Violencia: Percepción y realidad
En esta semana el gobierno de Américo Villarreal Anaya festina que hay menos problemas de seguridad pública en la entidad, dan como referencia lo que ha sucedido en los primeros tres meses de gobierno: son los datos, si, los que aparecen del registro de eventos que tienen que ver con la violencia, con la seguridad pública, como son los homicidios dolosos, secuestro y robo de automóviles. El dato, en comparación con el mismo periodo del año pasado.
En el reino de las redes sociales, en el momento que la información está al día, que se obtiene al instante y que no importa donde suceda el hecho; al segundo, quizá sin exagerar, ya nos estamos enterando. Por eso, hoy en día, al hablar de temas tan escabrosos, es preciso recurrir a dos elementos: la realidad, es decir, los que sucedieron y se registraron; y los que conocemos, nos damos cuenta o nos informan. La realidad y la percepción, vamos pues, puede ser muy distinta.
LOGROS GUBERNAMENTALES.
Creo que nadie, pero nadie, puede negar que hemos vivido, o quizá aún vivamos, de mucha turbulencia delincuencial. La violencia no es de ayer, quizá nos podemos remontar como al 2010 o un poco antes. Llego un momento que nos platicaban, pero luego, el contexto se fue haciendo más grande: alguien cercano, un conocido o familiar, había sido objeto de la violencia: secuestro, robo de vehículo o había sido asesinado.
Ese fue el escenario, o el contexto, de cómo llegó Francisco Javier García Cabeza de Vaca al poder; al avanzar el sexenio, sus corifeos hacían notar que la violencia había disminuido. Todavía, al concluir el sexenio, era de lo que presumía y, como dato, que era la información que difundía el gobierno federal: todavía, ya en el sexenio de AVA, cuando el gobierno repitió los datos, tanto el exgobernador como su hermano el senador, repitieron la información, presumiendo como un logro.
INFORMACION Y COMUNICACIÓN.
Hace tiempo, revisando investigaciones de agenda setting, encontré un estudio realizado en los Estados Unidos: resulta que imperaba en la ciudad un clima de inseguridad, la gente estaba intranquila por los robos domiciliarios, como de carros, alarmados pues. Y un servidor público, de esos que manejan datos, hizo la revelación: había menos delitos en ese momento, lo que sucedía es que, los que había, tenían mayor difusión y la gente creía que había más. Creo que, sin duda, eso puede estar sucediendo en la realidad.
Los accidentes viales, por decir, los conocemos casi al instante con trasmisiones en vivo. Una dia venia de El Roble y me dice mi esposa: ve con cuidado, más adelante hay un accidente. Efectivamente, para cuando llevamos al lugar, ya estaba ahí la ambulancia recogiendo a los lesionados. No hay, pues necesidad, de esperar al noticiero de la tv o a la mañana siguiente para leer el periódico. Hoy nos enteramos, casi al instante de balaceras, de asesinatos o robos en casa habitación.
NECESIDADES HUMANAS.
Las necesidades humanas esenciales son las que integran nuestra seguridad: la que tiene que ver con nuestra integridad, de vida y patrimonial, otra más es la alimentación. La tarea de seguridad es básica en las tareas del Estado; y que bueno, excelente, que nos digan, que nos presuman, que han disminuido. Eso es síntoma de paz y tranquilidad social, requisito básico, por decir para la inversión y el trabajo.
Como ciudadanos estaremos más tranquilos cuando, efectivamente, nos sintamos más seguros. Pero también, cuando vemos que el contexto donde vivimos va mejorando: que hay más empleo, más inversiones, mejores salarios, que el dinero rinde más. Excelente que la 4T nos informe y presuma que hay más seguridad publica… y será, obvio, mas excelente cuando nos enteremos que se resuelven problemas añejos de una u otra ciudad como de las comunidades rurales. La transformación, no basta con ser anunciada, tiene que verse, tiene que sentirse.
LA REALIDAD NO MIENTE.
Sabemos que hay accidentes de vialidad, que hay riñas con heridas o en determinado caso con muertes que lamentar, pero la realidad no miente. Es como el caso de la inflación, nos dicen que no ha subido, pero vamos a la tienda, a la frutería, y vemos que algunos productos han subido de precio: se siente en el bolsillo. Así sucede con la violencia y la seguridad pública, la percepción tiene que ir de la mano con la realidad… Antes, hace muchos años, dejábamos la casa abierta, el carro en la esquina, sin seguro, y sabíamos que no pasaba; hoy muchos tienen hasta cámaras de video, las cercas o bardas están alambradas… las puertas cerradas con tres candados.
Ha veces es tan difícil creer en los datos estadísticos.
Melitón Guevara Castillo
Licenciado en Administración Pública (UAT), Doctor en Comunicación y Periodismo (Universidad de Santiago de Compostela).
Profesor Emérito de la UAT. Líder del Grupo de Investigación “Democracia y Comunicación Política” de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales (Victoria, Tam.,).
Representante en Tamaulipas de la Red Nacional de Investigadores de la Calidad de la Democracia.
Escribe la columna política DESDE ESTA ESQUINA, desde 1984 en El Diario de Cd. Victoria y actualmente en Hoy Tamaulipas.
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