No tienen abuela…
Su pelo es la viva imagen del respeto, su rostro refleja la huella imborrable de la experiencia, su corazón alberga más amor que ninguno, su presencia es el remanso de tranquilidad, al llegar la vejez son como niños, su alma está liberada de toda maldad.
Los abuelos que aún viven son el consejo lleno de sabiduría, el respaldo sincero, el reflejo del antes, el hoy y el después, los que se adelantaron en el camino son el recuerdo infinito de aquellos que dejaron el más valioso legado de amor, trabajo, valores y bondad.
Los pasos de ese ser lleno de ternura llamado abuelo, abuelita, ya son lentos porque no tienen prisa, ya han caminado lo suficiente para dejar huella imborrable, nadie puede alcanzarles, llevan la delantera, han recorrido muchas primaveras, veranos, otoños e inviernos.
Quizá sus brazos estén débiles pero antes fueron vigorosos, con la fuerza suficiente para llevar en ellos la grandeza de una familia que podía sujetarse para no caer ante las adversidades, su espalda está cansada porque llevó a cuestas, durante muchos años, sueños, esperanzas, luchas, derrotas, tristezas y alegrías.
En los hombros encogidos guardan las emociones de todos aquellos que lloraron en ellos, aunque sus manos hoy se sienten frágiles ayer tuvieron la fuerza suficiente para sostener su creación, enseñarle a caminar y levantarle cada vez que caía.
Hoy sus sentidos ya no son los mismos, su voz es baja porque saben modularla prudentemente y sus palabras llevan la tranquilidad del silencio, muchos escuchan poco porque no quieren escuchar el sonido de la maldad.
Su vista ha disminuido porque prefieren no ver los defectos de los que ama, su tacto es incierto porque no reconoce bordes extraños, solo detecta y acaricia las líneas conocidas, su mente ya olvida algunas cosas, pero nunca el amor a su familia.
En síntesis, ese ser al que se le llama cariñosamente abuelito o abuelita es la experiencia acumulada, no están decrépitos, reposan la gloria de batallas ganadas, son el remanso de paz de tormentas y vendavales vencidos.
Así son los venerables abuelos, cierto es que hay algunos que en su tiempo de juventud también se equivocaron, otros que nunca aprendieron a ser unos verdaderos padres y hoy sufren el rechazo y el olvido de sus hijos, pero no toca a la sangre de la sangre cuestionar, solo se les debe de brindar amor, comprensión y compañía.
Porque todos los hijos y nietos deben de entender que como se ven, los abuelos o abuelas se vieron, y como los vemos nos veremos.
Lo anterior viene a colación porque mañana 28 de Agosto es el día de los abuelitos y abuelitas, estoy segura de que muchos lo olvidaron ni una llamada a temprana hora les regaló pero seguramente en las redes sociales, para que no les digan que no tienen abuela, su amor les gritaron.
Más que gritar en las redes sociales amor por los abuelos es mejor darles atención, cariño, aunque sea a distancia por la contingencia sanitaria. Hoy más que nunca es necesario hacerles sentir útiles, amados y no olvidados.
Los abuelitos y abuelitas, resienten la soledad, pero saben que se tienen que guardar, estar en confinamiento para su salud conservar, pero no por eso se les debe olvidar, en todo momento se les debe valorar.
vida.diaria@hotmail.com.Twitter@VidaDiaria1,wwwvidadiaria.com.mx
Rosa Elena González
Es Licenciada en Relaciones Públicas. Ha colaborado con editoriales en El Mercurio.
Actualmente su columna Vida Diaria se publica en el Portal HOYTamaulipas y los periódicos La Verdad de Tamaulipas, Expreso, La Extra, La Voz de Tula, El Tiempo de Mante y Astronoticias, El Bravo de Matamoros y Canal 10
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