El voto y el individualismo
Un grupo de amigos conversan y sale a relucir el tema del comportamiento humano, sobre todo individual, en relación a los problemas de la comunidad; de los abusos del poder, la impunidad, la corrupción y la necesidad de que, en grupo, se manifieste o se haga un posicionamiento en demanda de justicia, de mejores condiciones de vida, laborales, en fin, de bienestar social.
No se puede, explica uno de ellos: en grupo podemos decir, aclarar, reflexionar, pero es otra cosa, si, cuando se trata de una cuestión individual: respondemos, hagan de cuenta, según nos va en la feria, nos benefició o nos perjudico. No observarnos, sentencio, el bien común. Tiene razón, así lo entiendo, y la explicación es sencilla: somos individualistas, egoístas y no pensamos en el bien común. El fenómeno puede verse desde muchas ópticas.
JUGAR EN EQUIPO.
Hace tiempo Alan Riding, que había sido corresponsal extranjero en nuestro país, que vivió, conoció y padeció, vamos pues, el comportamiento individual y grupal de los mexicanos, hizo un diagnóstico. Lo escribió en su libro: “Vecinos Distantes”. Y la postura es solo una: que los mexicanos en lo individual somos extraordinarios y que en equipo somos malos. Y pone de ejemplo que hay campeones deportivos en áreas individuales, como el atletismo y el boxeo, pero malos resultados en juego de equipo, como el béisbol, el futbol (México 0 Uruguay 3).
En aquel entonces y hoy mismo esta visión me lleva a recordar la historia, el síndrome de los cangrejos mexicanos. En un mercado venden cangrejos: tienen tres cubetas; en unas están gringos; tapada, porque con disciplina y fuerza se escapan; en otra, tapada, japonés, que ayudándose unos a otros, se escapan. En la tercera, sin tapa, están los mexicanos: no se escapan, si uno intenta salirse, los otros lo jalan… es, a fin de cuentas, una fábula que nos ayuda a entender la actitud y comportamiento de los mexicanos.
EL BIEN COMUN.
¿Cómo explicar lo que sucede en las elecciones? Es una tarea o acción cívica para elegir a quien nos debe gobernar; que, en plata limpia, significa que habrá de desarrollar las tareas necesarias para resolver la problemática de todos, las que son comunes al barrio, la ciudad, el ejido, etc. Y el interés es, digamos, mitad y mitad: incluso, en ocasiones, el abstencionismo rebasa el 50%. ¿Por qué sucede así? En una encuesta de cultura política se explicó: al 64% de la población no le interesan los problemas de todos, de la comunidad… Por eso, no se interesa en la política.
Basta hacer una revisión del comportamiento electoral. Siempre se maneja una división: elecciones para gobernador o de alcaldes y como intermedia aquellas en donde se elige, por decir, solo a diputados. La votación crece cuando se elige a gobernadores o alcaldes, o Presidente de la Republica; sin embargo, es lo que se hace notar, la votación promedio muy apenas rebasa el 50%, lo que en plata limpia significa que, quien fue elegido, fue por una mayoría (obtiene más votos) pero en la práctica votaron por él, por decir, 30 de cada 100, y los otros 20 son de la oposición. Una minoría decide una elección: por eso, la importancia, la relevancia, de ir a votar el domingo.
ENEMIGO ACERRIMO.
Cuento una historia que es real. Hace tiempo, una compañera de estudios, después de mucho trabajar en un organismo Público descentralizado, causo baja. Trabajo ahí, por decir, por más de 20 años, durante los gobiernos del PRI. Llegaron los panistas y la dieron de baja. A partir de ahí, siempre que puede, muestra su enojo, coraje y despotrica en contra de los panistas. Y hoy está convertida, entiéndase, en una apasionada defensora de MORENA, de su candidato AVA. Lo evidencia en su comportamiento: hizo campaña y en las redes sociales hizo patente eso de que, “de que se van, se van”.
Pregunta curiosa: ¿Cuál sería su actitud si hubiera continuado con su trabajo? ¿Apoyaría al PRI, al PAN, andaría con “El Truko”. Es, pues, un solo ejemplo de cómo el individualismo induce un comportamiento y no se ve el bien común. Actuamos como nos va en la feria.
Melitón Guevara Castillo
Licenciado en Administración Pública (UAT), Doctor en Comunicación y Periodismo (Universidad de Santiago de Compostela).
Profesor Emérito de la UAT. Líder del Grupo de Investigación “Democracia y Comunicación Política” de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales (Victoria, Tam.,).
Representante en Tamaulipas de la Red Nacional de Investigadores de la Calidad de la Democracia.
Escribe la columna política DESDE ESTA ESQUINA, desde 1984 en El Diario de Cd. Victoria y actualmente en Hoy Tamaulipas.
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