Casi de luto estoy
La vida nos marca con un sello que no se disuelve, que no se olvida, y menos aun cuando te cobijan las paredes de un edificio de cristal claro, transparente, que está a la vista de todos los mexicanos a quienes devora la curiosidad por saber que pasa más allá de su alrededor.
En este régimen obradorista el nombre de Notimex, la agencia de noticias mexicana, está en boca de todos para bien o para mal.
Para bien, porque desde su nacimiento en 1968 ayudo al pueblo a abrir bien los ojos con suculenta información sobre los Juegos Olímpicos en México.
Para mal, porque Notimex se reservó datos importantes sobre la matanza estudiantil de Tlatelolco, claro porque es una agencia creada por el gobierno y al que no se le debe soltar bofetadas.
Yo, en calidad de provinciano, tuve la suerte, al igual que más de veinte estudiantes egresados de la UNAM de la carrera de licenciado en Periodismo y Comunicación Colectiva 1977-1981, de trabajar más de tres años en esa agencia noticiosa en el área de internacionales, un lugar que sacude a cualquier comunicador que busca cosas diferentes.
Y cómo no, si mi codeo con el director de la agencia Notimex, Pedro Ferríz Santacruz, fue constante, un viejón muy cejudo, bien vestido, amable y respetuoso, con quien yo gozaba cuando con su potente voz describía lo que a su juicio eran los extraterrestres, un tema que se notaba era su pasión.
Don Pedro me arrastraba con sus anécdotas bien elaboradas que daban vida a esos Ufos flacos, pequeños y con esa mirada matona que a muchos despierta miedo.
En mi paso por Notimex conviví con muchas personas de prestigio periodístico, entre ellas Rossana Fuentes Beraín, una mujer con bellos ojos azules más llamativos que los de un minino, que fue mi jefa en la mesa de internacionales. Ella controlaba a 20 corresponsales internacionales de Notimex, una experta que luego fue colaboradora del principal noticiero nocturno de Televisa.
Y muchos de ese tamaño pasaron por mi lado, como fue el caso de Epigmenio Ibarra, quien ahora colabora con Andrés Manuel López Obrador. Años atrás él fue Corresponsal de Guerra en El Salvador y se convirtió en el mejor de la agencia Notimex, por su arrojo y capacidad para describir todo lo que sucedía en ese país centroamericano.
Luego, Epigmenio se dedicó a diseñar telenovelas, las que se convirtieron en un éxito.
Al igual que ellos puedo mencionar a muchos pero una cuartilla no es suficiente, más aun cuando vagan por medios informativos que los abrazan y los respetan.
Pero en fin, aquí de lo que se trata es de que no se ve con buenos ojos que algunos comentaristas televisivos le tiran grandes piedras a los trabajadores de Notimex que se encuentran en huelga desde hace más de tres años y a quienes no bajan de zánganos, vividores del presupuesto y niños y niñas bien.
Se jactan de decir que entrar a Notimex es lo más sencillo y en eso están equivocados, porque por experiencia propia puedo decir que deje la sangre, el sudor y las lágrimas para formar parte del personal de esa agencia, cuya muerte ya está anunciada.
He trabajado para cinco medios nacionales oficiales y privados del Distrito Federal, pero Notimex atrapó mi corazón porque no sabía lo que es estar en medio de una información internacional que pone a prueba la debilidad y la fortaleza de un periodista que escogió ese camino.
Es fácil decir, porque me consta, que Notimex, en mi tiempo, nunca estuvo infectado por juniors como algunos señalan, por lo contrario, lo que abundaban eran jóvenes universitarios que buscaban una inspiración que le regalara sentido a su vida.
Por eso casi, estoy de luto.
Porque liquidada la Agencia Notimex.
Huele a muerte y, a destrucción.
Correo Electrónico. tecnico.lobo1@gmail.com
Javier Rosales
Columnista en Tamaulipas. Su columna Anecdotario es publicada en diversos medios de comunicación.
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