El domingo pasado el 53% de los tamaulipecos salimos a votar y los resultados preliminares dan por triunfador a Américo Villarreal Guerra; sin embargo, un proceso electoral, tiene una serie de secuencias. Falta el cómputo distrital, para hacer la sumatoria final y dar un veredicto oficial, que permite al órgano electoral dar una constancia de mayoría. Hay, sin embargo, un elemento que puede poner en “suspenso” la decisión final: la impugnación, que se contempla en las leyes electorales.

La impugnación nace de un conjunto de hechos que la ley tipifica como violaciones al debido proceso. La parte afectada, como en todo juicio, tiene que presentar las pruebas correspondientes, mismas que son valoradas por el Tribunal Electoral para emitir una resolución. Ahí no acaba la elección, puesto que aún puede reclamarse que se revise la resolución y el tema se va al Tribunal Federal. Y, al menos, ya hay anuncios de que habrá impugnación, el perdedor no reconoce los datos y, quizá, como AMLO, tenga otros datos.

QUE SE IMPUGNA.

Hace tiempo, un amigo que incursiona en la política y en procesos electorales, me comenta: ¿Qué difícil es probar un delito electoral? Se presentan pruebas, videos, grabaciones, y nada, Que no procede. Esa es, precisamente la cuestión, los delitos están tipificados en las leyes y lo mismo sucede con los delitos electorales, sobre todo aquellos que son motivo para anular una elección o modificar su resultado. En este caso, es cuando nos preguntamos: ¿Qué pueden impugnar en la elección del domingo pasado?

Se puede impugnar buscando anular la votación en determinadas casillas o anular toda la elección. En este caso, por decir, la legislación establece condicionantes para uno y otro caso. En el caso de una casilla electoral el artículo 83 establece 11 situaciones específicas, tipificación de hechos; para el caso de una elección, el artículo 84 establece que se comprueben los hechos en el 20% de las casillas correspondientes a la demarcación, para el caso sería de uno o varios distritos electorales. Y el 85 establece que los hechos hayan sido plenamente acreditados y que sean determinantes para el resultado final de la elección.

No la tiene fácil, en este caso, la coalición que postulo a Cesar Verástegui para revestir el resultado porque, al menos, lo que se conoce no da para que se configuren los hechos que puedan cambiar los resultados finales. Claro, unos y otros, como AMLO podrán alegar que tienen otros datos.

PROCEDEN LAS IMPUGNACIONES.

Shalma Castillo acaba de publicar una nota que no tiene desperdicio. Practica el periodismo de investigación y reporta los delitos electorales de las últimas seis elecciones en la entidad. De 2015 a 2021 cuentan con 384 carpetas de investigación; solo 3 fueron judicializadas y una se encuentra en trámite. En las elecciones del año pasado fueron 200 carpetas: 75 por denuncias, 10 por el IETAM y 29 por autoridades diferentes a la FGJ.

Apunta: “De acuerdo a la Ley General en Materia de Delitos Electorales, el tipo penal por el que se iniciaron dichas carpetas son: 61 compra de votos, 22 carpetas por coacción del voto, 18 uso de recursos públicos, 16 violencia política contra la mujer, 13 condicionamiento de servicios públicos, once por omisión de gasto de campañas, ocho apoyo en horario de trabajo”.

En fin, ya hubo votaciones, ahora lo que sigue es la validación: cómputos distritales y el estatal, así como esperar que, atendiendo a los plazos, haya o no impugnaciones. Sin embargo, José Guadalupe Ramos Charre, presidente del IETAM, explica que las 5 casillas que fueron robadas no alteran el resultado final.

NO SABEN PERDER.

La lucha electoral tiene reglas que, los jugadores, en principio aceptan. Sin embargo, elección tras elección nos damos cuenta que más de un jugador viola las reglas y no acepta los resultados. Sin embargo, al decir que no tiene desperdicio la nota de Shalma es por el dato que aporta: de 384 carpetas iniciadas, solo 3 se judicializaron. Ni modo que esta elección sea la excepción. Como bien dice juan pueblo: este arroz ya se coció.

Melitón Guevara Castillo

Licenciado en Administración Pública (UAT),  Doctor en Comunicación y Periodismo (Universidad de Santiago de Compostela).

Profesor Emérito de la UAT. Líder del Grupo de Investigación “Democracia y Comunicación Política” de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales (Victoria, Tam.,).

Representante en Tamaulipas de la Red Nacional de Investigadores de la Calidad de la Democracia.  

Escribe la columna política DESDE ESTA ESQUINA, desde 1984 en El Diario de Cd. Victoria y actualmente en Hoy Tamaulipas.