Volar sí es de todos
LO CLARO. Somos muchos, quienes tenemos la oportunidad de opinar en espacios que contribuyen a generar criterios, que sostenemos la tesis respecto a la educación profesional formativa.
En este especifico caso, nos referimos a que todo profesionista de cualquier carrera elegida (licenciatura o ingeniería) debiera contar en su rama de estudios con la inducción administrativa; en miras de lograrse a sí mismo como un egresado emprendedor y preparado en términos de sus finanzas personales.
Pero hemos avanzado y la preparación acaso debería ser también inclusiva o complementaria.
Es decir, la academia dispone de las herramientas para proponer a los futuros profesionales ‘al mando’ la forma científica en que no solo debe ser productivo y competitivo, también debe considerar el ser empático con su entorno a modo de observar siempre el manejo de los recursos naturales y renovables.
La Universidad Autónoma de Tamaulipas ofrece a quienes egresan con perfiles afines al cuidado del medio ambiente, posgrados que generarán cuadros especializados para responder a los retos que enfrenta el planeta, de cara a la cada vez más emproblemada crisis ecológica que dejamos a quienes nos suceden en la cadena de la vida.
LO MUY OSCURO. Es un tema serio, que han tomado con ligereza y que recae quizá la responsabilidad compartida tanto en las autoridades que gobiernan, como las empresas implicadas.
No. No tendría nada que ver la cancelación de un aeropuerto para la construcción de otro, ni mucho menos el cerro que aseguran ‘estorba’ y hace (según) demérito de la aviación mexicana.
Pero el tema de la degradación en la calificación de seguridad aérea mexicana por parte de la Administración Federal de Aviación de EE.UU. trae aparejados problemas que pretenden minimizar y las miradas del mundo, no piensan igual.
Por partes.
La agencia estadounidense que califica los estándares de seguridad, específicamente vigila que se cumplan los puntos: legislación primaria, regulaciones de operación, funciones de la supervisión de la seguridad, calificación y entrenamiento del personal, información crítica sobre seguridad, otorgamiento de licencias y aprobación de obligaciones, vigilancia y resolución de problemas referentes a la seguridad.
Cumplir con cada una de estas inviolables mantras, le autorizan a los aviones mexicanos volar libremente desde y hacia los destinos de EE.UU. donde sabemos bien, la seguridad es máxima prioridad.
¡Pues no lo hicimos! No es la primera vez que nuestro país es degradado a ‘nivel de seguridad 2’ que significa “pueden volar solo a los destinos pactados; a nuevos…no”. Y enmendamos la plana en 2010.
El mandatario nacional dice que no es problema, que los vuelos domésticos siguen incrementándose y que con esa economía seguiremos creciendo.
La opinión innecesaria e intrascendente de esta columneja, es… ¡NO!
Podemos ser tan nacionalistas, libertarios, independientes, democráticos, resolutos e incorruptibles como deseemos. Ese es el tema político que puede ser siempre encauzado con los ideales que gusten.
Pero la débil economía de este país se encuentra principalmente enlazada a los recursos que llegan de fuera (78.2% del PIB).
Las importaciones con el vecino país le representan en el tráfico aéreo a México una oportunidad de 500 mil millones de dólares anuales y con la vista puesta en otros países como Canadá, sube la friolera en 700 mil m.d.d. más.
El 8.7% del PIB nacional es el turismo, 734 mil millones de pesos. Diga usted si un turista de Paris, desearía venir caminando desde su lugar de origen para agarrar el tren maya, viendo que la seguridad aérea de México no cumple con los estándares mínimos que pide la autoridad en la materia.
La observación para determinar que bajamos de categoría es clara. México no cuenta con la legislación ni requisitos para supervisar a las compañías aéreas del país de acuerdo a las normas internacionales mínimas de seguridad.
Casi dos mil vuelos diarios se realizan en nuestro país, con 1 mil cien por parte del aeropuerto de la CDMX y 400 el de Cancún. Y su principal destino, sí; USA.
A pesar de que el 70% de mexicanos no conocen un avión por dentro, la economía anclada a este sector de transporte le significa además de ser un importante destino mundial, la certidumbre de atracción de inversión extranjera.
Dinero de alguien más, que no es mexicano que se pone a trabajar en favor de generar crecimiento en territorio nacional. Así de importante es darle solución y no minimizar criterios.
¿Efectos colaterales? Las empresas aeroportuarias cayeron ya en su apreciación monetaria bursátil 4%. Seguirán las cadenas hoteleras y quienes dependen del turismo. No solo los pasajeros pierden…
COLOFÓN. También aplica para el que se sacó el cachito con el avión rifado…
alejandrodeanda@hotmail.com
@deandaalejandro
HECTOR ALEJANDRO DE ANDA CORTEZ
Colabora en medios impresos y en portales informativos electrónicos. La Columna Claroscuro se publica desde 2007
La columna Claroscuro se publica desde el 2007 en los mismos medios, trisemanal.
Especialmente tocamos temas económicos y de política en general.
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