En los gobiernos de los tres niveles de responsabilidad y de los poderes de la unión tenemos tres tipos de funcionarios públicos: Los que llegan por elección directa por votos en las urnas de forma de mayoría relativa o representación proporcional, los que son nombrados por los ejecutivos para estructurar gobiernos municipales, estatales y federales y lo que a propuesta de  estos mismos ejecutivos son ratificados o avalados por Cabildos, Congresos Locales o el Congreso de la Unión de acuerdo a lo que establece la Constitución de la Republica o las Constituciones de los estados. No hay de otros, todos están y llegan bajo estas características y condiciones, algunos sin preparación suficiente, otros sin experiencia en el cargo a desempeñar y algunos con conocimientos y experiencias, pero sin los debidos contra pesos para su evaluación certera y permanente.

Esta estructura piramidal de la administración publica inicia o se nutre cada seis años con la designación primero de los candidatos al puesto de Presidente de la Republica y una elección popular y se inicia la formación de la estructura gubernamental sexenal y las designaciones que la ley establece. El problema de estas designaciones y en esto quiero poner el énfasis en esta colaboración en que la mayor parte de las ocasiones las votaciones se dan en un ambiente emocional y pocas veces racional. Desde la designación de la figura del "tapado" que históricamente ha sido una especulación y critica nacional en función del partido en el poder y en el uso faccioso de los recursos públicos para promocionar a los "tapados" sin la observancia debida de la legalidad.

 Posteriormente a la designación del ejecutivo federal se desgrana otro proceso de "tapadismo" en donde meses anteriores a la toma de posesión se empiezan a ver perfiles de personas para ocupar los puestos administrativos dentro de un marco de decisión personalismo por parte de quien ostenta la investidura de gobierno con prácticamente nula consulta a la sociedad civil, a las instituciones educativas a los organismos empresariales para consultarles si el perfil de los próximos funcionarios públicos se apega a las visiones y misiones de una sociedad que ocupa a gobiernos eficientes, trasparentes y que acompañen con buenas políticas públicas para el desarrollo armónico de la sociedad.

Ramiro Ramos Salinas

Político tamaulipeco nacido en Nuevo Laredo, Tamaulipas. Cuenta con un doctorado en Administración Pública y una maestría en Administración de Negocios.

Fue diputado local en la LXII Legislatura y además fue presidente del PRI en Tamaulipas.