La decisión de votar
Los ciudadanos tenemos, en una democracia, deberes y derechos. Deberes, por decir, ser funcionario de casilla; derecho, como el de votar y ser votado; es decir, podemos votar a elegir a nuestros representantes y también, vaya pues, podemos ser candidatos a un puesto de elección popular. La cuestión, al menos en México, es que el derecho a votar muchos no lo ejercen: antes, alegaban, siempre ganan y son los mismos… parece mentira, aun se puede decir lo mismo.
El derecho a ser votado, obvio, es para todos, pero no todos pueden tener ese privilegio. Los partidos políticos son dueños de esa prerrogativa, la de presentar candidatos a los distintos puestos de elección; y es así, por una sencilla razón: las candidaturas independientes no han cuajado, al menos en el escenario político mexicano. Nos queda, entonces, la decisión de votar.
VOTO IDEOLOGICO.
En la teoría política, o la ciencia política, aparece que los partidos políticos nacen como una expresión de la ideología política (derecha, izquierda, centro izquierda o derecha, democracia cristiana, laborismo, demócratas, republicanos, etc.). Los partidos, entonces, dividen a la sociedad, diríamos, en priistas, panistas, perredistas, morenistas, verdes, ciudadanos, en el entendido que cada uno representa determinadas ideas o presentan un programa de acción para resolver los problemas de la sociedad.
La cuestión, sin la menor duda, es que este tipo de voto no existe, creo que ni existirá en México. Todo por la idiosincrasia del mexicano o la naturaleza de su psicología. Durante el siglo pasado el voto fue por la revolución mexicana; un voto duro, ideológico, por el PRI. En ese siglo, a partir de 2018, el voto sigue siendo duro, pero caudillista, obradorista, que es como se definen buen número de militantes de MORENA. Duro, primero por la revolución y lo que significaba; hoy, duro caudillista, por el arrastre y popularidad de AMLO.
COMO LES VA EN LA FERIA.
¿Cómo será el voto tamaulipeco el próximo domingo al elegir al próximo gobernador? En principio se hace una puntualización: esta polarizado, hagan de cuenta, en dos proyectos. 1) El de Américo Villarreal Anaya, cuya fuerza proviene del caudillismo de AMLO y que se asume como la esperanza de la transformación. El voto será duro y de hartazgo; 2) El de Cesar Verástegui, el proyecto de la continuidad, y que se asume será un voto corporativo, de coerción, pero también de los antiAMLO, de aquellos que ven en las políticas de la 4T un peligro para México.
Hay un comportamiento polarizado: se observa en las redes sociales, en las discusiones de los grupos, en donde unos y otros, argumentan las razones, por decir, si votan a favor o en contra de Cesar. Son las acciones que han afectado a unos, sea en el trabajo o como los han tratado los jefes. Esa es una decisión personal, que se vale… motivos de resentimiento o de agradecimiento. ¿Cuáles irán a prevalecer?
OPERACIÓN POLITICA.
Unos van a votar porque están convencidos de las bondades y propuestas de un proyecto político de gobierno; otros lo harán, por cómo les haya ido en la feria, es decir, si fueron beneficiados o perjudicados por un gobierno; y hay, quiérase o no, otro voto: el que resulta de la operación política, el de la movilización, del ciudadano que va a votar porque responde al llamado de un líder, de un grupo, asociación o estructura de movilización política.
El voto que nace de la operación política, en ciertos, casos determina el rumbo de una elección. Es un voto que nace de la coerción, de la manipulación, de la necesidad y pobreza de la gente (compra), pero también del miedo a la amenaza, al peligro de la integridad física, económica o laboral. Sabemos que existe, pero es difícil identificar, cuantificar y menos nulificar.
JUDICIALIZACION ELECTORAL.
Una votación masiva puede evitar una judicialización electoral, para que una victoria o una derrota sea contundente, abrumadora y no haya lugar a dudas sobre quien tiene el apoyo mayoritario. Como sucedió con AMLO en la elección presidencial. Así AVA como Cesar, conociendo los datos electorales, pueden decidir aceptar o ir a los tribunales y la protesta. Para evitar eso, los ciudadanos, debemos acudir a votar, es una tarea y responsabilidad hacerlo. No hacerlo es convertirse en cómplice de las minorías que se adueñan del poder.
Melitón Guevara Castillo
Licenciado en Administración Pública (UAT), Doctor en Comunicación y Periodismo (Universidad de Santiago de Compostela).
Profesor Emérito de la UAT. Líder del Grupo de Investigación “Democracia y Comunicación Política” de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales (Victoria, Tam.,).
Representante en Tamaulipas de la Red Nacional de Investigadores de la Calidad de la Democracia.
Escribe la columna política DESDE ESTA ESQUINA, desde 1984 en El Diario de Cd. Victoria y actualmente en Hoy Tamaulipas.
Para que HOYTamaulipas siga ofreciendo información gratuita, te necesitamos. Te elegimos a TI. Contribuye con nosotros. DA CLIC AQUÍ