Diario de Cd. Victoria y actualmente en Hoy Tamaulipas.
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