Un problema de actitud y no de pose: las emociones en política
Los ciudadanos, la gente en la calle, se enfrentan a situaciones que la mayoría de ellos no entienden. No saben lo que esta pasando. Los expertos no tienen respuesta, los políticos no tienen respuesta, y por supuesto, la gente no tiene respuesta. Y por otro lado, al mismo tiempo la sociedad se está moviendo, pensando en todo tipo de nuevas alternativas, así lo afirmaba el sociólogo alemán Ulrich Beck al definir la perplejidad en la política.
Matteo Renzi, desde su perspectiva la perplejidad, ocupa un lugar entre el aburrimiento y la parálisis: “Si el mundo se hiciera hoy una selfie, ¿qué vería?: Un rostro cansado y resignado, aburrido”, se respondió, “mientras el resto del mundo corre a una velocidad extraordinaria, nosotros nos estamos quedando atrás”.
La política democrática protagonizada por las actuales corrientes del pensamiento y de la acción política, renuncian a la representación política como el instrumento necesario contra la resignación y los brazos caídos, derivado de la perplejidad de no comprender lo que sucede y el aburrimiento para no hacer lo suficiente
Si los actuales líderes políticos y los outsiders disruptivos comprendieran mejor el estado emocional de la ciudadanía, y el binomio perplejidad - aburrimiento, entenderían una de las claves del éxito de la respuesta que se construye alrededor del eje indignación - reacción.
Esta capacidad o incapacidad de comprender a los demás, y cómo puede cambiar nuestra manera de relacionarnos y de organizarnos socialmente, es la clave. Siempre me ha sorprendido el limitado conocimiento que, desde la política y la comunicación política, tenemos de la neurociencia y la neuropolítica, en particular, de las neuronas espejo y su contribución a la empatía humana.
Un libro imprescindible que deberían leer muchos representantes y líderes políticos es La civilización empática de Jeremy Rifkin, quien afirma que la empatía social ha sido el principal conductor del progreso humano y que debe seguir siendo así, si aspiramos a su sostenibilidad. Necesitamos ser más empáticos si pretendemos que la especie sobreviva. La postura de Rifkin advierte del irreversible deterioro económico y social que puede suponer que la política en particular sea cada vez más incapaz de comprender emocionalmente a la ciudadanía.
La ignorancia y soberbia de algunas personas puede confundirles. Ser empático no es ser, necesariamente, simpático. La crisis de la política, no es la crisis de la simpatía de la política. El problema no es de pose, es de actitud, y de conocimiento de la eficacia comunicativa y del enorme potencial regenerador de las emociones en política.
No se trata de “marketing”, sino de valores políticos. La política es, sobre todo, un sentimiento, y no es y no debe ser una construcción ideológica. Para liderar el cambio es imprescindible hacerse cargo del estado de ánimo de los otros. El liderazgo consiste en estar con la gente, con su sufrimiento, abriéndoles horizontes, pero hay que tenerlos claros. ¿Cuándo sucedió? ¿Cuándo la política dejó de ser un sentimiento? ¿Cuándo dejo de comprender el estado de ánimo de las personas?
La irrupción reciente de nuevas expresiones políticas en el mundo tiene mucho, también, de liderazgo emocional. Las fuerzas políticas han abandonado las emociones, confundidas y confiadas en que las razones y las acciones serían suficientes. Pero, tras su perplejidad actual, se esconde su incapacidad para comprender la perplejidad anterior, de una ciudadanía que pasó del aburrimiento a la indignación y que ahora explora la reacción.
Comprender lo que sienten las personas es comprender lo que piensan, o pensarán. Esta es la clave. El combate no es por la razón, es por el corazón, la auténtica razón de la política.
@Alberto_Rivera2
Alberto Rivera
Construyo procesos de comunicación siendo y haciendo cosas diferentes, provocando emociones y moviendo conciencias hacia la participación social y política.
Ayudo a potenciar marcas de proyectos políticos y gubernamentales a través del descubrimiento de insights, arquetipos de marca y estrategias de comunicación política.
Soy consultor, catedrático y speaker en Estrategias de Campaña Política y de Gobierno. Director General de Visión Global Estrategias.
Soy originario de Tampico, Tamaulipas y cuento con una Maestría en Educación, Maestría en Política y Gobierno y Doctorado en Filosofía; además de tener diversas especializaciones en Comunicación Política, Consultoría Política e Imagen.
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