En 1988 cuando era estudiante de la Universidad Nacional Autónoma de México la elección presidencial se disputaba entre Carlos Salinas de Gortari, por el PRI; Cuauhtémoc Cardenas por Frente Democrático Nacional y Manuel Clouthier por el PAN.

Por cuestiones que en ese momento los universitarios entendimos como una forma de disipar el movimiento pro Cardenista, el sindicato de trabajadores de la UNAM fue a la huelga y nosotros a casa.

Así las cosas un grupo de amigas y yo decidimos no pasar los días en nuestras casas y fuimos de viaje a Oaxaca donde vivía mi abuelita.

Ahí nos llegó el día de la elección la que observamos desde el patio de la casa pues apenas a unos metros se instaló una casilla.

Hasta ahí todavía el INE no era más que un sueño de los demócratas, así que los funcionarios de casilla estuvieron haciendo el trabajo para el que estaban contratados creo por lo que vi solo entregar las boletas y ver que las depositaran de la forma correcta en las urnas.

Al término de la jornada no podíamos dar crédito a lo que veíamos ese grupo de universitarias que pensaban en la democracia como algo real en el país, resulta que cuando ya no había más electores los que estaban en la casilla comenzaron a tachar las boletas en la casilla del PRI y sumándolas a los votos que hicieron los electores.

Claro era un lugar donde no había una población muy grande, por lo que entendimos que se pudieran hacer este tipo de acciones.

La caída del sistema de Bartlett llegó más tarde con los resultados que todos sabemos.

Y no es que piense que eso que hicieron en esa casilla haya sido decisivo para el triunfo del candidato del PRI, para nada, pues el ingeniero Cárdenas tenía una fuerte influencia en el entonces Distrito Federal y otras grandes ciudades.

Lo platicó porque en estos momentos de intento de reforma electoral y de modificar el INE como lo conocemos es necesario voltear al pasado y decidir qué es lo que queremos quienes hemos sido testigos de cómo avanza la democracia en el país.

Que hay muchas formas aún de cometer fraudes, no lo dudo , pero los ciudadanos que están en las casillas y más aún los que representan a cada uno de los partidos lo hacen convencidos que es la forma de tener autoridades avaladas por la ciudadanía y mejores procesos electorales.

Los sueldos de los consejeros, los gastos del instituto y los temas que argumentan quienes quieren que esto desaparezca son temas que se pueden tratar sin reformas, incluso la salida del consejero presidente, pero no quitarle al país lo que tanto le ha costado mejorar, porque si de confianza se habla, el INE se la ha ido ganando poco a poco.

Las manifestaciones de este fin de semana tal vez no fueron únicamente el deseo de no perder al INE, desafortunadamente lo político también salió a flote, pero, no es precisamente el instituto quien da voz a las fuerzas políticas del país?

Hasta aquí por hoy

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Rosy Pereda Rangel

Licenciada en Periodismo y Comunicación Colectiva por la UNAM

Corresponsal de TV Azteca desde hace 16 años

Actualmente coordinadora de Información de Expreso Matamoros