En el derecho constitucional se conocen dos expresiones que vale la pena recordar hoy: el derecho a la revolución que tienen los pueblos; y el derecho de la revolución. Lo recuerdo porque Andrés Manuel López Obrador, primero en tiempos de campaña, luego ya como Presidente, enarbola el concepto de “Cuarta Transformación”, mejor conocida como 4T. Así busca, pretende, que su gobierno sea encuadrado, hagan de cuenta, en una revolución social. Nadie, pues, le puede negar tal pretensión.

En esta coyuntura es como AMLO, la 4T, enarbola tres principios: no robar, traicionar y no engañar al pueblo. Así, establece que, para que haya un cambio, es preciso un cambio de la estructura jurídica, legal, en la cual se tiene que gobernar. A partir de esa postura, es como promociona cambios en el Estado de Derecho, precisamente, para ajustarlo a los nuevos propósitos del gobierno federal. Y, como en todo cambio, hay inercias y resistencias que se tienen que destruir. La cuestión es: ¿le alcanzara el tiempo? ¿Sera necesario ampliar su mandato o una reelección?

LEYES A MODO.

No puede sorprendernos que AMLO busque cambiar una y otra ley. No nos sorprende porque fue así como, en expresión de él, los gobiernos liberales fueron construyendo el andamiaje legal que protegiera, que cubriera, sus actos de corrupción. Lo hicieron todos los Presidentes: adecuar la ley a los nuevos propósitos de gobierno: uno nacionalizo la banca; otro creo empresas públicas, que luego, otro Presidente vendió, junto con la banca. Fuimos pasando del Estado policía al Estado interventor hasta llegar, digamos, al programador o al social.

Enrique Peña Nieto dio vida a los Acuerdos por México: logro que todos los partidos políticos aprobaran, digamos, el proyecto central de su gobierno, la reforma energética. Fue así como se dio mayor entrada a los capitales privados y extranjeros en cuestiones petroleras y eléctricas. Derogar, eliminar, estas decisiones neoliberales es el propósito de AMLO. Ya lo intento con la nueva ley eléctrica, pero los amparos están a la orden del día: lo acusan de atacar la libre competencia.

LEYES AMAÑADAS.

Los gobiernos priistas nunca tuvieron problemas para cambiar las leyes. Lo hacían según se fuera necesitando; para ello contaban con un poder legislativo afín, subordinado o sumiso, de tal suerte que incluso la gran parte de lo que aprobaban eran propuestas del Ejecutivo. Los legisladores, federales y locales, por eso se ganaron la etiqueta de ser “levantadedos”. Para cubrir la ausencia de la división de poderes, unos y otros, afirmaban que había coordinación entre los distintos poderes, pero siempre prevaleciendo el Ejecutivo.

Y cuando no había, digamos la mayoría aplastante, para aprobar los cambios se aplica el instrumento de la corrupción: bajo la consigna de que todo mundo tiene un precio, hagan de cuenta que lograron su propósito. Como evidencia están las indagaciones en torno a Emilio Lozoya sobre el mecanismo para aprobar la reforma energética: millones y millones a senadores, sobre todo a los panistas… que así se convirtieron en cómplices de un despojo al patrimonio de los mexicanos.

CONSTITUCION DE TAMAULIPAS.

En esta coyuntura es como Alejandro Rojas, que se asume como precandidato de MORENA a la gubernatura, entre sus propuestas para enamorar a los tamaulipecos, está proponiendo que se haga, se apruebe, una nueva Constitución. Explica que ya está trabajando en su proyecto, apoyado por un abogado constitucionalista de Reynosa, Jorge Segoviano. Una nueva Constitución que vaya acorde con los principios y las tareas que se asume la 4T para gobernar.

Alejandro Rojas, con esta actitud, hagan de cuenta que busca agarrar al toro por los cuernos. Y en caso de que se presente la propuesta, tendrá como punto a favor, de que MORENA aunque no dominara por completo al nuevo Congreso Local, si tiene los diputados necesarios para asumir la tarea histórica de darnos, a los tamaulipecos, una nueva Constitución Política.

Alejandro se promueve con propuestas concretas y necesarias para que aterrice la 4T en Tamaulipas.

Melitón Guevara Castillo

Licenciado en Administración Pública (UAT),  Doctor en Comunicación y Periodismo (Universidad de Santiago de Compostela).

Profesor Emérito de la UAT. Líder del Grupo de Investigación “Democracia y Comunicación Política” de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales (Victoria, Tam.,).

Representante en Tamaulipas de la Red Nacional de Investigadores de la Calidad de la Democracia.  

Escribe la columna política DESDE ESTA ESQUINA, desde 1984 en El Diario de Cd. Victoria y actualmente en Hoy Tamaulipas.