Tampico, Tamaulipas.- Los integrantes del Grupo New York de Alcohólicos Anónimos de Tampico exhortaron a la comunidad porteña para que la enfermedad sea tratada desde una perspectiva personal de introspección, sobre todo porque este mal se apodera de la voluntad de las personas, que al crecer va causando problemáticas en el entorno social donde se desenvuelven, por tanto el grupo está abierto a tender la mano a quienes se sientan atrapados en ella, manifestó una de las integrantes de la asociación señora Cecilia Concepción.

Como agrupados en este organismo desarrollaron un foro para emitir sus apreciaciones hacia la población acompañados del obispo de la Diócesis de Tampico José Armando Álvarez Cano, con el tema Alcohólicos Anónimos y la opinión de la Religión Católica.

La señora Cecilia Concepción, con el respaldo de más integrantes del grupo New York de Alcohólicos Anónimos, explicó que la enfermedad atrapa el alma de las personas, y de esta forma las obliga a realizar algunas conductas que sobrias jamás realizarían.

Reconocieron en el grupo que el encierro por la pandemia del Coronavirus generó aún más problemas para la comunidad, disparando los casos de mayor consumo entre los jóvenes de 17 años, además de afectar a las féminas, quienes más difícilmente enfrentan la enfermedad porque no la aceptan como tal.

Por tanto consideró que el alcoholismo es una enfermedad que afecta el alma, ya que se convierte en un detonante para empujar al ser humano a muy diversas conductas que afectan en el entorno familiar.

"La enfermedad del alcoholismo, yo lo dije antes, es una perversa enfermedad del alma, el alcohol simplemente es el detonante para circunstancias internas que tiene el ser humano, por eso hay un punto de nuestro programa que dice que hay que hacer un autoanálisis de mi propia vida, meterme dentro de mí, encontrar ¿qué pasó?, ¿por qué es que yo bebo?, normalmente le preguntan a una persona y dice 'porque sí', 'porque me gusta', pero la verdad es que no es así", precisó.

"Hay circunstancias internas que a través de ingerir y entrar a nuestro torrente sanguíneo ese alcohol que consumen empiezan a tener 'ese valor', que sin él no lo tienen, los que más hablan son los que beben, los que lloran son los que beben, porque no lo saben hacer sin beber, por eso es una perversa enfermedad del alma, por eso hay que hacer un autoanálisis de su propia personalidad y ahí encontrar qué es lo que me hace beber, por qué bebo", completó.

Por su lado, monseñor José Armando Alvarez Cano, obispo de Tampico, se pronunció por buscar la autoayuda a través del grupo de Alcohólicos Anónimos a fin de poder salir de problemáticas sociales que se van ahondando con el tiempo.

Pidió incluso a las instituciones educativas que abran sus puertas a los grupos de Alcohólicos Anónimos para que alerten a los jóvenes desde la temprana edad sobre los riesgos que significa la enfermedad, por lo tanto los alentó a no prejuiciar estas pláticas y orientaciones porque van a educar a los adolescentes para no ser víctimas de la enfermedad, la cual cada día está presente como convivencia social.

"Sabemos que la época de tomar es ahorita muy temprana, vemos a los jóvenes de secundaria especialmente en sus fiestas, es decir, el alcohol se está convirtiendo en algo social, pero que termina especialmente dañando a muchos jóvenes; creo que Alcohólicos Anónimos hace una gran labor yendo a colegios y a escuelas, es importante que los directivos de los planteles abran las puertas a este programa, no es dañar su institución, sino es reconocer un problema que todos tienen", puntualizó.