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Cuidado con la marea

Por: Jorge Alonso Infante El Día Martes 10 de Enero del 2023 a las 22:34

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Navegar en aguas tranquilas permite mantener un sentido de calma y sin muchas preocupaciones más que las que puedan surgir de la embarcación en la cual se viaja. Cuando se comienza una travesía pareciera que todo va “viento en popa” se tiene un sentido de seguridad, de prosperidad y que toda aquella adversidad que se pueda presentar, se resolverá.

Pero de inicio siempre será cauto prever los distintos escenarios que puedan presentarse, es de sabios recordar que la naturaleza puede sorprender con diversos fenómenos meteorológicos y por ende con situaciones de mayor cuidado. Esto es en cuanto el entorno ambiental, por otro lado lo que hay que tomar mucho en cuenta, es que será la tripulación y en especial su capitán, en quien recaiga la responsabilidad para bien o para mal.

Por eso es muy importante saber elegir a un buen capitán, alguien preparado, experimentado pero sobre todo con probidad. Más si las aguas ya están alteradas por tantos fenómenos del pasado. Muchos serán y han sido los que se han ido con el canto de las sirenas, los mismos que se han dejado romantizar por navegantes que pregonan ser la solución pero que terminan siendo parte del problema.

Veamos un ejemplo:

Hace poco más de un año partió un navío con la intención de llevar a sus tripulantes a la tierra prometida, el capitán electo para la travesía no paraba de pregonar tiempos mejores y que él en conjunto con su tripulación (elegidos por él mismo) serían quienes sin duda completarían exitosamente la importante misión.   

De inicio las condiciones no eran halagadoras, ya que la embarcación presentaba variados y marcados desperfectos, pero se sabía que así era, entonces excusas no deberían de esgrimirse. Las aguas tenían años de no presentar una calma y todos aquellos pasajeros de anteriores intentos ya se encontraban hartos por tanta traición de parte de los capitanes y demás responsables en turno.

En el intento más reciente le dieron el voto de confianza a un personaje con esencia de independiente pero que por intereses fue arropado por los marineros de uniforme azul. Generó gran expectativa pero terminó más apegado a la botella, las falacias y las parrandas, que a su vital responsabilidad.

Los vientos le cambiaron su rumbo y aunque debió de haber caminado por la tabla, lo comisionaron a otras funciones y en sustitución emergió una nueva capitana. Controversial su designación y aunque ganas pareció echarle, decidió callar las barbaridades que seguían pasando y que terminaron con su deseo de continuidad.

Tras haber fracasado y de regreso al mismo puerto, los pasajeros tuvieron nueva elección, deseando con gran devoción que esta vez ya no se fueran a equivocar. De inicio muchos decidieron apostarle con pintar el barco con la pintura guinda-marrón que mostraba ser más resistente, la misma que ayudó a encumbrar a su nuevo capitán así como en otras tantas latitudes ya había sucedido. A pesar del hartazgo, decidieron volver a tener fe y esperanza y así comenzó la nueva travesía.

Un año y meses después el barco se hunde, en lugar de taparle más hoyos al navío y enfocarse en arreglar los marcados desperfectos, el ahínco inicial se convirtió en pasmo y avaricia. Se castigó a su propia tripulación agremiada y aunque otros de sus cercanos almirantes vestían uniformes de marineros, terminaron siendo tremendos piratas.

Entre rayos, estruendos y una tremenda tormenta, se deslava la bandera de la esperanza que izaron al comienzo, saliendo a relucir su verdadero fondo negro con una calavera cruzada por huesos. Con todo y eso culpan al pasado y a otras tantas circunstancias, mientras muere no solo la esperanza sino la siempre mal pagada ilusión colectiva.

Es tanta el agua que entra, que hasta se teme no volver a llegar ni al mismo puerto de partida. La gente voltea al cielo y comienza a implorarles a los dioses por sus vidas, mientras en el océano en un barco en plena hundida, reina la incertidumbre y los excesos que consuman la anarquía.      

Jorge Alonso Infante Alarcón  

Carrera Licenciado en Relaciones Internacionales.

Maestría en Administración Pública en la U.A.M. Francisco Hernández García (U.A.T.)   

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