Una Victoria para Lalo Gattás
Vivimos en tiempos en donde las noticias viajan rápido, los mismos en los cuales desafortunadamente aquellas notas de contenido controversial, malicioso y/o perjudicial, son las que más rápido fluyen. Pero no siempre es con un sentido de ecuanimidad u objetividad periodística o social, a conveniencia se van marcando las pautas para escalar los ataques y estar con un “mindset” pernicioso. Y ni se diga en épocas en donde el capital de convenios no fluye, ahí se vuelve terreno fértil para presionar a las y los políticos.
Esto no se refiere a todos y tampoco estoy generalizando, pero si es una práctica común dentro del ámbito de medios de comunicación, lo vemos a nivel internacional, nacional y local, y si a eso le agregamos que son tiempos electorales, pues ¡calla boca! diría una querida amiga. Una secuencia de eventos en las últimas semanas colocó al alcalde victorense en medio de una marejada de acusaciones, imputaciones, dimes y diretes, los cuales hicieron que la atención se enfocara más en asuntos externos a lo referente al ámbito laboral municipal.
Si la denostación fuera competencia habría mucha gente con altas cualidades para pelear por títulos y aun cuando se entiende una atención focalizada por la naturaleza de x o y situación, también debería ser con el mismo ahínco y devoción el difundir todo aquello que bien se hace. En otras palabras, no minimizo el asunto de la camioneta pero tampoco minimizo todo aquello que mejor se ha hecho desde que entró la presente administración. Como ciudadano (victorense) que se ha quejado y enojado por la falta de mejores servicios públicos, festejo que la recolección de basura se haya normalizado, que el abastecimiento de agua muestre una mejoría, que los siempre honorables bomberos tengan una nueva unidad que en días pasados por cierto, se ha puesto en uso para diversos casos de incendios en la ciudad, solo por poner varios ejemplos.
No olvido que hace unos meses la capital tenía un rostro que verdaderamente daba tristeza, lástima y coraje. A la bella Victoria le habían dado un trato de segunda y entre la corrupción y la ineficiencia, la ciudad llegó a estar y sin exagerar lo digo, tan espantosa como nunca. Baches, basura, aguas negras por doquier, obras mal hechas y suciedad eran parte del relieve victorense. Se sepultó a un municipio que necesitaba de un rescate pero el mismo al que terminaron empujando al precipicio. Y pues el arranque de la administración de Gattás Báez puede no ser perfecto, pero si muestra claros indicios de una real intención de hacer las cosas mejor.
Y sí, hay que enojarnos, pero hay que encabronarnos con todos aquellos que saquearon las arcas municipales, con los traidores victorenses en conjunto con los perversos forasteros que como vampiros vinieron solo por la sangre y después de succionar sin pudor todo lo que pudieron, dejaron más que moribundo a una hermoso municipio. ¿O apoco ya no importa eso? donde están las voces generalizadas en unísono clamando por una real justicia, digo, porque los que hicieron todo eso no es que precisamente se estén escondiendo o con mucho temor sino al contrario, muchos hasta nuevos puestos públicos tienen.
Hay que investigar en donde quedaron los millones y millones de pesos que se robaron, y no es que no se hayan hecho obras buenas, sino que en el balance de las cosas la corrupción y la falta de resultados fueron más que evidentes. Y si no fuera así, ¿entonces porque Victoria esta tan quebrantada? Si así es la tónica de trabajo del alcalde Lalo Gattás en estos primeros dos meses, que bueno que así sea, si en algo falló hay que exigirle que lo enmiende, pero si también se ve que está haciendo las cosas bien, hay que alentarlo y respaldarlo.
En ese sentido, una victoria para él es una victoria para todos, la tarea de sacar adelante a la capital es tarea de todos aquellos que la amamos. Propongo que en lugar de estarse constantemente enfrentando, mejor unifiquemos criterios y vayamos todos juntos por una victoria para Victoria.
Jorge Alonso Infante Alarcón
Carrera Licenciado en Relaciones Internacionales.
Maestría en Administración Pública en la U.A.M. Francisco Hernández García (U.A.T.)
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