Una palabra lo cambia todo
¿Alguna vez te has parado a pensar qué poder tienen las palabras sobre ti y sobre tu modo de ver el mundo? Cuando lees un anuncio en el periódico, un post en redes sociales, escuchas una historia o un discurso político, los interpretas desde los marcos mentales y el lenguaje que tú mismo usas, influyendo así en la manera que vas a percibir esa comunicación y la idea que se va a formar en tu mente. Las palabras son importantes en un discurso (entendiendo por discurso un conjunto de signos lingüísticos -desde palabras hasta emoticonos o gestos- que conforman un mensaje).
Nuestro cerebro no analiza racional y fríamente todos los detalles de cada comentario que ve o escucha, sino que utiliza marcos mentales (frames) a modo de atajo y que determinan nuestra forma de ver el mundo. Nuestro cerebro está lleno de metáforas aprendidas que sirven para simplificar la interpretación de la información que recibimos, y que influyen en nuestro modo de entender la realidad y, a la postre, en nuestras posiciones políticas. Y estos marcos mentales son activados por el lenguaje, por las palabras que leemos o escuchamos. De ahí que utilizar unas palabras y no otras determinen la forma en que las personas reaccionan ante un determinado tema y la manera en que entendemos el mundo.
Sabemos que el cerebro es caprichoso y busca la confirmación de sus preferencias. Que es perezoso y recurre a las soluciones más fáciles. Que se guía por la emoción, primero, y por la razón, después. Que en lugar de "ver para creer", que es el camino que sugiere la visión más racionalista y cientifista del ser humano, prefiere "creer para ver", y adaptar lo que percibe a lo que ya sabía o intuía previamente. El lenguaje promueve en el cerebro de quien lee o escucha conexiones neuronales que provocan unas respuestas emocionales inmediatas. Esas emociones, a su vez, configuran en buena medida las posiciones políticas de la gente.
No es lo mismo hablar de "derecho a decidir" o “libertad de la mujer a decidir sobre su embarazo” que de “aborto”. Igual que no es lo mismo hablar de profesores y médicos o simplemente de funcionarios. Unas u otras palabras activan diferentes marcos mentales y, con ello, hacen más fácil que el público se posicione a favor o en contra. El lenguaje que se utiliza determina la visión del mundo que uno tiene, Con las palabras no sólo definimos de forma clara la realidad, sino que la construimos socialmente.
George Lakoff nos dice en su libro “No pienses en un elefante” que “Los marcos son estructuras mentales que dan forma a nuestro modo de ver el mundo. Como consecuencia, dan forma a las metas que nos proponemos, a los planes que hacemos, a nuestra manera de actuar y a lo que cuenta como resultado bueno o malo de nuestras acciones. (..) Cambiar nuestros marcos es cambiar todo esto”.
Hace unos días leí un texto que había escrito un amigo para ayudar a otras personas a hablar en público y prepararse para un debate. Lo había titulado “Enfrentarse a la audiencia o al enemigo”. Comenzaba su exposición con la siguiente comparación: “Desde los antiguos gladiadores que llenaban el circo de sangre, hasta los más destacados políticos actuales, la experiencia al enfrentarte a una audiencia o a tu enemigo en una campaña es la misma”. Estimado lector ¿Te das cuenta de la metáfora subyacente?
Se trata de un marco mental de confrontación, lucha y oposición, donde la audiencia es un enemigo feroz que se combate a brazo partido.
Arrancando desde esta metáfora inconsciente, “una presentación es un combate”, todos los consejos y recomendaciones estarán sesgados por la perspectiva de ayudarte a sobrevivir, imponerte sobre el contrincante, demostrar tu superioridad, aparecer como invulnerable, no mostrar la más mínima debilidad, triunfar pisoteando el cadáver mutilado del otro, etc. La audiencia es un rival a batir.
El resultado de abrazar esta metáfora serán presentaciones tensas, con los nervios a flor de piel, te distanciarás del público, no conectarás con la audiencia. Las “presentaciones como combates” serán un fracaso, aunque ganes porque sólo pensarás en salir victorioso, no en ayudar a la audiencia. ¿Qué gladiador en su sano juicio tiende la mano al contrario? Cambia el marco y cambiarás tu forma de ver el mundo.
Mi marco mental para las presentaciones o debates es completamente diferente. Se deben vivir como una oportunidad de compartir visiones de un futuro anhelado, de demostrar la experiencia y capacidad con tus audiencias, cada una con sus inquietudes, sueños, anhelos, miedos y aspiraciones, a las que se le puede ayudar a superar sus problemas para construir un mundo mejor. No hay confrontación sino conexión. Parto de la metáfora “una presentación es un viaje”, pero esa es otra historia, y será contada en otro lugar.
@Alberto_Rivera2
Alberto Rivera
Construyo procesos de comunicación siendo y haciendo cosas diferentes, provocando emociones y moviendo conciencias hacia la participación social y política.
Ayudo a potenciar marcas de proyectos políticos y gubernamentales a través del descubrimiento de insights, arquetipos de marca y estrategias de comunicación política.
Soy consultor, catedrático y speaker en Estrategias de Campaña Política y de Gobierno. Director General de Visión Global Estrategias.
Soy originario de Tampico, Tamaulipas y cuento con una Maestría en Educación, Maestría en Política y Gobierno y Doctorado en Filosofía; además de tener diversas especializaciones en Comunicación Política, Consultoría Política e Imagen.
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