Reflexionemos en la gramática
Aunque pareciera un hecho comprobado de que no se necesita aprender gramática para comunicarnos con nuestros semejantes, puesto que desde el punto de vista de la comunicación lo que se requiere es que tanto el hablante como el oyente compartan el mismo código, en este caso que compartan la misma lengua, lo cierto es que estudiar gramática nos hace reconocer y apreciar el valor que tiene nuestro idioma cuando se trata de escribir y hablar correctamente.
Alguien pudiera preguntarse: ¿para qué estudiar gramática si las personas con las que converso diariamente me entienden a la perfección?, ¿para qué estudiar gramática si puedo cubrir mis necesidades básicas en la vida?
Lo más probable es que todos tengamos determinadas necesidades, diferentes propósitos, metas u objetivos en la vida, y que tal vez la gramática no logre llenar esos huecos para quien así piense.
En cambio, para otras personas, el estudio de la gramática significa adquirir una buena formación de la lengua española; significa aprender el conjunto de reglas que tiene una lengua, la manera en que se estructuran las palabras, su función y significado, la forma en que se pueden combinar en la construcción de oraciones.
Construir una oración parece fácil cuando tomamos como base una estructura sintáctica: sujeto, verbo y complemento: Juan compró dulces.
Pero cuando se trata de analizar el porqué de la posición de un elemento que va antes o después que el otro en una oración, o a qué clase de palabras pertenecen (análisis semántico) es ahí donde se vuelve interesante la cosa, ya que a partir de un análisis gramatical o explicación detallada que aportan los autores que hablan sobre el tema, es como podemos ir comprendiendo cómo y por qué se estructura una oración de tal o cuál manera; es a partir de ahí cuando comenzamos a entender qué es una frase y qué es una oración; cómo podemos sustantivar los adjetivos, las preposiciones, las conjunciones o los adverbios.
Hace unos días estuve pensando cómo es que he estado entendiendo un poco más la explicación del gramático Samuel Gili Gaya (Curso Superior de Sintaxis Española), ya que en un principio se me dificultó mucho entender la primera de tres partes de que consta la obra.
Como estoy por empezar la tercera parte LA ORACIÓN COMPUESTA, voy a tener que regresarme a leer la primera parte LA ORACIÓN SIMPLE por el hecho de que mi comprensión hacia esos textos ha mejorado en la segunda parte USO DE LAS PARTES DE LA ORACIÓN.
Este avance me motiva, porque no niego que cuando terminé de leer la primera parte me sentí un poco frustrado por no retener el suficiente conocimiento como para iniciar con la segunda parte; aun así, continué hasta que me di cuenta de que yo ya era capaz de retener parte de la enseñanza.
Me he puesto a reflexionar en la diferencia que existe entre la teoría de Gili Gaya con respecto a otros libros de gramática que estoy leyendo cuyos contenidos, aunque muy interesantes, el de Gili Gaya me agrada porque profundiza en cada explicación, hay suficientes ejemplos los cuales son fáciles de entender, porque por lo general son oraciones que usamos normalmente, incluso vienen ejemplos de oraciones que no están bien estructuradas que, por lo general, son ejemplos de la forma en que hablamos o escribimos.
Aquí debo aclarar algo para no contradecirme, puesto que líneas arriba dije que no logré asimilar gran parte de la teoría de la primera parte del libro. Una cosa es la explicación que hace el autor con respecto a la oración o sus partes, y otra, los ejemplos que pone, ya que para entender el lenguaje que usa el gramático en la exposición de su teoría, me hacen falta todavía muchas lecturas por delante.
En cambio, el ejemplo: Traigo una carta para ti; o El tiempo ha mejorado, considero que esas oraciones las hemos escuchado, escrito o pronunciado alguna vez.
En la colaboración pasada me quedé con la intención de comentarles que en el libro “Aprende gramática rápido y fácil”, de Aída Calderón y Elizabeth Sayún, viene una explicación interesante en el capítulo 9 “Análisis de oraciones”.
Explican las autoras que el análisis gramatical puede ser sintáctico o semántico. Para el análisis semántico ponen como ejemplo una oración cuyas palabras son explicadas diciendo a qué clase pertenecen.
Una de esas palabras es, por ejemplo: los - artículo determinado, masculino, plural. Otra de esas palabras es: simpáticos - adjetivo calificativo, abstracto.
Esto quiere decir que, si practicamos esta enseñanza, el interés por aprender gramática mejoraría considerablemente. No dudo que sería un buen ejercicio comenzar a rayar las revistas o periódicos que tengamos a la mano (y que sean nuestros, por supuesto) para empezar a practicar analizando si es un artículo, un sustantivo, un adjetivo o en qué tiempo está el verbo.
Ricardo Hernández Hernández
Poeta y columnista
Colaborador del portal:” Hoy Tamaulipas” hasta la fecha.
Actualmente estoy cursando un “Diplomado en Creación literaria” en la Biblioteca del Centro Cultural Tamaulipas, con el maestro José Luis Velarde.
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