La ambigüedad en el fenómeno migratorio
La llegada de miles de haitianos a nuestro territorio es otro episodio más del tema migratorio que parece escalar o al menos tener mayor notoriedad por la forma en cómo se están trasladando. Ya su travesía la realizan en bloques de centenares y millares de personas, hasta el punto que llegaron hasta de detener el tráfico en carreteras tamaulipecas, al quejarse ellos al ser detenidos por autoridades migratorias. El caso especial del suceso de detención y del enojo y reclamo por parte de los nativos de la isla caribeña en la llamada “Y” en la carretera hacia la frontera de Tamaulipas con Estados Unidos, causó tremendo revuelo y rechazo en las redes sociales.
Los comentarios en portales periodísticos que mostraban las imágenes no se hicieron esperar y eran cientos de personas que vertían su opinión, siendo en su gran mayoría de un total repudio y/o rechazo a lo que estaba aconteciendo.
“Ya tenemos suficientes problemas aquí en Tamaulipas y México como para ahora tener que soportar esto”
“Si quieren quejarse y mejorar sus vidas, pues exíjanle a su gobierno y quéjense allá en su país”
“México ya es una coladera, ¿dónde están nuestras autoridades? Ahora todo mundo puede pasar ilegalmente acá.”
“Ya valió madres, muchos se quedarán aquí y hasta terminarán siendo reclutados por el crimen organizado, pinches negros háganla de pedo allá en su país”
Estas fueron solo unas cuantas de las expresiones de personas donde claramente rechazan y hasta insultan a los migrantes, convirtiéndose esto en una gran ironía sociocultural en este tema. Por años miles y miles de mexicanos han pasado o intentado pasar a E.U. por la falta de oportunidades aquí en México y más que criticarlo, la inmensa mayoría de los compatriotas tenían o tienen empatía y el enojo era con las autoridades Estadounidenses por el maltrato y por su postura de rechazo en este tema.
De unos años para acá, al irse incrementando el flujo migratorio, las muestras de rechazo han ido escalando y el mexicano y ni se diga el Tamaulipeco ahora si condenan este hecho, cuando por años han sido los nuestros los que se han visto en la necesidad de tratar de buscar “el sueño americano”. Ahora estamos sintiendo una probadita de lo nuestros vecinos del norte han tenido que experimentar desde hace década, o como dijo un amigo recientemente “Ya lo tenemos en nuestro patio y ahora si no nos gusta”.
Solo para poner en contexto numérico el tema, México registró la llegada de 147,000 indocumentados entre enero y agosto, el triple del año pasado, mientras que las autoridades de EE.UU. detuvieron unos 212,000 migrantes solo en julio, la primera vez que se supera la barrera de los 20,000 en 21 años. Solo en esta semana pasada unos 13,000 haitianos llegaron a acampar bajo un puente fronterizo entre México y EE.UU. y muchos de ellos pasando por nuestro estado, dirigiéndose a las ciudades fronterizas o solo de paso para otros puntos fronterizos en otros estados de en nuestro país.
Este tema puede tener muchas aristas y muchas preguntas interesantes pueden surgir de ello, como por ejemplo:
Si se escapan de su país por no tener dinero, ¿cómo se organizaron tantas personas y con qué recursos llegaron hasta aquí? ¿A quién le conviene que esto esté sucediendo de esta manera? ¿Porque ahora si nos molesta el fenómeno hasta el punto de ya catalogarlo como crisis cuando por años lo apoyábamos? ¿Tendríamos que pensar en construir ahora nosotros nuestro propio muro que tanto le criticamos a Trump pero que ahora parece que por nuestras posturas tendríamos que tener uno?
Sin duda alguna un contexto político carga esta llamada “crisis” y por otro lado, no es que no supiéramos que en América latina existe abundante pobreza y corrupción en la mayoría de nuestros países, la migración para nada es nueva, solo está el ejemplo de “La Bestia”, cuantos años no hemos visto imágenes de este tren repleto de personas indocumentadas y que van en busca del engañoso sueño americano. El tema migratorio es profundo y ha tenido su impacto en muchas partes del mundo, tan es así que partidos políticos lo han tomado como bandera y hasta candidatos presidenciales han llegado a ganar al enarbolar posturas firmes contra la migración en sus respectivos países.
Entonces si ahora el denostar fuertemente a los migrantes no es mal visto, ¿tendríamos que usar el mismo tipo de adjetivos calificativos peyorativos hacía con nuestros millones de compatriotas migrantes? Este momento en nuestra actualidad debe de ponernos a reflexionar profundamente, ya que al nosotros ahora cambiar de parecer, enfrentamos una paradoja social inevitable.
Jorge Alonso Infante Alarcón
Carrera Licenciado en Relaciones Internacionales.
Maestría en Administración Pública en la U.A.M. Francisco Hernández García (U.A.T.)
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