Pedro Infante es “una gente de excepcional buena suerte”, escribió el propio ídolo de México
Guadalajara, Jalisco. - Hace 64 años que un fatal accidente aéreo le arrebató la vida a Pedro Infante Cruz, un mexicano con “excepcional buena suerte”, como él mismo lo describió en un escrito que publicó la Revista Siempre, en 1955, un escrito donde la sencillez y humildad que posicionaron a Pedro como el auténtico y único ídolo de México.
Escribió Infante Cruz, dos años antes de su fatídica muerte
“Soy, insistiré siempre en esto, una gente de excepcional buena suerte, pero que no poseo ninguna cualidad relevante que justifique el aplauso de un público en exceso amable, como el que me aplaude y me alienta. Soy alguien que un día se tropezó con la popularidad sin apenas darse cuenta y siendo el primer sorprendido”
“Quiero escribir como entiendo esas cosas con el ánimo de que sus autores me den la razón o me expliquen, en todo caso, lo que verdaderamente quieren decir. Esto terminará mis dudas sobre su significado y me ayudará a conocerme mejor”
Apuntaba Pedro Infante en su colaboración.
“Me doy cuenta de que mis actuaciones en el cine son casi siempre, por razones de argumento y de identificación con el personaje, un tanto ligeras y muy poco dignas de ser estimadas críticamente como expresiones de arte”.
Desde muy joven y de la mano de su padre don Delfino Infante García, ingresó al ambiente artístico e incluso creó su propia orquesta, a los 16 años, la llamó La Rabia, que junto con su padre realizaban algunas presentaciones en fiestas o eventos particulares y bailes populares de la región, desde entonces aprendió a tocar la guitarra, el violín y la batería, entre otros instrumentos musicales.
Pedro Infante, no era un hombre conformista y en cuanto pudo incursionar en la actuación lo hizo, aprovechó cualquier oportunidad que se le presentaba y su primera aparición en el cine fue en el filme “Un burro tres baturros”, estrenada el 26 de octubre de 1939 y depuse vinieron todos los éxitos fílmicos que logró en la pantalla grande de la mano del director Ismael Rodríguez.
En su escrito para la Revista Siempre, aseguró que los personajes que le tocó realizar eran
“gente muy peculiar, de múltiples y superficiales que solemnes, son mitad “locos” y mitad serios, se entristecen con facilidad y de igual modo se alegran; lloran y ríen, se duelen y cantan, todo en una sucesión relampagueante”.
Escribió el actor que marcó la época del Cine de Oro en México
“Su naturaleza, un poco en recuerdo de cómo somos cuando chamacos, de simpática y popular. Esto pudiera determinar en el balance de los críticos sea de una película lo único que se mantenga a flote. Entonces de Pedro Infante que no tuvo una actuación siquiera pasable- y esto se aplica a todas mis películas- queda solamente la imagen del personaje “amuchachado” que le tocó interpretar”
se describió el propio Infante dejando a flote esa sencillez que lo caracterizó
“Se dice que mi voz tiene ademanes. Esto es más fácil de entender y explicar: el género de mis canciones exige movimiento de manos y gestos, muy característicos y es sabido que cuando se canta en esa forma la canción adquiere otro ritmo del melódico y lo descubre en la grabación”
Más adelante reconoce que la crítica cinematográfica y la especializada en radio
“ha sido demasiado bondadosa conmigo”, porque, apuntó, un “mediocre actor como soy tampoco puedo ufanarme de ser mejor como cantante. Si la suerte tuvo para mí concesiones especiales son los que escuchan mis canciones y los que ven mis películas los que realmente están pagándolo”.
En su escrito, expresó su enojo cuando lo comparaban con Jorge Negrete, y mostrando la admiración que sentía por “El Charro Cantor” aseguró que Negrete cantó como seguramente nadie más volverá a cantar la canción mexicana. “O por lo menos mucho tiempo habrá de transcurrir para que surja otro como él”.
explicó:
“Creo sin vanidad, que mi forma de cantar gusta al público. Pero de la forma a la voz, del sentimiento que pueda dársele a una canción, a la escuela con que se vocalice, de los gritos simples a la modulación educada, del esfuerzo a la naturalidad, hay diferencias perceptibles”
Para finalizar su escrito, hace una autocrítica y aseguró que ha procurado siempre no exagerar su vida y su conducta
“fui y sigo siendo gente de formación humilde, pero entiendo que cuando el destino les brinda a gentes como yo la oportunidad de alcanzar las cosas que se soñaron desde chicos, resulta muy difícil no desbocarse. Bien dicen que el que nunca ha tenido y tiene, quehacer le viene”.
Puntualizó el ídolo de México:
“A veces la mala suerte me ha jugado peores pasadas, haciéndome aparecer como devorador de publicidades y actualidad. Nadie lo ha lamentado como yo. Como no tengo habilidad para cometer tonterías y hacerlas aparecer como virtudes sociales, no es raro que constantemente me vea envuelto en líos. Por eso; a riesgo de aparecer chocante, prefiero no frecuentar muchos círculos ni muchos amigos”
Finalizó:
“Con lo que todo eso de “muchacho malcriado” y lo demás, son simples ficciones pertenecientes al Pedro Infante de las películas y de los discos. Porque el otro, el verdadero, ni tiene complicaciones ni importancia”
Para que HOYTamaulipas siga ofreciendo información gratuita, te necesitamos. Te elegimos a TI. Contribuye con nosotros. DA CLIC AQUÍ