Modus Operandi
Hablando del cómo se comportan en el ámbito político en nuestro país, habrá que decir que a estas alturas del partido no nos debería de sorprender ya casi nada, vivimos de todo en la época del régimen Priista, después hubo alternancia en el poder, pero no de costumbres. MORENA llega con una esperanza renovadora, pero tropezando con los mismos obstáculos que tanto desde la trinchera de la oposición se quejaron.
Muchos aducen que esto sucede porque aún queda mucho del ADN Priista o de sus formas en cómo hacer las cosas en la actual clase política, y como no pensar eso, ya que aunque se han dado pasos importantes para un verdadero cambio, la realidad es que todavía perdura una generación de políticos que quieren seguir acaparando el poder y con ellos las costumbres y/o mañas de antaño.
El soborno, la amenaza, la compra de voluntades, el nepotismo, el engaño, acaparamiento del poder para unos cuantos, el control férreo de instituciones supuestamente descentralizadas, etc., son prácticas que siguen tan vigentes hoy como hace muchísimos años atrás. La enfermedad crónica de poseer poder y de hacerse de riquezas vía la corrupción en verdad no pierde vigencia en nuestra hermosa pero tan saqueada nación.
Se aplaude todo aquello que bien se hace y si en verdad es el inicio de una transformación cualitativa para el país, que bueno que así sea, una batalla contra un monstruo de muchas cabezas nunca será fácil, pero menos lo va a ser si seguimos alimentando a la bestia. Unos cuantos verdaderamente comulgan con principios éticos y de moralidad, pero la mayoría parece no querer dejar de regocijarse entre las oprobias mieles de la corrupción e impunidad.
Ese lado del mexicano que va en sentido contrario en una calle sabiendo que está mal y cuando viene un vehículo en sentido correcto y le reclama, todavía se enoja y se ofende; ese es el “yo” mexicano que muchos no quieren soltar, el verdadero antítesis de una real transformación.
Espinoso incidente…
No es que la justicia vaya mejorando, simplemente ahorita hay mecanismos electrónicos con los cuales se pueden agarrar en la movida más fácilmente a las personas. Eso acaba de suceder recientemente en el espinoso incidente de Espino Acosta. Un suceso que para algunos les cayó del cielo y a otros como un balde agua heladísima, en momentos políticos muy álgidos.
Si escucharon los audios pues no hay mucho que agregar, los elementos para llegar a una conjetura de que en verdad hay un entramado mayor son muy claros. Lo que si hay que decir es que obligado o no, salió y dio la cara y eso no muchos lo hacen. Habría que recordar que recientemente a otra persona de la llamada casa del pueblo le pasó algo similar, e igual que el antes mencionado su voz es de un timbre muy particular como para no suponer que si fue ella.
Los dos casos son nefastos, solo que en uno de ellos alguien salió a admitir su error y dio la cara y en el otro lo continúan manejando como campaña negra, ataques, audios falsos, etc., etc. Y es verdad que con las nuevas tecnologías se pueden hacer maravillas para bien o para mal, como ella misma lo comentó, pero lo que la tecnología no necesariamente modifica, son los principios y valores con los que cada quien decide o no manejarse.
Jorge Alonso Infante Alarcón
Carrera Licenciado en Relaciones Internacionales.
Maestría en Administración Pública en la U.A.M. Francisco Hernández García (U.A.T.)
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