El apartheid político tamaulipeco
Pareciera una regresión a los tiempos de un sistema de segregación como aquel que se vivió en Sudáfrica el siglo pasado. En Tamaulipas está por demás marcado no solo la diferencia de posturas políticas, sino que la rivalidad se ha convertido en una aguerrida lucha por el poder. La civilidad desapareció hace tiempo para dar paso a una real segregación política, ustedes vs. nosotros.
Se sabe que las posturas ideológicas encontradas en conjunto con el apasionamiento político pueden causar fuertes rivalidades, pero se debe de tomar en cuenta que siempre debiera existir un margen para la concordia y el entendimiento. El enfrascarse en una verdadera batalla sin tregua nunca ayudará a la causa y los más afectados por supuesto que somos los ciudadanos.
No hay excusas para no hacerlo, solo hay un aferramiento por tratar de mantener el control de una u otra forma. Mientras vivimos en un mundo de por sí bélico y ni se diga en nuestro país, son los “representantes populares” los que en lugar de poner el ejemplo muchas veces son los primeros en mostrar actitudes que llegan a rayar en lo ridículo.
Que tristeza el ver que es más difícil que se pongan de acuerdo a que se estén dando con todo, y por si fuera poco, todos aseguran que están velando por los mejores intereses de los tamaulipecos en este caso. Desafían toda lógica, ponen en vergüenza a las instituciones que representan y no abonan nada para que impere la paz. Pareciera que prefieren incendiar en lugar de remediar, prefieren insultar en lugar de respetar.
No sé si tendremos que esperar para que surja nuestro propio Nelson Mandela o con la llegada de una nueva administración ver un cambio ideológico que privilegie más la cordura. Problemas de por sí ya existen muchos y aún que se aplaude todo lo que bien se ha hecho, sabíamos desde hace años que la tarea era grande y para ello se iba a requerir que todos jalaran parejo.
Tamaulipas y sus instituciones no son un botín político para unos cuantos, es un estado libre y soberano de los más importantes de nuestra república, bendecido por la naturaleza y enriquecido por su gente. Tamaulipas es de todos los tamaulipecos y como si fuera nuestra propia casa lo tenemos que cuidar y a su vez hacer entender a aquellos necios peleoneros, que la violencia ya no se va a tolerar.
La voz del pueblo es la que debe de ser escuchada en todo momento, bendecidos todos aquellos que entienden eso y que trabajan pulcra y dignamente. La diferencia entre aquellos personajes políticos que son bien recordados a aquellos que terminan en el olvido, es la huella que cada cual deja en su forma de actuar y trabajar. Héroe de una causa no es el que más grita, patalea o insulta, sino aquel que entiende que los ideales son primero, que defender a su pueblo y a su amada tierra es lo más digno y glorioso que pueda existir.
Un niño…
Un niño fascinado por la lucha libre le confiesa a su padre que su sueño es presenciar en vivo a los fantásticos gladiadores. Pasan los días y el padre lo lleva consigo y se dirigen al Congreso del Estado. Al entrar al recinto y ponerse en las gradas el niño extrañado le hace el comentario al padre de que no ve ningún ring y este le contesta:
“No hijo mío, aquí no verás ningún cuadrilátero, pero si vas a presenciar todas las marrullerías, gritos, insultos, maromas y teatro, todo un verdadero espectáculo”
Jorge Alonso Infante Alarcón
Carrera Licenciado en Relaciones Internacionales.
Maestría en Administración Pública en la U.A.M. Francisco Hernández García (U.A.T.)
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