La muerte y la inmortalidad
Hoy, 2 de noviembre, es un día muy especial para los mexicanos. Se celebra el día de Los Difuntos, de los seres queridos que ya descansan en paz. Es muy especial porque hay toda una cultura sobre la vida y la muerte. Recuerden que, según José Alfredo Jiménez, la vida no vale nada… a pesar de ello, hay la certidumbre, nadie se quiere morir. Por eso, bien que se festeja la longevidad de familiares y amigos.
Nadie, pero nadie, se quiere morir. Sin embargo, hay personas que se suicidan y hay otros, a los que se identifican como asesinos, que con la mayor indiferencia ordenan o ejecutan la muerte de alguien. Con todo y esto, se afirma que la vida se entiende, o comprende, gracias a la muerte. Por eso, bien que dicen, disfruta el día, como si fuera el último de tu vida. Y, la verdad, a veces así sucede para alguien en una parte del mundo.
LA CERTIDUMBRE.
Bien que sabemos: todos nos vamos a morir. Claro, no sabemos cuándo ni cómo. Ahí es cuando, nos preguntamos si cuidamos nuestra salud. Hay quienes afirman que Dios decide cuando y como, así que, hagan de cuenta, les vale. Es terrible saber que alguien muere en un accidente: como aquellas mujeres regias que, rumbo a Tampico, para vacacionar encontraron la muerte al chocar de frente con una camioneta.
En lo personal creo que hay enfermos que mueren por negligencia o ignorancia del médico. Les cuento el caso de mi abuelito José: enfermo y mi tío, su hijo menor, me llama para que consiga la medicina. No la encontró en Padilla ni en el Barretal. Ni yo, recorrí más de 10 farmacias de Victoria, hasta que en una el encargado me dice: no va a encontrar esa medicina, ya no está en el mercado. Le puedo vender otra, con los mismos componentes, pero distinto nombre. Le llamo a mi tío y me dice: no compres ya nada… hace 10 minutos.
INMORTALIDAD.
Difícil, muy difícil, ser inmortal. Al menos en lo que va de la humanidad no se conoce algún caso de la misma. La interpretación de la inmortalidad va en el sentido de que, el ser querido, es recordado por sus familiares o amigos en la medida que su vida fue congruente, supo hacer amigos, tener una conducta o comportamiento que sirve de ejemplo. AMLO, por ejemplo, quiere ser recordado como el mejor Presidente de México, al igual que Benito Juárez o Francisco I. Madero.
Pongo un ejemplo. Mi suegro José García Balleza (+) vivió en El Roble. Fue maestro rural y sus amigos eran de los ejidos colindantes. Falleció hace tiempo y hoy, que se conmemora a los Fieles Difuntos, recibe un reconocimiento de estudiantes de preparatoria tele bachillerato 016 que le construyen un Altar de Muertos en el concurso que organiza el gobierno municipal de Güemez.
TRASCENDER LA VIDA.
Cada vez que fallece un familiar, hagan de cuenta, se va un pedazo de nosotros. Y a esa persona la vamos a recordar en la medida que visitamos su tumba: en el cumpleaños, en un día como el de hoy, o tan simple, que llega a nuestro recuerdo y elevamos una oración por su eterno descanso. Ayer fui a un panteón y vi, muchas tumbas limpias, llenas de flores, signo de que ahí estuvieron sus familiares, que lo recuerdan… porque fue, para ellos, un ser querido, amado.
Melitón Guevara Castillo
Licenciado en Administración Pública (UAT), Doctor en Comunicación y Periodismo (Universidad de Santiago de Compostela).
Profesor Emérito de la UAT. Líder del Grupo de Investigación “Democracia y Comunicación Política” de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales (Victoria, Tam.,).
Representante en Tamaulipas de la Red Nacional de Investigadores de la Calidad de la Democracia.
Escribe la columna política DESDE ESTA ESQUINA, desde 1984 en El Diario de Cd. Victoria y actualmente en Hoy Tamaulipas.
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