“Incluso la gente que afirma que no podemos hacer nada para cambiar nuestro destino, mira a ambos lados antes de cruzar la calle”. Stephen Hawking.

LO CLARO. La inclusión social, debería ser redefinida.

Aquellas personas que desean sentirse útiles a la vida productiva y contribuir al desarrollo, deberían encontrar suelo parejo en el área de las oportunidades.

La tecnología es hoy un canal adecuado para ser una herramienta útil en el sentido de revalorar las posibilidades de aquellos que carecen de alguno de los sentidos físicos, que le distinguen de los demás en el grado de ‘discapacidad’.

El Consejo de Ciencia y Tecnología en conjunto con la Universidad Autónoma de Tamaulipas, lo enfatizan y promueven esas herramientas técnicas que permitan abrir ventanas de posibilidades.

“Alfabetización digital para personas con discapacidad, orientado a grupos vulnerables” es un portal electrónico que interactúa con niños de nivel educación básica y que cuentan con discapacidades para que mediante asesorías en comunicación y locución les integren con lenguajes de señas y traducciones y les permitan conocer la ciencia, las artes y el mundo en general.

www.incluyemeenlaciencia.com será un enlace adecuado para romper barreras de minorías absurdas, hasta hoy.

LO CLAROSCURO. Y es precisamente hablando de las minorías, que la humanidad encarna luchas intestinas buscando reconocimientos auténticos como comunidades marginadas, con la conciencia un tanto… disímbola.

Un viejo estigma reza “A Dios rogando y con el palo dando”.

Una marcha multitudinaria tuvo concentración recientemente. Pretenden el reconocimiento legal y moral de los derechos de quienes no desean ser identificado bajo estereotipos anquilosados a los que solo encasillan dos géneros, hombre y mujer.

Es tal la concentración de personas que buscan esa ponderación de sociedad reconocida, que ya encuentra enormes nichos de mercados en todos los ámbitos comerciales del mundo. Ropa, belleza, lectura, modas, programas de televisión, eclecticismo en general.

Pero no sería la única lucha social que pretende dejar de ser encasillada en un “apartheid” étnico o cultural.

Quienes buscan con afán el reconocimiento del derecho al aborto, marchan por ser privilegiados con un espacio en la sociedad en la que viven.

No deje de lado a aquellas que con justo reclamo desean ser promovidos sus derechos como mujer, pues no sólo son más del 50% de la humanidad. La tasa de homicidios de género antes que bajar, ya es replanteada como un nuevo marco jurídico para enfatizar su persecución y castigo. Feminicidio es el término ya vigente y culposo.

Recién el ex presidente norteamericano Barack Obama reaparecía en televisión, como un luchador social.

En paneles comunitarios señalaba que su carrera presidencial la impulsaba con el ardid publicitario de ser el primer presidente negro. Le funcionó, al ser aquella comunidad minoritaria un pueblo dolido por  el maltrato y la segregación.

‘Black Lives Matter’ (La vida de los negros importan), sería la campaña social que esa raza oprimida busca concientizar para alcanzar el equilibrio en una sociedad que privilegia el color de piel. Sigue esa lucha permanentemente.

No, acá no somos tan distintos.

Hoy peleamos causas propias y despreciamos las que no son de nuestra empatía.

La robustez del hijo del mandatario de este país se convirtió en blanco generalizado de burlas en un territorio donde somos muchos más los que acusamos sobrepeso.

Y más allá.

Cada ciudad de esta nación cuenta con tiendas de consumo geográficamente especializadas. La Soriana o Walmart que se encuentra instalada en el norte de su ciudad (no importa cuál ciudad usted viva, dentro de las 2 mil 500 comunidades que conformamos México) esa autotienda no tendrá los mismos artículos –ni precios- que la ubicada en los límites contrarios; en el sur de la misma. Bueno, ni las frutas compiten su calidad distinta en esa comparativa. Al norte, la clase pudiente. Y no se mezclan; no señor.

Somos segregacionistas por naturaleza. Los pobres es esa otra minoría rapaz. Aunque también voten.

Ahora bien.

Identificadas las nuevas realidades de la sociedad que conforma nuestro territorio, ¿estarán preparadas las fuerzas políticas para poder entender lo que cada minoría necesita y reclama?

Le quedan a deber a sus representados. A los que cada marcha pública señala que los gobiernos no saben lo que su pueblo realmente quiere. Siguen pensando que la sociedad piensa como azul, verde o guinda. Vaya error.

COLOFÓN: El mismo científico Hawking (parapléjico) lo señaló, todos tenemos la capacidad de cambiar nuestro destino.

Esperamos con ansia la formación del partido político que aglutine sólo personas con condición de sobrepeso ¡cabildos completos se generan! Aunque le agreguen etiquetas de “exceso de…”

alejandrodeanda@hotmail.com

@deandaalejandro

HECTOR ALEJANDRO DE ANDA CORTEZ

Colabora en medios impresos y en portales informativos electrónicos. La Columna Claroscuro se publica desde 2007

La columna Claroscuro se publica desde el 2007 en los mismos medios, trisemanal.

Especialmente tocamos temas económicos y de política en general.