Arrieros somos y en camino andamos…
“Como amigo tengo muchas deficiencias, pero como enemigo soy perfecto”, dijo en cierta ocasión TOMAS YARRINGTON en una entrevista banquetera, y hace días la escuchamos nuevamente en voz de ROSALIO, un ciudadano que lamenta que aquellos a los que tanto defendió y procuró porque creía eran sus amigos le han decepcionado, y remata diciendo, “pero arrieros somos y en el camino andamos”.
Seguramente su expresión es por el enojo que siente al darse cuenta que sus amigos lo fueron hasta que se encumbraron nuevamente y le pegaron donde más le duele, pero olvidando que ese amigo puede volverse enemigo y que aunque no lo crean puede hacer mucho daño. Pues no hay enemigo pequeño.
Y la verdad tiene razón, no es el único que tiene ese sentir, la mayoría de las personas lo han experimentado, te esmeras en ensalzar las virtudes de tal o cual amistad, no permites que nadie le cuestione frente a ti, pero el “amigo” ni cuenta se da y cuando le pides un favor finge demencia, y si, si duele, duele porque puedes esperar cualquier cosa de quienes no tienes amistad alguna, no de tus amigos.
Bueno, el problema es que en ocasiones la gente piensa que es amiga de tal o cual persona sin darse cuenta que quien estima no lo siente como tal, por eso no hay la menor duda que los amigos se cuentan con los dedos de la mano.
Tristemente, pero sucede, muchas veces aquellos que crees son tus amigos no lo son tanto, aunque les tengas estima ellos solo verán sus conveniencias y si creen que no les sirves o no te necesitan, se hacen como que la virgen les habla.
Se les olvida que hay historias, vivencias y realidades, que todo lo que sube tarde o temprano baja y la gente está ahí.
En fin, cada quien su pensar, pero el sentir de CHALIO nos hizo reflexionar sobre lo que significa la amistad, algunas personas le pueden dar gran valor, pero para otras no significa ni siguiera compromiso, menos cuando se encumbran política o económicamente.
En lo particular la amistad es un tesoro difícil de encontrar, pero cuando se tienen se cuidan y protegen, se ponen siempre en primer término, claro, después de la familia.
Reiteramos, para que se recuerde siempre, la amistad es como una cajita limpia y transparente, hecha con el cristal más fino y resistente donde se guardan los sentimientos más puros, se refleja el alma, soporta tempestades y esta ensamblada con verdad, sueños y pedacitos del corazón.
Las verdaderas amistades soportan cualquier vendaval y son capaces de enfrentar el mundo para conservar sus afectos y generalmente perduran más allá de toda conveniencia.
Un amigo es aquel que da aliento, ayuda, impulsa, el que siempre está presto a brindar una mano, que escucha y aconseja, el que perdona y que no se deja llevar por conveniencias o prejuicios, que aclara los malos entendidos y aunque le duela o sea incomprendido, prefiere lastimarte con la verdad para evitar destruir con la mentira.
Una amistad verdadera es algo que no se maltrata ni se destruye, no se vende, ni se compra, es la que aun en la distancia te abraza y reconforta sin esperar fecha en el calendario para demostrar que está ahí siempre.
Lástima que para algunas personas la amistad sea por tiempos y espacios, es un valor que parece tener fecha de caducidad, porque son más fuertes las conveniencias o las pasiones.
El problema es que cuando se rompe una amistad, el amigo puede convertirse en un perfecto enemigo y está comprobado que no hay enemigo pequeño y como reza el refrán, arrieros somos y en el camino andamos.
Rosa Elena González
Es Licenciada en Relaciones Públicas. Ha colaborado con editoriales en El Mercurio.
Actualmente su columna Vida Diaria se publica en el Portal HOYTamaulipas y los periódicos La Verdad de Tamaulipas, Expreso, La Extra, La Voz de Tula, El Tiempo de Mante y Astronoticias, El Bravo de Matamoros y Canal 10
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