Yo debo confesarles, estimados amigos, no la conozco. Conozco, eso sí definiciones, esquemas, tipos, explicaciones; su origen y evolución, he leído a diversos autores e, incluso, en un tiempo pertenecí a una Red Nacional sobre la Calidad de la Democracia. Asistí a Congresos. No la conozco por una sencilla razón: el deber ser y el ser, la teoría y la práctica, no coinciden. No hay democracia perfecta y su práctica, cada vez, resulta contradictoria.

El fin de semana MORENA, el partido del Presidente AMLO, renovó a sus Consejos Distritales, para darle vida así, al Consejo Estado y al Nacional; además, de los Estatales van a derivar los Comités Estatales respectivos. Dijo el Presidente: “que no haya borregos” y lo que hubo, pese a la retórica partidista, un remedo de práctica democrática: gano quien tenía más recursos económicos.

¿QUE ES?

De manera histórica se dice que es “El gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”. Definición que se atribuye a Abraham Lincoln en el discurso que pronunció el 19 de noviembre de 1863. Fue en Gettysburg, campo de batalla de los estados del norte y los del sur, unos esclavistas, otros abolicionistas. Definición que nos lleva a otras preguntas: ¿Qué es el pueblo? AMLO, por ejemplo, pregona que primero los pobres.

En teoría la democracia es un procedimiento para que los miembros de un grupo o de una sociedad tomen decisiones. Decisión de elegir, por ejemplo, a quienes deben gobernar. La regla es que, entonces, todos los integrantes son iguales, deben estar debidamente informados, y hacerlo mediante una “reglas del juego”. Que son, precisamente, las que se violan y no encontramos a la democracia.

TRANSPARENTE O SIN ADJETIVOS.

Un intelectual mexicano estableció que la democracia tiene que ser sin adjetivos; como política, social o económica. Y hubo un político, un dirigente de un partido político, que insistió que debía ser transparente: sin vicios, sin trampas, legales, en fin, que se cumplieran los valores y principios democráticos que hoy conocemos. Y un líder sindical le reviro: que era tan transparente, que no se veía, porque la práctica política no era democrática.

Y esa es la cuestión: por obligación constitucional los partidos políticos deben impulsar y promover la práctica de la democracia. Y en la historia política mexicana hay demasiada evidencia de que, los propios partidos políticos, son incapaces de practicarla: se dejan vencer por las prácticas antidemocráticas, en especial, la compra del voto y el acarreo. Y eso fue, sin la menor duda, lo que sucedió en el proceso interno de MORENA.

DINERO PARA GANAR.

Conocidos los nombres de quienes serán consejeros estatales de MORENA solo hay una explicación: no gano quien tenía, por decir, carisma o un trabajo partidista envidiable. Y no ganaron por una sencilla razón: creyeron que, por ser conocidos (as) era suficiente. Pongo dos nombres: Lupita Covarrubias, maestra, tampiqueña y senadora no logro ser consejera. En la capital Nora Hilda de los Reyes se topó con una realidad: una práctica antidemocrática que la deja fuera y, ni modo, de escamotearlo trabajo y militancia partidista.

Y es que, a todas luces, se notó o identifico la estrategia: la movilización de ciudadanos a votar; y fue evidente cuando, casi todos, traían en sus manos un volante o un papelito con los nombres de quienes debían ser favorecidos con su voto. Acarreo, lonche y compra de votos. Recordemos que, en otras épocas, igual, por las prácticas antidemocráticas, hasta violencia, fue necesario que el INE organizara las elecciones internas.

PRACTICAS CUESTIONABLES.

¿Por qué la democracia no mejora, no se perfecciona en México? Estoy convencido de que sucede así por varias razones: 1) Quienes tienen el poder no están dispuestos a soltarlo, y recurren a artimañas; 2) La pobreza de buena parte de la población genera la ocasión para que, quien tiene dinero, haga de las suyas; 3) Los políticos y partidos políticos pregonan ser demócratas y, en los hechos, son lo contrario.

Melitón Guevara Castillo

Licenciado en Administración Pública (UAT),  Doctor en Comunicación y Periodismo (Universidad de Santiago de Compostela).

Profesor Emérito de la UAT. Líder del Grupo de Investigación “Democracia y Comunicación Política” de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales (Victoria, Tam.,).

Representante en Tamaulipas de la Red Nacional de Investigadores de la Calidad de la Democracia.  

Escribe la columna política DESDE ESTA ESQUINA, desde 1984 en El Diario de Cd. Victoria y actualmente en Hoy Tamaulipas.