Táctica y Estrategia: Mario Benedetti
Siempre me ha gustado este poema de Benedetti, cada vez me hace más útil el hecho de pensar en él como un manual de marketing político y encontrarle un uso mucho más alejado de su concepción original.
Porque, si uno lo piensa, el amor y el marketing político tienen mucho en común: cuando alguien trata de enamorar a otra persona que es de lo que va este poema, lo que pretende es que le elija a él o a ella de entre todo el resto del mundo aunque sea por un minuto, una noche o una vida y justo eso es lo que pretende cualquier candidato político entre los electores: que lo elijan a él o a ella de entre el resto de alternativas que existen.
Y, siguiendo con la analogía, en este mundo de abundancia en el que vivimos, si algo nos sobra hoy en día a los ciudadanos son precisamente eso: alternativas. Tenemos un sinfín de prospectos políticos peleando desesperadamente por llamar nuestra atención y, por eso, cada vez es más complicado para ellos llegar a ser “los elegidos”.
Así que me pareció una idea magnífica para una entrada, por un lado por lo bien que simplifica lo que debe hacer un candidato para ser el elegido y, por otro, porque siempre está bien analizar los problemas desde un prisma diferente, así que allá vamos:
Aprender como sos, quererte como sos…
La primera parte es tan obvia que tampoco hay que darle muchas vueltas: lo primero que tendremos que hacer para satisfacer las necesidades de nuestros electores será tratar de conocerles mucho mejor, a veces incluso, mejor que ellos mismos, entendiendo cuáles son sus gustos, aficiones, intereses, miedos, necesidades reales, más que las declaradas.
No obstante, diré que alucino con la cantidad de veces en la vida profesional en la que veo tomar decisiones, sin un trabajo de investigación objetiva y real que permita codificar el ánimo del elector y segmentar estrategicamente a sus electores potenciales, basándose solo en el olfato político, corazonadas y apreciaciones personales cuya única muestra de estudio es “mi opinión”, “mi familia”, “mi casa” o introducciones similares. Las oportunidades que tenemos hoy en día de conocer a nuestros electores son tales sin tener que recurrir a maldades orwellianas, que es una clara desventaja competitiva no aprovecharlas, pues si no lo hacemos nosotros, lo harán nuestros opositores o adversarios .
La segunda parte de la frase es, sin duda, mucho más reveladora: una vez que conoces tu electorado asúmelo tal y como es. Si tu elector es desconfiado, arcaico o analógico, asúmelo y punto, no hagas muchas florituras y actúa en consecuencia en lo relativo a los significados, emociones, ánimo social, canales de difusión.
Construir con palabras un puente indestructible…
Si algo hacen los políticos con sus electores es precisamente hablarles, a través de sus propios medios, los pagados, los ganados, los aliados y no paran de hablarnos. Hay políticos que hablan mucho pero escuchan muy poco, por lo cual, prácticamente tienen soliloquios. Hay otros que hablan tanto y de tantas cosas que, sencillamente, aburren. Pero también hay políticos que podrían tener conversaciones maravillosas pero todavía no tienen quien les escuche.
Realmente, sólo hay unos pocos políticos que realmente saben ofrecer una buena conversación, pero cuando el elector lo encuentra, se llega a crear un vínculo especial, “un puente indestructible”.
Y no es casualidad que en el poema ponga en el mismo nivel “hablar” que “escuchar” pues es un eje fundamental para tener buenas conversaciones.
Quedarme en tu recuerdo no sé cómo ni sé con qué pretexto…
Este apartado es uno de los que más me gusta porque, viniendo de Mario Benedetti, nadie podrá acusarle de ser uno de los de “la vieja escuela del marketing” que solo piensan en la notoriedad, y no entienden que en realidad hay que medir la empatía, el engagement o demás términos mucho más modernos.
Podemos llamarlo y medirlo como queramos, pero al final lo más importante es que cuando llegue el momento de la verdad, el político esté dentro de mi espectro de consideración, el resto es anecdótico.
Y ya por darle una vuelta de tuerca más me encanta ese matiz de “no sé cómo ni con qué pretexto”, justificando, de alguna manera, la cantidad de acciones que tiene que hacer un político para generar notoriedad a corto, mediano y largo plazo.
Que un día cualquiera por fin me necesites
¿Y todas estas cosas para qué? Para que un día, cuando llegue el momento de la verdad y tengas que probar una determinada opción, me elijas a mí entre todas las alternativas del lineal, la pantalla, el escaparate o del espectro político.
Porque, como bien decía Byron Sharp en su libro How Brands Grow, las marcas políticas que verdaderamente se diferencian de las demás y se adueñan de la categoría no lo hacen, precisamente, a través de sus simpatizantes duros. Los electores que verdaderamente marcan la diferencia dentro de su público objetivo, son aquellos que un día cualquiera, sin saber cómo ni con qué pretexto, los necesitan.
@Alberto_Rivera2
Alberto Rivera
Construyo procesos de comunicación siendo y haciendo cosas diferentes, provocando emociones y moviendo conciencias hacia la participación social y política.
Ayudo a potenciar marcas de proyectos políticos y gubernamentales a través del descubrimiento de insights, arquetipos de marca y estrategias de comunicación política.
Soy consultor, catedrático y speaker en Estrategias de Campaña Política y de Gobierno. Director General de Visión Global Estrategias.
Soy originario de Tampico, Tamaulipas y cuento con una Maestría en Educación, Maestría en Política y Gobierno y Doctorado en Filosofía; además de tener diversas especializaciones en Comunicación Política, Consultoría Política e Imagen.
Para que HOYTamaulipas siga ofreciendo información gratuita, te necesitamos. Te elegimos a TI. Contribuye con nosotros. DA CLIC AQUÍ