Gobernar: Adquirir y conservar el poder
Quienes son políticos, por naturaleza propia, luchan por obtener el poder, conservarlo, acrecentarlo y no perderlo. Hay, sin embargo, un proceso formal, digamos legal, que no pueden soslayar. Una etapa para adquirir el poder, sea mediante una elección o porque se alcanza un puesto político-administrativo de relevancia. En esa lógica formal hay un periodo perentorio: 3 o 6 años, según sea el caso y a partir de ahí la capacidad para seguir vinculado al presupuesto público.
Se busca el poder por muchas razones. Hay dos extremas: una por pasión, por tener la capacidad de ejercerlo, lograr propósitos y deseos; la otra, la que tiene relación con la capacidad de servirse del poder; los privilegios, las ventajas, las prebendas… la oportunidad de atesorar riquezas, tener comodidades y resolver, así, el problema económico de por vida.
EL PODER Y EL POLITICO MEXICANO.
Una revisión de la historia nos lleva, invariablemente, a una conclusión: los políticos mexicanos buscan el poder por la segunda causa. Obvio, en el discurso, el propósito es otro: servir al pueblo, resolverle sus grandes problemas. Sin embargo, sexenio tras sexenio (o trienio) lo que hemos visto son nuevos y más ricos a expensas del presupuesto público; corrupción y más corrupción por aquí y por allá. Por eso, por lo regular, un gobernador o un presidente de la república, siempre buscan cuidarse las espaldas.
En el caso concreto de un gobernador lo que busca, invariablemente, es conservar la mayoría de los miembros del Congreso Local; porque serán los que, a la postre, harán la revisión de sus cuentas. Por eso, para el 6 de junio, la batalla por el Congreso se antoja de pronóstico: el PAN para cuidar la espalda del gobernante; MORENA, para darle la estocada. Francisco Javier García Cabeza de Vaca, en esta coyuntura, tiene que mostrar más que coraje, estrategia e inteligencia emocional, una mala decisión hace peligrar su carrera política.
AJEDREZ POLITICO.
Cuando el poder se ejercía a través de su solo partido, todo dependía de una voluntad: la presidencial. Ahora con un pluripartidismo, el escenario se complica porque hay más variantes y se utilizan instrumentos más incisivos. Francisco Javier García Cabeza de Vaca para conservar el poder solo cuenta con dos instrumentos: su capacidad de operación política y la capacidad de su cuerpo de abogados, si estos funcionan, puede salir bien librado de lo que él afirma que es, una embestida del gobierno federal en su contra.
Lucha el gobernador, a su vez, contra un enemigo que tiene armas poderosas: por un lado, la popularidad de AMLO que, cuanto dice, buena parte de la población la cree; otras dos armas son la Unidad de Inteligencia Financiera y la Fiscalía General de la Nación. Estas herramientas han sido usadas para golpear y destruir enemigos de la 4T o, en otras circunstancias, solo para neutralizarlos y lograr los propósitos políticos y de poder que se persiguen. Hagan de cuenta que es un ajedrez, donde AMLO lleva las piezas blancas y tiene más capacidad de hacer daño y doblegar al enemigo.
EL AMOR Y EL TEMOR EN LA POLITICA.
¿Quién es más maquiavélico? ¿Andrés Manuel López Obrador o Francisco Javier García Cabeza de Vaca? Estoy convencido de que lo es AMLO. Mi convicción nace que hace valer la máxima maquiavélica de que el pueblo lo ame y sus enemigos le tengan miedo. Dice AMLO que primero los pobres y para ellos ha instrumentado un conjunto de programas de bienestar social; y a sus enemigos, los neoliberales, los critica, los hace pedazos en las mañaneras y tanto la UIF y la FGN, si es necesario, aprietan las tuercas.
En cambio, Francisco Javier García Cabeza de Vaca ha logrado, eso sí, que sus enemigos le tengan miedo, a buena parte de ellos los ha acorralado vía la Fiscalía General del Estado; unos están detenidos, otros andan huyendo. Su forma de gobernar, en la práctica, ha dado armas políticas a la 4T, que busca despojarlo del poder político que detenta.
CONSERVAR EL PODER.
Nicolás Maquiavelo, pese al tiempo transcurrido, sigue teniendo vigencia en algunas de sus premisas. Por ejemplo, afirma que se pierde el poder político, por la incapacidad para aniquilar a los enemigos políticos, por no lograr el amor del pueblo, pero también porque no debe pelearse con alguien más fuerte, que te puede aplastar.
Melitón Guevara Castillo
Licenciado en Administración Pública (UAT), Doctor en Comunicación y Periodismo (Universidad de Santiago de Compostela).
Profesor Emérito de la UAT. Líder del Grupo de Investigación “Democracia y Comunicación Política” de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales (Victoria, Tam.,).
Representante en Tamaulipas de la Red Nacional de Investigadores de la Calidad de la Democracia.
Escribe la columna política DESDE ESTA ESQUINA, desde 1984 en El Diario de Cd. Victoria y actualmente en Hoy Tamaulipas.
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