Voto agradecido o coaccionado
Terminaron las campañas políticas, estamos en la veda electoral, tiempo que se define como de reflexión ciudadana para tomar la decisión de como emitir el voto. Votar no solo es un derecho, es también una responsabilidad, por eso el llamado presidencial para no tener miedo y salir el próximo domingo a votar. Como dicen algunos, votar por quien se nos antoje, pero votar, para no dejar que otros decidan por uno.
En la práctica, muchos ciudadanos no ejercen su derecho a votar, se muestran como irresponsables. Por lo regular, vota únicamente en promedio la mitad; y cuando la elección es intermedia, como esta, la votación disminuye notablemente. Gana, pues, el abstencionismo y eso, en otros tiempos, siempre favorecía al partido en el poder, por su capacidad de movilización y de recursos el día de la elección.
VOTO DURO O POR INERCIA.
Difícil pensar que en esta época exista el voto duro o por inercia, tal y como sucedía en el siglo pasado, en la el época de dominio del PRI, como partido gobernante. Se le llamaba voto duro por inercia, porque elección tras elección, buena parte de la población, así lo hacía. Era, sin duda, por una simple razón: no había opciones políticas reales, al grado que en una que otra elección, todos los partidos llegaron a proponer al mismo candidato presidencial.
Hoy, por ejemplo, en el caso de Victoria tan solo para la Presidencia Municipal hay 11 candidatos. Ni modo de que alguien pueda alegar que no tiene opciones; hay, desde luego, las opciones de aquellos partidos que son fuertes, como sería el caso del PAN con Pilar Gómez; o por MORENA, que para esta elección, esta al tú por tú con el partido en el poder y que, además, según algunas encuestas, puede ganar. Hay, vaya pues, candidatos del PRI, del Movimiento Ciudadano, del Verde, del PRD, del PES y hasta 3 candidatos independientes.
VOTO IDEOLOGICO.
Estoy plenamente convencido. No hay voto ideológico. En teoría los partidos políticos enarbolan una declaración de principios; en la práctica, ellos mismos, los partidos políticos, se han encargado de destruirlos, puesto que van de uno a otro; pero, además, hay que ver, también las coaliciones que forman en cada elección. Imaginan, por ejemplo, a MORENA, que es un partido teóricamente de izquierda unido con el PES que promueve el no aborto.
Como imaginar, por ejemplo, que el PAN etiquetado como de derecha, unido al PRD que nació como un partido de izquierda; o con el PRI, teniendo como antecedente que el PAN nació para enfrentar al proyecto de nación que ofrecía el PRI original. Hay, entonces, un pragmatismo intenso en paridos y políticos. Pragmatismo, vaya pues, por la lucha del poder, por los privilegios de tipo personal que significa estar en el ejercicio del poder.
VOTO RAZONADO O POR LAS PERSONAS.
Para un voto razonado por las personas requiere de un conocimiento previo de las mismas. En el caso de Victoria, por decir, se tiene un conocimiento de Pilar Gómez; sin embargo, le pesan negativos que se originan por su parentesco político con el gobernador; en el caso de Eduardo Gattas, lo único que se sabe es que fue priista, ahora de MORENA, que ha participado en otras elecciones, no tiene experiencia en el arte de gobernar o de ejercer el poder. Alejandro Montoya se le conoce poco, es empresario, y le pesa la marca del partido que lo postula.
Los otros candidatos son, digamos, respetables y poco conocidos. Y los partidos que los postulan no tienen una marca consolidada, así que votar por ellos, es como si no se votara; puesto que, con todo y que representan a un partido, lo único que provocan es una dispersión del voto. Es el mismo caso de los candidatos independientes: sus intenciones son buenas, pero no tienen la mínima oportunidad de ganar.
AGRADECIDO O COACCIONADO.
Mucho se habla del voto que nace de la población que es clientela electoral, la que se beneficia de los programas de bienestar social, como las despensas, las becas, las pensiones gubernamentales. Si este es el caso, sería un voto agradecido. Hay otro, por lo que se cuenta, que es coaccionado: cuando se obliga al empleado a votar por un candidato, cierto o no, es algo que se indica siempre sobre los empleados estatales, los burócratas.
En fin, al final, gana el candidato que tiene más votos.
Melitón Guevara Castillo
Licenciado en Administración Pública (UAT), Doctor en Comunicación y Periodismo (Universidad de Santiago de Compostela).
Profesor Emérito de la UAT. Líder del Grupo de Investigación “Democracia y Comunicación Política” de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales (Victoria, Tam.,).
Representante en Tamaulipas de la Red Nacional de Investigadores de la Calidad de la Democracia.
Escribe la columna política DESDE ESTA ESQUINA, desde 1984 en El Diario de Cd. Victoria y actualmente en Hoy Tamaulipas.
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