Pensar o plagiar, esa es la cuestión
Durante semanas seguí toda la controversia que se armó por el plagio que una ministra de la Suprema Corte de Justicia de la nación hizo de su tesis de licenciatura, los dimes y diretes, la politización de un asunto que se salió de los causes académicos para ser utilizado como linchamiento mediático; después el asunto pasó de moda y los medios de comunicación en la volátil vida de las noticias parecen olvidar el tema.
Tal vez porque el foco del asunto no era la gravedad de la acción si no el linchamiento político de la ministra. Ya que el plagio es el pan nuestro de cada día a día en México, un asunto de “rutina”, una “costumbre”, un “pecadillo”, un “al fin que nadie se da cuenta”; quién no recuerda el plagio de la tesis de licenciatura de Enrique Peña Nieto o el asunto doméstico de Ramón Durón Ruiz acusado de plagiar un texto que luego publicaba en su columna del “Filósofo de Güémez” y que, siendo funcionario público, una mujer española lo señaló, quedando el asunto en un “usted disculpe”.
En el ámbito académico, cuantas veces los maestros dejamos pasar por alto el plagio, al ver que un alumno en su pereza de no leer o en su torpeza de no saber redactar corta y pega para presentar un ensayo o una monografía, vicio que escala hasta los niveles de elaboración de tesis donde los autores lo siguen haciendo y los examinadores no lo detectan y lo dan por válido.
No saber citar un texto es muy grave para quienes la escritura es una herramienta de trabajo o aprendizaje, pero un gran pecado es robarse deliberadamente las ideas de otros y firmarlas como nuevas, conscientes de que se carece de capacidad para generar las propias.
Ciertamente no existen las ideas originales y primigenias, nuestros pensamientos y textos están plagados de la herencia histórica de lo que oímos, aprendemos, leemos y vemos; sin embargo, nuestros procesos mentales siempre aportan comprensiones propias y personales del mundo, de ahí la necesidad de ejercer el pensamiento como herramienta para generar conocimiento.
Ahora que la inteligencia artificial hace su debut como un chat capaz de elaborar textos, muchos expertos han opinado que profesiones como el periodismo o algunas otras donde la redacción de texto es fundamental pueden desaparecer, porque esta herramienta es capaz de hacer mucho mejor y más rápido el trabajo.
Y aunque muchos empiezan a temblar ante esa realidad, la verdad es que, esta inteligencia artificial no es más que otra forma de hacer el cortar y pegar más eficiente. Pensar, crear, leer, repensar la realidad, sentir, comprender, escribir son procesos humanos que desde la antigüedad han estado reservados a aquellos que entienden que el cerebro es un músculo que debe ejercitarse para comprender el sentido la vida.
El resto, como históricamente ha sucedido, son aquellos que se asustan por el futuro, siguen robando deliberadamente las ideas de los otros, no son capaces de hilar dos ideas juntas y simulan que entienden y piensan. Y en México de esos hay muchos que no desean erradicar el vicio del plagio por la comodidad que representa hacerlo sin que pase nada, siempre y cuando no se encuentre en el lado políticamente incorrecto.
E-mail: claragsaenz@gmail.com
Para que HOYTamaulipas siga ofreciendo información gratuita, te necesitamos. Te elegimos a TI. Contribuye con nosotros. DA CLIC AQUÍ